El vino argentino se suma al comercio justo
Cada vez más bodegas locales adhieren al Fair Trade, esta certificación
internacional que permite asegurar condiciones comerciales equitativas
para los productores
El logo muestra a un hombre levantando su brazo en
el centro de un círculo verde y celeste; debajo, sobre el fondo negro,
puede leerse la leyenda Fair Trade. Poco visto en la Argentina, el logo
se encuentra hoy en la etiqueta del malbec Finca Monteflores, que la
bodega Alta Vista lanzó recientemente al mercado local, abriendo un
camino hasta ahora transitado por vinos que tenían como destino
Inglaterra, China, Francia o Noruega, entre otros. Países que valoran la
certificación de que se trata de un producto que cumple con las normas
internacionales del comercio justo.
"El fair trade o comercio justo es un movimiento que comenzó a fines de los 80 en el café, y que parte de reconocer que los márgenes de ganancia se van dando sobre todo en las últimas etapas de comercialización, mientras que el productor es el que se queda con menos dinero. El comercio justo lo que promueve es justamente el pago de un precio justo a los productores que se encuentran en el primer eslabón de la cadena productiva", explica Pablo Francisco, director general de Alta Vista.
Ellos decidieron incorporar esta filosofía en 2009, cuando un importador les preguntó si producían algún vino Fair Trade. En la actualidad, exportan unas 400.000 botellas de vinos con esa certificación, y su vino Monteflores Malbec 2014 es el primer Fair Trade desarrollado especialmente para el mercado local.
"Cuando un producto lleva el sello de certificación de comercio justo Fair Trade significa que los productores y comerciantes han cumplido con sus criterios que están destinados a corregir el desequilibrio de poder en las relaciones comerciales, la inestabilidad de los mercados y las injusticias del comercio convencional", explica Alejandra Gordillo, responsable de relaciones institucionales de la cooperativa vitivinícola La Riojana. Sus vinos La Posada, Tilimuqui o Valdeviña, entre otros, cuentan con esa certificación, y se venden en Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Suecia, Bélgica, Holanda, Finlandia y Dinamarca.
"El uso de esta certificación está muy ligado al contexto de una Responsabilidad Social Empresarial (RSE) de carácter transversal; es un activo importante para aquellos que buscan con sus políticas de RSE mejorar el impacto de la actividad empresarial de forma coherente, sencilla e impactante", afirma Sergio Lucero, jefe de calidad de Norton, bodega que desde 2012 exporta su línea de vinos Temprano con esa certificación.
"Al igual que los sellos que otorgan un atributo diferencial a los productos -dice-, como por ejemplo el de origen orgánico, vemos que hay un incremento en el interés de los consumidores en conocer sobre estos sellos distintivos y darle un valor adicional a su intención de compra. En el caso de Fair Trade, existe un mercado creciente entre los consumidores que desean realizar un aporte con su compra que le llegue al productor primario, entendiendo que ese gesto contribuye a la mejora de las condiciones de quienes participaron en el inicio de la cadena productiva-comercial".
Etiquetas con causas solidarias
Pero, ¿cómo se aplica este concepto en la práctica? "Parte de los ingresos obtenidos por la venta de estos productos son destinados a la realización de diversas acciones que beneficien a la comunidad -responde Juan Manzioni, gerente comercial de Trapiche, bodega que cuenta con dos líneas de vinos que adhieren al programa Fair for Life, una certificación de las buenas prácticas de la compañía en materia de condiciones de empleo y relaciones comerciales responsables, pero también en desempeño medioambiental y relaciones con la comunidad-. En el caso de nuestra bodega, los empleados que participan del programa presentan proyectos de causas solidarias que contribuyan al desarrollo integral de las comunidades donde operan. Posteriormente, se eligen aquellas propuestas que mejor se adecuen a los objetivos Fair for Life, y la compañía destina los ingresos obtenidos durante el programa a la comunidad."
Pablo Francisco, de Alta Vista, aporta un ejemplo práctico: "Por cada botella que vendemos de Finca Monteflores, una parte del precio se destina a una asociación civil que es manejada en forma independiente por los trabajadores de la bodega. Ese dinero no se puede distribuir entre los trabajadores, sino que tiene que ser invertido en proyectos que contribuyan a sus comunidades. En nuestro caso, hay un proyecto principal de salud y nutrición familiar: la asociación civil contrata a una nutricionista y la bodega pone el médico de la empresa, y a partir de un relevamiento de las necesidades de las 60 familias que pertenecen a la asociación civil se elaboró un plan nutricional. Este plan contempla la educación en alimentación y la compra todos los meses de una canasta que complementa la nutrición de la familia, tomando en cuenta los casos que requieren una dieta especial, como los de de chicos con diabetes o enfermedad celíaca".
