INTERNACIONAL Científicos chilenos logran producir vinos con bajo alcohol sin sacrificar la calidad

Aire fresco para el vino por el cambio esperado de las relaciones internacionales

El sorprendente cambio de enfoque de la política externa argentina que se supone con el nombramiento de Susana Malcorra, respetada profesional de las relaciones internacionales, abre perspectivas muy interesantes a la industria del vino. No será un proceso instantáneo pues las negociaciones internacionales son lentas y Argentina tiene especialmente deterioradas sus relaciones con el mundo pero en el mediano plazo se puede esperar un salto importante.


Desde hace muchos años se discute en el sector vitivinícola la necesidad de tener acuerdos de libre comercio que le permitan a nuestro país mejorar sus ventajas competitivas muy deterioradas en los últimos años por un dólar que fue detrás de la inflación y por la gran distancia a la que se encuentran los mercados más importantes. Cambios en los aranceles de importación de nuestros clientes pueden significar saltos considerables de comercio. El “campeón” de estos acuerdos es sin lugar a dudas Chile que ha logrado establecer convenios con los principales países que importan vino y eso le ha permitido sortear con éxito una situación de permanente apreciación de su moneda.

El comercio mundial de vinos
El comercio internacional está influenciado por distintas variables pero existe un conjunto básico de ellas cuya influencia es decisiva en la competitividad internacional: el tipo de cambio o precio relativo de las monedas, los impuestos o subsidios a las transacciones comerciales y el costo de transporte de los bienes.
Así, la competitividad de los bienes de un país aumenta cuando: la moneda se deprecia en relación a las monedas de sus clientes, disminuyen o se anulan los impuestos a las transacciones comerciales o disminuye el costo de transporte.
En las últimas dos décadas el comercio exterior de vinos se ha amplificado considerablemente. Mientras que en 1990 de cada 100 botellas de vino que se tomaban en el mundo 18 eran importadas, en 2014 de cada 100 botellas que se consumen 45 son importadas.

En el mismo período disminuyeron considerablemente las trabas al comercio y aumentó significativamente la rivalidad competitiva del negocio. Los países europeos disminuyeron su consumo doméstico y buscaron sus oportunidades en la exportación y los países nuevos basaron su expansión en los mercados externos.
Por ello, las ventajas competitivas de los vinos de distintos países se fundamentaron aún más en las variables de comercio internacional que se mencionaron al comienzo. Países como Argentina, Chile y Australia compiten fuertemente en franjas de precios medios o bajos y en estas franjas las variables de tipo de cambio, impuestos y costo de transporte son más impactantes.
Comparación de la performance de Argentina y Chile
La exportación total de vinos fraccionados en 2014 de Chile duplicaba la de vinos argentinos.  Entre el año 2001 y 2014, mientras que la exportación mundial total creció a una tasa del 7,1% anual, los vinos chilenos expandieron sus ventas al exterior al 8,1% anual y los vinos argentinos lo hicieron a una tasa promedio anual del 14,8%.



En primer lugar se puede señalar que ambas vitiviniculturas fueron más exitosas que el promedio mundial, especialmente las europeas. Por otra parte, la tasa de crecimiento de los vinos argentinos fue superior pues la base era menor. Si se toma el diferencial de exportación medida en valor se observa que Chile incrementó su participación internacional en 965 millones de dólares mientras que Argentina lo hizo en 621 millones.

Se visualizan también tres períodos de distinta performance relativa. El inicial, que va desde 2001 a 2006, en el que la evolución es similar; un segundo período, que va de 2006 a 2011, en el cual hay una aceleración de las exportaciones chilenas y un tercer período, desde 2011 a la actualidad, en el cual las exportaciones chilenas siguen creciendo mientras que las argentinas se estancan. Como puede verse la expansión de ambos países tiene similitudes y diferencias en los períodos analizados. En todos ellos el crecimiento de la exportación de vinos chilenos fue superior aunque de mayor o menor diferencia.



En el primer período Chile crece en 284 MM U$S mientras que Argentina lo hace en 195 MM U$S, lo cual puede considerarse una muy buena performance de nuestro país pues recién comenzaba su desarrollo exportador en 2003 luego de la devaluación.

En el segundo período, Chile tiene un resultado relativo mejor con una notable expansión en esos 5 años en los que pasó de 840 millones a más de 1.400 millones de dólares. Es importante tener en cuenta, como se verá más adelante, que es la etapa más activa de acuerdos internacionales de Chile aunque coexistiendo los mismos con un fuerte retraso cambiario y paralelamente todavía el tipo de cambio en Argentina era relativamente bueno para influir en la exportación.

En el último período la diferencia de performance es notable por un crecimiento de la exportación de vinos chilenos y un estancamiento de los argentinos.

