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Los beneficios para nuestras salud del aceite de oliva se deben a su gran cantidad de ácido oléico, el cual corresponde a un 75% aproximadamente del total de ácido graso.
Es muy útil en los pacientes con dispepsia, ulceras gástricas y duodenales por ejercer un efecto de inhibición parcial de la secreción gástrica.
Se ha reportado una menor prevalencia de colelitiasis en los países donde hay un mayor consumo del aceite de oliva. Esto se debe a que el ácido oléico ejerce una acción colagoga o de contracción de la vesícula biliar.
A diferencia de los aceites de semillas, el aceite de oliva mantiene y/o puede aumentar los niveles de colesterol bueno o HDL-colesterol (efecto antiaterogénico).
Promueve la vasodilatación, la antiagragacion plaquetaria, favorece la fibrinolisis.
Posee antioxidantes como el tirosol y vitamina E.
Por su contenido de ácidos grasos esenciales y vitamina A es un excelente emoliente para la piel.
Mejora la mineralización ósea.
Disminuye los niveles de glucosa al prolongar el vaciamiento gástrico.
El aceite de oliva virgen mejora el perfil lipídico de los pacientes con Diabetes, en especial aquellos con triglicéridos altos.
Es el único aceite que se puede recomendar para freír los alimentos, esto es porque el aceite de oliva no contiene ácidos grasos saturados, principalmente contiene ácido oleico el cual es un ácido graso monoinsaturado. También presenta pequeñas cantidades de ácidos grasos poliinsaturado. Debido a su composición, el aceite de oliva tiene un punto de humo apropiado para realizar frituras (190-204ºC), a diferencia de los aceites de semillas como el de girasol y soja, ambos ricos en ácido linoleico (ácido graso poliinsaturado) que tienen un punto de humo más bajo y por esto no se deben utilizar para freír los alimentos solo se deben usarlos para condimentarlos.
Fuente: http://www.saludyalgomas.com
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