¿Añejo? No sólo el vino tinto
Los vinos blancos guardados de forma adecuada obtienen notas amieladas. Muchos de estos blancos provienen de climas más fríos, como la región alemana del Mosela (donde se cultivan principalmente uvas Riesling) y el Valle del Loira en Francia.

Aunque no sea un experto en materia de vinos, seguramente sabe que despreciar un tinto añejo le hace quedar como un tonto, o incluso como The Jerk, película protagonizada por Steve Martin en la que su personaje rechaza una botella de Château Latour cosecha 1966: “¡Démonos gusto! Traiga vino fresco, ¡el más fresco que tenga! De este año, no viejo”.
Sin embargo, los consumidores de vino blanco hacen exactamente lo mismo. Y ellos se lo pierden, dice Matthew Kaner, copropietario del Augustine Wine Bar en Los Ángeles, que se especializa en vinos de crianza. “El vino blanco puede envejecer sorprendentemente bien”, dice.
Muchos de estos blancos provienen de climas más fríos, como la región alemana del Mosela (donde se cultivan principalmente uvas Riesling) y el Valle del Loira en Francia. Las uvas en las regiones más frías no maduran tan rápidamente, creando una acidez que, aunada a cierta dulzura, funcionará como conservante. Los blancos de regiones más cálidas, como la Rioja española o el Ródano sur, también pueden envejecer bien gracias a que tienen una estructura más tánica como los tintos. Los vinos dulces clásicos como el Sauternes y el Tokaji tienen, igualmente, una concentración de azúcares que les permite envejecer bien.
John McIlwain, de Chambers Street Wines en Manhattan, también es un entusiasta de los blancos longevos. Contrariamente a la creencia popular, dice que las iniciales notas frutales de un vino blanco pueden desvanecerse un poco, pero también se vuelven más amieladas. Incluso la forma en que el vino se siente en la boca adquiere “una hermosa textura bruñida, mientras que el ácido lo energiza sin darle un sabor acre”.
Los vinos blancos pueden ser más delicados durante el envejecimiento que los tintos, así que asegúrese de que hayan sido almacenados adecuadamente. La manera más segura es comprar directamente de la bodega: algunas de ellas, como la Kalin, del condado californiano de Marin, y la López de Heredia en España, suelen conservar algunas cosechas y las liberan después. Y aunque puede parecer que un blanco de más edad no sacia la sed, compensa de sobra con un amplio abanico de aromas a miel, especias y frutos secos, y una textura más densa y refinada.
Fuente: http://www.elfinanciero.com.mx/after-office/anejo-no-solo-el-vino-tinto.html
Aunque no sea un experto en materia de vinos, seguramente sabe que despreciar un tinto añejo le hace quedar como un tonto, o incluso como The Jerk, película protagonizada por Steve Martin en la que su personaje rechaza una botella de Château Latour cosecha 1966: “¡Démonos gusto! Traiga vino fresco, ¡el más fresco que tenga! De este año, no viejo”.
Sin embargo, los consumidores de vino blanco hacen exactamente lo mismo. Y ellos se lo pierden, dice Matthew Kaner, copropietario del Augustine Wine Bar en Los Ángeles, que se especializa en vinos de crianza. “El vino blanco puede envejecer sorprendentemente bien”, dice.
Muchos de estos blancos provienen de climas más fríos, como la región alemana del Mosela (donde se cultivan principalmente uvas Riesling) y el Valle del Loira en Francia. Las uvas en las regiones más frías no maduran tan rápidamente, creando una acidez que, aunada a cierta dulzura, funcionará como conservante. Los blancos de regiones más cálidas, como la Rioja española o el Ródano sur, también pueden envejecer bien gracias a que tienen una estructura más tánica como los tintos. Los vinos dulces clásicos como el Sauternes y el Tokaji tienen, igualmente, una concentración de azúcares que les permite envejecer bien.
John McIlwain, de Chambers Street Wines en Manhattan, también es un entusiasta de los blancos longevos. Contrariamente a la creencia popular, dice que las iniciales notas frutales de un vino blanco pueden desvanecerse un poco, pero también se vuelven más amieladas. Incluso la forma en que el vino se siente en la boca adquiere “una hermosa textura bruñida, mientras que el ácido lo energiza sin darle un sabor acre”.
Los vinos blancos pueden ser más delicados durante el envejecimiento que los tintos, así que asegúrese de que hayan sido almacenados adecuadamente. La manera más segura es comprar directamente de la bodega: algunas de ellas, como la Kalin, del condado californiano de Marin, y la López de Heredia en España, suelen conservar algunas cosechas y las liberan después. Y aunque puede parecer que un blanco de más edad no sacia la sed, compensa de sobra con un amplio abanico de aromas a miel, especias y frutos secos, y una textura más densa y refinada.
Fuente: http://www.elfinanciero.com.mx/after-office/anejo-no-solo-el-vino-tinto.html
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