Eva Merloní - Experta en Medio Ambiente Lic. en Biología "El cambio climático supondrá la reducción del 80% de la producción de vino en 2050"
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Entrar Socios Eva Merloní: "El cambio climático supondrá la
reducción del 80% de la producción de vino en 2050" Martes 03 de
Noviembre de 2015 Leído › 885 Veces 99 32 2 La bióloga
italiana apuesta por la conversión a producción biológica como
estrategia de adaptación al cambio climático ya que incrementa la
capacidad de resistencia La experta italiana mantiene que en Europa se
produce vino desde hace siglos y los viticultores tienen toda la
sensibilidad y capacidad para adaptar sus producciones a los nuevos
desafíos
A pesar de su juventud ya es una
experimentada voz en cuestiones ambientales y desarrollo sostenible.
Licenciada en Biología y con una especialización en ecología aplicada,
investiga las estrategias de adaptación a la empresa vitivinícola a los
efectos del cambio climático, una temática que puso sobre la mesa en su
participación en el Encuentro Internacional del Vino de Benlloch, que se
celebró este fin de semana pasado en la localidad de la Plana Alta
(Castellón). El objetivo, que los viticultores tomen nota de un
escenario al que tendrán que adaptarse sus sistemas de producción para
vencer a los posibles fenómenos climatológicos.
¿Afecta el cambio climático al sector vitivinícola?
Efectivamente. El sector vitivinícola es uno de los más afectados por el cambio climático ya que su producción está fuertemente conectada con las características del territorio y tanto la cantidad como la calidad del vino producido por la vid (Vitis vinifera L.) depende en gran parte de las condiciones atmosféricas que se manifiestan en la temporada de crecimiento. De hecho, la vid es extremadamente sensible a los cambios climáticos, ya que su vida productiva incluye un periodo de alrededor de 25 años y, durante este tiempo, la meteorología puede fluctuar significativamente. De todas formas, la variable climática que más afecta a una bodega es la temperatura, cuyo aumento podría llevar a una reducción de la calidad de vino producido.
¿Qué impacto tendrá en el futuro del sector?
La estrecha relación entre el cambio climático y la producción de vino es ampliamente reconocida en la literatura científica y algunos estudios sugieren una pérdida (en un escenario bien pesimista que no incluye ningún tipo de adaptación de los viticultores) de más del 81% de la superficie vinícola para el vino de calidad en California y 85% en el Mediterráneo dentro del año 2050, debido al aumento de temperatura y de la reducción de la disponibilidad de agua. Al mismo tiempo, zonas poco adecuadas como Inglaterra podrían llegar a ser aptas para el cultivo de uvas.
Por supuesto, la capacidad de las empresas de adaptarse, a través de técnicas o estrategias específicas e innovadoras, representa la clave para mantener el sector vitivinícola productivo. Sin embargo, con toda probabilidad, el desafío más difícil será ver como los viticultores responden "culturalmente" a los cambios de la "identidad" de un determinado territorio.
¿A qué aspectos condicionará más, a la producción, a la graduación de los vinos…?
El cambio climático puede actuar sobre diferentes aspectos tanto de la vid como del vino: la fenología y la calidad, la productividad, la graduación alcohólica, las plagas, el terroir, es decir, el contexto local adecuado para la producción de vino, y los precios. Por ejemplo, un aumento en la temperatura media de 2 grados podría suponer un desplazamiento de una región vinícola a una zona climática mayor, manifestando un crecimiento vegetativo más rápido y la tendencia a desarrollar perfiles aromáticos desequilibrados.
Si es a la producción, ¿en cuánto se estima que afecte?
Varios investigadores estiman una disminución de un tercio de la producción en las principales regiones vinícolas del mundo, como Burdeos y la región del Ródano en Francia así como en la Toscana y el Valle de Napa de California y en Chile, reducción que debería producirse en 2050. En un estudio Kliewer (1977) examina diversas variedades (por ejemplo, Pinot Noir y Cabernet Sauvignon) y compara su comportamiento a diferentes temperaturas, como por ejemplo 25/200C, 30/250C, 35/300C y 40/350C, encontrando que el calentamiento por encima de una temperatura óptima reduce drásticamente los rendimientos de cultivos.
¿Y a la graduación?
En un ambiente más "caliente" de lo "ideal" en una determinada área, las fases fenológicas de la vid se anticiparán y, en particular, presentará una acumulación de azúcar mucho más rápida e intensa. Por otra parte, en la espera de la aparición de los aromas "típicos", las altas temperaturas (incluso por la noche) llevaran a una fuerte pérdida de acidez que, en los límites de lo posible, va a requerir operaciones enológicas correctivas. El progresivo aumento del grado alcohólico del vino en las diferentes zonas vinícolas ya es un hecho. Un estudio hecho por Duchêne y Schneider (2005) demostró que el alcohol potencial de las uvas Riesling crecidas en Alsacia aumentó de 2,5% (en volumen) en los últimos treinta años y que esta tendencia está significativamente relacionada con las temperaturas más altas en el periodo de maduración de las uvas, así como a los ciclos fenológicos anticipados.
¿Qué tipo de uva será la más dañada?
El cambio climático actúa de forma heterogénea en diferentes regiones pero también en diferentes variedades. En Italia, por ejemplo, las uvas que presentan un ciclo vegetativo más corto, como Albana y Sangiovese, son más sensibles a las variables climáticas entonces más afectadas por los efectos del cambio climático. Mientras que variedades como Cabernet, Merlot y Chardonnay, con periodos vegetativos más largos, resultan menos impactadas por el cambio climático, en particular por lo que concierne a los eventos extremos.
