LAURA CATENA "El oro de los viñedos no está a la vista, hay que buscarlo y no es simple"


La empresaria bodeguera es una figura clave en el posicionamiento del grupo familiar a nivel internacional; su estrategia a largo plazoJosé del Rio para Diario LA NACION

"Salud." Así resume Laura Catena su mejor brindis. No se trata de una frase hecha, sino de la combinación justa entre su presente y futuro. Estudió biología en Harvard, medicina en Stanford y es directora de la bodega familiar para la que creó el Catena Institute of Wine, un centro de investigación con foco en los terruños. Vive entre San Francisco, Estados Unidos, adonde se desempeña como médica de emergencias; Mendoza y Buenos Aires, adonde aterriza al menos tres veces por año para gestionar el grupo familiar, pero sigue el minuto a minuto de la empresa vía Skype.

Si bien no tenía la intención inicial de trabajar en la compañía, cuando Nicolás Catena, su padre, era profesor de Berkeley ella decidió radicarse allá. "Pero un día, cuando nos invitaron en los 90 a ser la primera bodega del país que presentaba el primer vino argentino en la New York Wine Experience, de la revista Wine Spectator, su padre la llamó y no lo dudó. "Tenía veintitantos años. Es una feria donde tenés un stand y se generaban colas detrás de los châteaux franceses y las grandes bodegas californianas, y veían «Bodega Catena de la Argentina» y pasaban de largo", recuerda.

-¿Esa indiferencia del público la indignó?
-Por supuesto. Sabía que teníamos vinos buenísimos en la Argentina, pero no los conocían. Entonces llamé a mi papá y le dije: "Sabés que te dije que no iba a trabajar con vos, pero cambié de opinión. Quiero empezar". Me di cuenta de que lo importante era hacer vinos argentinos que puedan competir con los principales del mundo.

-¿Cómo se tomó su padre esta decisión?
-Cuando empecé en los 90, lo primero que hice fue fundar el Catena Institute of Wine, que tenía por objetivo saber dónde hacer estos grandes vinos. Pero en ese entonces, en la Argentina, había mucha influencia australiana, no tanto francesa, y se creía que la forma de conseguir un gran vino era homogeneizar.

-¿Usted piensa lo contrario?
-Sí, que se cosecharan las uvitas al mismo momento no es la clave. Incluso tuve un viticultor en nuestro viñedo Adrianna que nos decía que si pudiera agarrar una topadora, removería toda la tierra y lo replantaría de vuelta. Imaginate si le hubiéramos hecho caso [N. de la R.: ese viñedo es ahora famoso por obtener la máxima puntuación de James Suckling, un gurú de la crítica internacional].

-Otra de las apuestas fue su alianza con el Grupo Château Lafite Rothschild...
-Sí, de hecho vinieron al país, probaron nuestro malbec, pero sobre todo nuestro cabernet. Ellos vienen acá y nosotros vamos allá. Y lo más importante era el entendimiento sobre el suelo y la parcela, lo que es el terroir. Y entonces, al volver a la Argentina, entendí que había miles de microterruños con diferentes suelos y tenían diferentes sabores. Ahí desarrollé esta teoría que me llevó a decir que en ciertos viñedos hay oro. Y ese oro no está a la vista, hay que buscarlo, hay que estudiarlo. Y en los últimos 20 años me he dedicado a encontrarlo en nuestro viñedo Adrianna y en otros viñedos de la familia. Y no es tan simple.

-¿Cuánto ayudan los estudios de biología?
-Me ayudó muchísimo. Nosotros practicamos el método socrático: es el primer método científico, que implica hacerse una pregunta y cómo contrarrestarla, cómo contradecirla, hasta llegar a una decisión final. Todo lo que hacemos, lo hacemos haciéndonos preguntas. Y siempre digo que a la gente que más amo es a la que más me contradice.

-En Estados Unidos, sin embargo, es médica de emergencias.
-Cuando empecé a trabajar en la bodega, lo primero que pensamos con mi padre es que yo debía quedarme a vivir en los Estados Unidos, si es que queríamos entender qué era lo mejor del mundo. Y vivo en San Francisco, California, entre Napa Valley y Silicon Valley, dos ejes...

-La cuna del viñedo y la cuna de la tecnología.
-Y además, mi importador está en Nueva York, donde entran las principales tendencias europeas y del resto del mundo. Pero la parte médica es una vocación y en lo que aprendo constantemente. Creo que hoy debemos ser personas renacentistas. Estar en un hospital académico, estar en una universidad que está en lo último en la investigación en biología y en medicina me ayuda a entender el vino. Y hoy el terroir, que es lo que da el "gustito" al vino...

-¿Están investigando la tierra?
-El estudio que estamos haciendo hoy es el más complejo en el mundo.

-También significa una transformación: durante mucho tiempo se habló del enólogo como la estrella.
-Sí. Y se llegó a los flying wine makers, que se pasaban la vida por el mundo homogeneizando el vino, lo que es contrario totalmente a nuestro mundo: lo que queremos es lo autóctono, la parcela.

-¿Qué distingue a una mujer líder de alguien que no lo es?
-No creo que haya una característica específica. En su libro Lean in, Sheryl Sandberg, la CEO de Facebook, dice que lo que distingue a las mujeres que consiguen ser líderes es que han tenido grandes mentores, sin importar si son hombres o mujeres. Las mujeres, a veces, no se dan cuenta de lo grandiosas que son. Y también creo que debemos mentorear a hombres. Estoy convencida de que justamente en ese ir y venir surgen los mejores resultados.

-¿Cómo se imagina a futuro? ¿Trabajando como médica, bióloga, en la bodega?
-Proyecto volver a la Argentina un poco más full time. Tengo un marido norteamericano que le encanta la idea de vivir en la Argentina. Mis tres hijos hablan castellano a la perfección, así que espero poder volver.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1927704-laura-catena-el-oro-de-los-vinedos-no-esta-a-la-vista-hay-que-buscarlo-y-no-es-simple

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