Razones sobran para buscar en las etiquetas de los vinos -y en las de otros productos que han incorporado la certificación como cafés o aceites de oliva-, el logo de comercio justo.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1832870-el-vino-argentino-se-suma-al-comercio-justo
"El fair trade o comercio justo es un movimiento que comenzó a fines de los 80 en el café, y que parte de reconocer que los márgenes de ganancia se van dando sobre todo en las últimas etapas de comercialización, mientras que el productor es el que se queda con menos dinero. El comercio justo lo que promueve es justamente el pago de un precio justo a los productores que se encuentran en el primer eslabón de la cadena productiva", explica Pablo Francisco, director general de Alta Vista.
Ellos decidieron incorporar esta filosofía en 2009, cuando un importador les preguntó si producían algún vino Fair Trade. En la actualidad, exportan unas 400.000 botellas de vinos con esa certificación, y su vino Monteflores Malbec 2014 es el primer Fair Trade desarrollado especialmente para el mercado local.
"Cuando un producto lleva el sello de certificación de comercio justo Fair Trade significa que los productores y comerciantes han cumplido con sus criterios que están destinados a corregir el desequilibrio de poder en las relaciones comerciales, la inestabilidad de los mercados y las injusticias del comercio convencional", explica Alejandra Gordillo, responsable de relaciones institucionales de la cooperativa vitivinícola La Riojana. Sus vinos La Posada, Tilimuqui o Valdeviña, entre otros, cuentan con esa certificación, y se venden en Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Suecia, Bélgica, Holanda, Finlandia y Dinamarca.
"El uso de esta certificación está muy ligado al contexto de una Responsabilidad Social Empresarial (RSE) de carácter transversal; es un activo importante para aquellos que buscan con sus políticas de RSE mejorar el impacto de la actividad empresarial de forma coherente, sencilla e impactante", afirma Sergio Lucero, jefe de calidad de Norton, bodega que desde 2012 exporta su línea de vinos Temprano con esa certificación.
"Al igual que los sellos que otorgan un atributo diferencial a los productos -dice-, como por ejemplo el de origen orgánico, vemos que hay un incremento en el interés de los consumidores en conocer sobre estos sellos distintivos y darle un valor adicional a su intención de compra. En el caso de Fair Trade, existe un mercado creciente entre los consumidores que desean realizar un aporte con su compra que le llegue al productor primario, entendiendo que ese gesto contribuye a la mejora de las condiciones de quienes participaron en el inicio de la cadena productiva-comercial".
Etiquetas con causas solidarias
Pero, ¿cómo se aplica este concepto en la práctica? "Parte de los ingresos obtenidos por la venta de estos productos son destinados a la realización de diversas acciones que beneficien a la comunidad -responde Juan Manzioni, gerente comercial de Trapiche, bodega que cuenta con dos líneas de vinos que adhieren al programa Fair for Life, una certificación de las buenas prácticas de la compañía en materia de condiciones de empleo y relaciones comerciales responsables, pero también en desempeño medioambiental y relaciones con la comunidad-. En el caso de nuestra bodega, los empleados que participan del programa presentan proyectos de causas solidarias que contribuyan al desarrollo integral de las comunidades donde operan. Posteriormente, se eligen aquellas propuestas que mejor se adecuen a los objetivos Fair for Life, y la compañía destina los ingresos obtenidos durante el programa a la comunidad."
Pablo Francisco, de Alta Vista, aporta un ejemplo práctico: "Por cada botella que vendemos de Finca Monteflores, una parte del precio se destina a una asociación civil que es manejada en forma independiente por los trabajadores de la bodega. Ese dinero no se puede distribuir entre los trabajadores, sino que tiene que ser invertido en proyectos que contribuyan a sus comunidades. En nuestro caso, hay un proyecto principal de salud y nutrición familiar: la asociación civil contrata a una nutricionista y la bodega pone el médico de la empresa, y a partir de un relevamiento de las necesidades de las 60 familias que pertenecen a la asociación civil se elaboró un plan nutricional. Este plan contempla la educación en alimentación y la compra todos los meses de una canasta que complementa la nutrición de la familia, tomando en cuenta los casos que requieren una dieta especial, como los de de chicos con diabetes o enfermedad celíaca".
Razones sobran para buscar en las etiquetas de los vinos -y en las de otros productos que han incorporado la certificación como cafés o aceites de oliva-, el logo de comercio justo.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1832870-el-vino-argentino-se-suma-al-comercio-justo
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