El reino de Topinambour POR El Ingenioso Hidalgo Don Fabian Couto
Topinambour
es un exquisito restaurante emplazado en el Hotel Palo Santo en
Palermo, la nueva recomendación del incansable paladín del buen comer,
Fabián Couto.
Podría tratarse de un pequeño reinado o un lejano emirato ignoto, pero no lo es.
Topinambour es un pequeño y muy bonito restó inmerso en un hotel boutique del Barrio de Palermo , con el relajante sonido de una fuente de fondo y un frondoso y luminoso jardín trasero.
En tan primoroso restaurante reina un magnífico chef francés, creador de una original y sorprendente cocina: su nombre es Sébastien Fouillade . Un soberano, de bajo perfil.

Hablemos de lo que es un topinambour:
Se lo descubrió en el amazonas y era adorado por una tribu llamada “ Topinambas”, un botanista francés se cautivo con su flor y decidió llevarlo a Francia en donde se popularizó alimentando a familias durante la segunda guerra al no figurar entre los alimentos racionalizados por los Alemanes, que parecían no tener idea de que existiera.
Hoy aquí no es fácil de conseguir en verdulerías ni supermercados, el chef Fouillade para utilizarlo en su Restó, decidió cultivarlo en unos campos familiares de la zona de San Andrés de Giles. Este tubérculo de la familia de la batata, la papa y el jengibre no es un vegetal convencional, su sabor resulta delicioso, muy suave y atrapante.
El topinambour cambia su sabor en función del modo en que es cocinado, sus flores son comestibles y es lejos uno de los vegetales más exquisitos que haya probado.
Como no podía ser de otro modo, el chef lo primero que hizo llegar a mi mesa, fue una sopa de crema de topinambour, con mollejitas confitadas de pato y crocante de pistachos. La memoria de todo lo bueno resulta perdurable y lo exquisito de este plato pasará a ser un recuerdo imborrable.
Prueba del más puro estilo francés del chef, es la original entrada apodada “Especialidades de la campiña francesa”, mousse de foie, terrina de cerdo, jamón de ciervo y jabalí ahumado. Un picnic de policromático sabor.
Otra opción de sensual savoir-faire resultó el, Queso de Cabra gratinado, con espinaca china y remolacha, aceite de sésamo tostado, avellanas y mango. $ 135.



El menú del Topinambour resulta ser una nómina privilegiada, su equilibrio y atracción ejercen tal seducción que uno querría poder probarlo todo, un buen consejo que les doy es el de optar por el menú degustación de 5 pasos, que propone un buen paseo por la esencia de la propuesta e incluye una botella de Rutini Malbec o Chardonnay cada dos comensales.
Es muy agradable apreciar y degustar lo bien que el chef Fouillade hace interactuar los elementos en un plato para algarabía aromática e impacto al paladar, vivo ejemplo de lo que sostengo resultó ser el Ciervo con costra de rosa mosqueta y ciruela, alcauciles, papas bouchon y lonjas de peras perfumadas al tomillo. $285.
La Bouillabaisse es una especie de cazuela de pescados cocidos y especiados muy típico de la cocina de Provenza, en el Topinambour consiste en trillas y mero en jugo de cocción azafranado, langostinos, mejillones y almejas. Este plato es digno elemento diferenciador de una cultura, sólo los franceses como Sebastien logran inculcarle a esta preparación un elemento tan identificatorio. Gran preparación particularmente Marsellesa que automáticamente nos traslada al mar con la imaginación.
Si creen haber probado todo en Risottos, les faltaba una perlita…Risotto de Topinambour, mascarpone, hinojos braseados y aceite de trufas perfumándolo.


El Topinambour es un pequeño reino de sabores y texturas semi oculto en una isla llamada Hotel Palo Santo, por su entrada puede que pase desapercibido, pero una vez que hayan probado algunos de los platos de su carta les costará posponer el imperioso impulso de volver a probar más de las delicias preparadas por Sébastien Fouillade.
¡Salud!
Podría tratarse de un pequeño reinado o un lejano emirato ignoto, pero no lo es.
Topinambour es un pequeño y muy bonito restó inmerso en un hotel boutique del Barrio de Palermo , con el relajante sonido de una fuente de fondo y un frondoso y luminoso jardín trasero.
En tan primoroso restaurante reina un magnífico chef francés, creador de una original y sorprendente cocina: su nombre es Sébastien Fouillade . Un soberano, de bajo perfil.
Hablemos de lo que es un topinambour:
Se lo descubrió en el amazonas y era adorado por una tribu llamada “ Topinambas”, un botanista francés se cautivo con su flor y decidió llevarlo a Francia en donde se popularizó alimentando a familias durante la segunda guerra al no figurar entre los alimentos racionalizados por los Alemanes, que parecían no tener idea de que existiera.
Hoy aquí no es fácil de conseguir en verdulerías ni supermercados, el chef Fouillade para utilizarlo en su Restó, decidió cultivarlo en unos campos familiares de la zona de San Andrés de Giles. Este tubérculo de la familia de la batata, la papa y el jengibre no es un vegetal convencional, su sabor resulta delicioso, muy suave y atrapante.
El topinambour cambia su sabor en función del modo en que es cocinado, sus flores son comestibles y es lejos uno de los vegetales más exquisitos que haya probado.
Como no podía ser de otro modo, el chef lo primero que hizo llegar a mi mesa, fue una sopa de crema de topinambour, con mollejitas confitadas de pato y crocante de pistachos. La memoria de todo lo bueno resulta perdurable y lo exquisito de este plato pasará a ser un recuerdo imborrable.
Prueba del más puro estilo francés del chef, es la original entrada apodada “Especialidades de la campiña francesa”, mousse de foie, terrina de cerdo, jamón de ciervo y jabalí ahumado. Un picnic de policromático sabor.
Otra opción de sensual savoir-faire resultó el, Queso de Cabra gratinado, con espinaca china y remolacha, aceite de sésamo tostado, avellanas y mango. $ 135.
El menú del Topinambour resulta ser una nómina privilegiada, su equilibrio y atracción ejercen tal seducción que uno querría poder probarlo todo, un buen consejo que les doy es el de optar por el menú degustación de 5 pasos, que propone un buen paseo por la esencia de la propuesta e incluye una botella de Rutini Malbec o Chardonnay cada dos comensales.
Es muy agradable apreciar y degustar lo bien que el chef Fouillade hace interactuar los elementos en un plato para algarabía aromática e impacto al paladar, vivo ejemplo de lo que sostengo resultó ser el Ciervo con costra de rosa mosqueta y ciruela, alcauciles, papas bouchon y lonjas de peras perfumadas al tomillo. $285.
La Bouillabaisse es una especie de cazuela de pescados cocidos y especiados muy típico de la cocina de Provenza, en el Topinambour consiste en trillas y mero en jugo de cocción azafranado, langostinos, mejillones y almejas. Este plato es digno elemento diferenciador de una cultura, sólo los franceses como Sebastien logran inculcarle a esta preparación un elemento tan identificatorio. Gran preparación particularmente Marsellesa que automáticamente nos traslada al mar con la imaginación.
Si creen haber probado todo en Risottos, les faltaba una perlita…Risotto de Topinambour, mascarpone, hinojos braseados y aceite de trufas perfumándolo.
El Topinambour es un pequeño reino de sabores y texturas semi oculto en una isla llamada Hotel Palo Santo, por su entrada puede que pase desapercibido, pero una vez que hayan probado algunos de los platos de su carta les costará posponer el imperioso impulso de volver a probar más de las delicias preparadas por Sébastien Fouillade.
¡Salud!
Comentarios