Tipo de cambio, variable clave
Tal cual se mencionaba en la introducción, el tipo de cambio juega un papel central en el comercio internacional. En este caso se ha calculado el tipo de cambio de Argentina y Chile corrigiéndolos ambos por la inflación de cada país y por la inflación de Estados Unidos.



Tal cual puede observarse en ambas economías se ha vivido entre 2002 y 2014 un período de apreciaciones de ambas monedas.

Relativizado a los períodos antes analizados se puede observar que la caída hasta 2006 fue notable aunque en el caso de Chile su impacto fue mucho mayor en la competitividad de exportación pues el tipo de cambio de partida no era elevado mientras que en el caso argentino se venía de una mega devaluación.

Entre 2006 y 2010 tanto la moneda chilena como la argentina se aprecian con oscilaciones. A partir de 2010 las políticas cambiarias de ambos países difieren sustancialmente y la moneda chilena comienza una fuerte depreciación de más del 24% mientras que la moneda argentina se aprecia sólo un 15%. Esto explica en gran medida la distinta performance exportadora de este período.
Globalización y Acuerdos Comerciales

En las últimas cuatro o cinco décadas el mundo ha tenido políticas de liberalización del comercio de bienes y servicios como así también de movimiento de flujos de capitales.

Casi todos los países, aún aquellos más cerrados, han disminuido sus impuestos y trabas al comercio en forma multilateral y también se ha avanzado en un proceso similar en bloques de países o en tratados bilaterales. Este proceso ha influido en el comercio de bienes y servicios de forma significativa.
Algunos países, como es el caso de Chile, han llevado adelante políticas comerciales externas basadas en la apertura de sus economías, que han mantenido durante largos períodos, mientras que otros como Argentina han sido más volátiles en la materia y han pasado de políticas aperturistas a otras muy cerradas como la actual.

Por su parte, Argentina firmó hace ya dos décadas un acuerdo que dio origen al Mercosur que liberó trabas al comercio entre los integrantes pero obligó a negociar en conjunto con otros países o bloques acuerdos comerciales lo que impactó en los flujos de comercio de ciertos bienes como es el caso del vino. 

Entre los principales exportadores mundiales de vino y los principales importadores existen acuerdos de liberalización del comercio que se basan entre otros temas en la disminución de aranceles de importación.

La Unión Europea tiene negociaciones de libre comercio con Estados Unidos, Canadá, Japón, Singapur y Brasil. Entre los países del Nuevo Mundo, Australia mantiene negociaciones con China y ha firmado acuerdo de eliminación de aranceles con Estados Unidos, Japón y Singapur. Estados Unidos tiene negociaciones con la Unión Europea, firmó en 1994 el NAFTA, disminuye los aranceles con Australia y Singapur. Nueva Zelanda está en negociaciones con Rusia y ya firmó disminuciones de aranceles con China, Australia y Singapur. Sudáfrica, a su vez, tiene firmados acuerdos con la Unión Europea, Suiza y Noruega.

Chile, el más aperturista, ha firmado acuerdos con la Unión Europea, China, Estados Unidos, Japón, Canadá,  Suiza, Noruega, Australia y Singapur, países que conforman más del 90% del total de las importaciones mundiales de vino.

En los últimos 20 años Argentina sólo firmó el Acuerdo del Mercosur y ni siquiera lidera las exportaciones de vinos a Brasil.

En el análisis global hay que tener en cuenta que más del 40% de las importaciones mundiales son europeas y se abastecen mayoritariamente de vinos de países de la misma Unión Europea que no deben tributar aranceles de importación y gozan del beneficio de la cercanía. Por ello, los acuerdos de disminución de aranceles con la Unión Europea son tan importantes en la competitividad de las exportaciones de terceros países como Argentina o Chile.

Se observa también que en los últimos años los acuerdos de disminución de aranceles se están firmando con los países asiáticos como China, Japón y Singapur dado el protagonismo que estas economías están teniendo en la importación de vinos. Aquí también se advierte una fuerte actividad negociadora por parte de Chile. 

Entre los países exportadores que muestran una mayor actividad en acuerdos de libre comercio aparecen Australia y Nueva Zelanda que han firmado convenios en forma reciente.

En resumen

Es probable que en los próximos años veamos una depreciación de la moneda argentina pero casi con seguridad estará lejos de la que tuvimos una década atrás. A esto se suma que la depreciación del euro frente al dólar también se augura se mantendrá por un período relativamente prolongado con lo cual es menos competitivo exportar a países europeos y se hacen más competitivos los vinos europeos en los principales mercados de Argentina. El camino de los Acuerdos de Libre Comercio parece ser el adecuado y ello sólo se logra sobre la base de buenas relaciones internacionales y una decidida política comercial externa, algo de lo que nuestro país ha carecido en los últimos años.


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