¿Será la zona del Mediterráneo una de las más afectadas debido a sus condiciones meteorológicas?
Lamentablemente, sí. Además porque algunos de los mejores terrenos para la producción de vino se encuentran justamente en las regiones de clima mediterráneo, con temperaturas suaves, veranos secos e inviernos raramente fríos. Pero los datos climáticos demuestran que la dinámica de calentamiento ha sido más pronunciada en Europa y, en particular, en las áreas del Mediterráneo. De hecho, el calentamiento más evidente (más de 2,5° C) se registró en España y el sur de Francia y estos lugares corren el riesgo de ser demasiado calorosos para producir vino de calidad.
¿Hay alguna solución para paliar las consecuencias de este fenómeno en el vino?
Yo creo que el riesgo mayor surge cuando los fenómenos meteorológicos inesperados actúan sobre un sistema vinícola no preparado, mientras que una empresa vitivinícola capaz de adaptar su sistema de producción a estos fenómenos, le permite evitar los posibles efectos e identificar soluciones técnicas, modalidad de gestión, prácticas y estrategia a largo plazo que garanticen altos niveles de cantidad y calidad del vino.
Una teoría para mi muy interesante, pero todavía no muy profundizada es la conversión a producción biológica como estrategia de adaptación al cambio climático, ya que aumenta la resistencia o la capacidad de reaccionar ante la adversidad y los acontecimientos negativos. De hecho, la producción orgánica, a través de aportaciones prácticas de baja energía (no-uso de fertilizantes minerales y productos sintéticos) y el aumento de la fertilidad del suelo con materia orgánica, reduce tanto las emisiones de gases de efecto invernadero (mitigación) como los fenómenos de lixiviación y la erosión (adaptación). A esto se suma también una mayor multifuncionalidad de la empresa que juega un papel social y medio ambiental.
¿Habrá capacidad para afrontar los desafíos que plantea el cambio climático?
Por supuesto. En Europa se produce vino desde hace siglos y los viticultores tienen toda la sensibilidad y capacidad para adaptar sus producciones a los nuevos desafíos, aunque porque lo que hacen cada año es adoptar prácticas o técnicas para obtener el mejor vino posible en relación a las condiciones agroclimáticas anuales. Gracias a las técnicas de adaptación, como la recolecta anticipada y/o de noche, las modificación de la orientación de las filas, el riego por goteo, nuevos ‘portainjertos’ resistentes a la sequía y el desarrollo de sistemas de predicción de la producción y maduración de las uvas, la calidad del vino producido está a salvo, al menos por un par de décadas. Ironía aparte, yo creo que el cambio climático dará lugar a cambios en el producto final, a los cuales el consumidor lentamente se acostumbrará, pero no hará desaparecer nunca una producción tradicional como la del vino.
¿Qué soluciones técnicas hay para que la industria bodeguera mantenga la calidad de sus vinos?
Como decíamos antes, el cambio climático también afecta a la calidad de las uvas y de los vinos, especialmente con un mayor contenido de azúcar y una menor concentración de ácidos, polifenoles y antocianinas. También en este caso las empresas pueden aplicar técnicas de adaptación, tales como la reducción del contenido de azúcar del mosto a través de ósmosis inversa o ultrafiltración y la acidificación. De todas formas, el conocimiento de los futuros escenarios climáticos permitirá a las empresas del vino desarrollar métodos para una agricultura de precisión que permita adaptar los requisitos agronómicos, con el consiguiente ahorro en el uso de productos químicos agrícolas, fertilizantes, agua, energía y disminuyendo así las emisiones de dióxido de carbono .
¿Cree necesaria una solución consensuada entre todos los países y los miembros del sector vitivinícola para atajar la problemática?
Por supuesto, creo que la cooperación entre todos los actores del sector sea una de las clave para fortalecer la capacidad de las empresas y de los gobiernos locales a la hora de enfrentarse a los efectos del cambio climático. Políticos y técnicos deberían trabajar en conjunto para obtener resultados concretos. Acciones colectivas ya están en marcha, por ejemplo Chile ha puesto en marcha un programa para proteger la biodiversidad en relación con el vino y el cambio climático y otras iniciativas similares existen en California y Sudáfrica.
Y por el contrario, ¿el cambio climático tendrá alguna repercusión positiva en el mundo del vino?
El calentamiento global está cambiando las zonas típicamente adecuados para la producción de vino de calidad hacia latitudes más altas, sobre todo en el hemisferio norte. De hecho, zonas históricamente aptas para la producción la calidad del vino podrían perder su idoneidad en favor de zonas que, gracias al incremento de la temperatura, podrán ampliar el número de variedades de cultivos. Así que, por estas áreas, el cambio climático representa una posibilidad positiva de desarrollo del sector vitivinícola.
¿Se puede decir que cambiará el mapa mundial del vino?
Es claro que el impacto del cambio climático en la distribución geográfica de las diferentes variedades no es de ninguna manera generalizable y varía fuertemente en función de la zona climática asignada a un genotipo. Pero también es evidente que un calentamiento progresivo e inexorable llevará fatalmente, tarde o temprano, a "empujar" una región vitícola por encima de su límite térmico, dentro del cual todavía es posible, con las variedades actuales, la producción de vinos de alta calidad.
Esto no significa necesariamente que no habrá más viñedos en ciertas zonas, pero necesitaremos de sistemas de riego y otras actividades especiales para asegurar el cultivo, implicando un coste siempre más alto.
Fuente: https://www.vinetur.com/2015110321637/eva-merloni-el-cambio-climatico-supondra-la-reduccion-del-80-de-la-produccion-de-vino-en-2050.html
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