Como Apreciar Un Vino
La copa
El puntapié inicial para apreciar ese vino que estás por descorchar es la elección de la copa. Los aromas suelen ser volátiles y si la copa tiende a ser más cerrada en su borde superior, con forma de tulipán, vas a poder apreciarlo mejor. Por supuesto que para no traspasar el calor de la mano al líquido, la copa debe tener un tallo con pié de donde agarrarla.
Hoy día y debido a estudios que se realizan, cada cepaje suele tener la copa de diseño que me mejor le sienta para poder ser apreciado en todo su esplendor. Así es como encontramos copas planeadas para resaltar el volumen de un vino… Ancha y de boca grande como la del Pinot Noir, o la del vino blanco Sauvignon Blanc, que tiende a ser alargada y algo delgada, atenuando la acidez y resaltando las notas cítricas.
Riedel, la marca más afamada del mundo en el diseño de copas para apreciar el vino, tiene, por ejemplo, un modelo llamado “Vinum”, concebida para degustar Cabernet Sauvignon, ue resulta a su vez perfecta para tintos de cuerpo con mayor graduación de 12 grados de alcohol.
En Vinos corpulentos con fuertes taninos, el diseño estudiado de la copa suaviza las asperezas, exalta la fruta y resalta el bouquet, su formato dirige el flujo del vino al tramo de la lengua que se sabe percibe la dulzura enfatizando las propiedades del cepaje.
Así, buscando podremos hallar la copa ideal que resalte las bondades organolépticas de cada cepaje, la más común utilizada en concursos de cata se llama Mosella, por su región de origen.
La copa para poder apreciar un vino debe de servirse apenas un poco menos de su parte más ancha, eso es lo que se conoce como el ecuador de la copa.
Nariz
Primero, debemos acercar la nariz y, sin agitar su contenido, dar una o dos esnifadas profundas, es ahí como en primera instancia tendremos una primera sensación que levemente nos traerá el recuerdo del aroma de una flor, frutas, especias o madera quizás.
Posteriormente y con cuidado, el hecho de hacer girar en vino en la copa permite que las moléculas, al golpear contra el cristal, se abran o parecieran estallar y así, repitiendo la acción de acercar a la profundidad de la copa la nariz e inhalar hondamente, percibiremos más fehacientemente sensaciones que nos remeden a una planta, flor, cuero o incluso lo que se conoce como aromas defectuosos.
Boca
Luego de este paso previo llegó el momento más anhelado, que es el de beber el vino. Debe tomarse un sorbo amistoso y aspirando ligeramente junto con el vino un poco de aire. Esto permitirá que en el paladar se aprecien lo que conocemos como “aromas en boca” o “sensación en boca”. Ahí si vas a poder percibir una entrada dulce o no, la acidez que confiere frescura o las sensaciones más difíciles conocidas como astringencia, volumen, sedosidad o temperatura, entre tantas otras. Finalmente, el vino debe tragarse para completar la fase degustativa.
Solo debería ser desechado o escupido en un vertedero en caso de que las muestras a degustar sean muchas, aunque esto personalmente lo considero relativo.
Mucho hay para seguir hablando sobre la apreciación de los vinos, pero para no abrumar, si les parecen continuamos en otra entrega, ¿no?
¡Salud!
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