Una buena vendimia que puede complicar al mundo del vino
Si
bien desde lo técnico la cosecha ha sido excepcional en cuanto a
calidad, preocupa el stock heredado de 2014 lo que podría hacer
deprimir los precios.
Para los técnicos no se discute la
calidad de la vendimia 2015. Y en condiciones normales, tener algo más
de 24 millones de quintales de uva sería excelente noticia. Pero la
realidad indica que los casi 900 millones de litros de vino nuevo conque
arranca el ciclo comercial chocan con 209 millones heredados del 2014,
lo que no despeja la preocupación por bajos precios y el interrogante:
adónde irá a parar tanto vino.
Es que el mercado interno, en términos de despachos al consumo, no demanda más de 810 mil litros mensuales, y el equivalente a casi 10 meses de despachos elaborados por las bodegas dispara otra pregunta: si no pudo eliminarse el sobreestock de arrastre ¿qué hacer con un volumen que lo triplica?. Hubo propuestas fallidas (bloqueo selectivo, Título Vitivinícola como herramienta financiera) con el objetivo primordial de tonificar cotizaciones. Algunas cuyo efecto no siente (subsidio de $0,10 por litro de vino a granel exportado para mejorar la competitividad internacional), y otras que suenan fuerte, como suspender retenciones a lo que efectivamente se venda afuera.
Por otra parte, pautas que dependen de la industria y se cumplieron a medias, como el acuerdo con San Juan de destinar 35% de la materia prima a mosto, meta de la que la vitivinicultura mendocina estuvo lejos: un pobre 17% fue uno de los registros más bajos de los 21 años de existencia de la regulación. Y disparó otra controversia con San Juan, que pide multas más duras para incumplidores y el bloqueo como castigo.
Según el gerente de la UVA, Sergio Villanueva, "ante la irreversible aplicación de multas, quienes están en infracción propondrán tirar el vino, exportar o destilarlo. El otro problema es la salida de los 210 millones de litros excedentes, que depende de la relación Provincia-Nación, y saldría vía fideicomiso para incentivar la exportación a granel. Sin dudas, no pagar retenciones sería de gran ayuda".
Así las cosas, por primera vez en mucho tiempo los productores primarios se enfrentaron a una falsa opción: cosechar a pérdida (de $1,80 a $2 que se pagaron por la uva para blanco escurrido, 60% fue a cubrir el costo de recolección) por la caída de rentabilidad, o directamente no hacerlo. Y no pocos decidieron muy a su pesar dejar racimos colgados, o sembrados entre las hileras.
El INV terminó por aplicar 3 ajustes del habitual pronóstico de cosecha, desde el inicial que preveía unos 27 millones de quintales por recolectar, luego se redujo a 25,4 y finalmente a 24,1. Y aunque la diferencia fue menor al 20% de 2014 que para muchos propició la crisis, la diferencia existió y persisten las dudas sobre el manejo de datos.
"La falta de mano de obra retrasó la cosecha, y hay que sumar heladas tardìas de marzo. Para cuantificarlo, se implementó una encuesta a productores como se hace en otros países productores, pero la respuesta fue casi nula", señaló la gerente de Fiscalización del INV y presidente de la OIV, Claudia Quini.
Para el Instituto, que éste año estrenó la Tarjeta del Viñatero (un DNI del viñedo para transparentar operaciones de venta, de uso obligatorio) la"no cosecha" apenas fue del 1%. Sin embargo, hay un dato llamativo: de 5.500 Tarjetas por entregar en el Gran Mendoza, sólo se colocaron unas 4.700. A nivel nacional, 20% de 25860 productores inscriptos no la retiró. Algo cuyas causas, según Quini, resta precisar.
Calidad y rentabilidad, bajo la lupa
Ante la inquietud de que, con una mayor producción de blancas, los caldos resultantes puedan "convertirse" por arte de magia en vinos tintos, ahora el foco está puesto en la calidad. También porque otro debate se centra en que al vino sobrante (en su mayoría blanco escurrido) "no lo quiere nadie".
El organismo recogió el guante con la Resolución C13, que autoriza traslados de vinos blancos genéricos con acidez volátil inferior a 1gr/litro, y más control de la genuinidad de la uva. En principio, con un "sinceramiento de superficies", definido como la herramienta para regularizar "el ingreso a bodega de más de 26 millones de kilos de uva, 1.600 hectáreas de varietales, que se transformaron en vinos correctamente identificados evitando engaños al consumidor". Y también con el SIO (Sistema de Información de Operaciones), para difundir precios en tiempo real.
Igual, el SIO no tuvo buena recepción de las entidades empresarias. "En general son datos que constan en la Bolsa de Comercio, y esto hace más lentos los procesos. Lo que va a cambiar los precios son los stocks, no la información", afirman.
A ojo de los productores, hay más cuestiones a atender. Para el vicepresidente de la Asociación de Viñateros de Mendoza (AVM), Daniel Rodríguez "que haya una brecha entre la pauta de mosto y la elaboración real del 47% en los últimos seis años hace que sea pertinente endurecer multas y recurrir al bloqueo vínico, porque todo repercute en el productor que lleva varias temporadas cobrando lo mismo".
Al respecto, a mediados de abril se lanzó el programa de Asociatividad Vitivinícola, una suerte de nueva federación de cooperativas para, con fondos del la Nación, agrupar a unos 300 productores entre zona Este, Sur y Valle de Uco, y facilitarles la venta directa al público. Los tiempos electorales corren: por eso ya se definió un plan de negocios ligado a lMercados Centrales, que permitiría colocar no menos de 1 millón de litros.
Con precios planchados e inflación creciente, AVM define en éstos días un estudio integral de la cadena vitivinícola a cargo de profesionales de la UNCUYO y liderado por los economistas Alfredo Aciar y Carlos Abihaggle. "El propósito es un abordaje integral que permita determinar el precio que recibe el productor en función de la superficie que explota, y cuánto gana el distribuidor de lo que paga el consumidor final", precisó Rodríguez sobre el análisis del que en junio podrían conocerse datos preliminares.
Es el segundo estudio de su tipo, pero el primero por parte del sector primario. Coviar (Corporación Vitivinícola Argentina) ya había elaborado el suyo en base a la facturación de las bodegas, según el cual 50% de la rentabilidad de la cadena queda en manos de intermediarios, o sea, distribuidores y grandes cadenas de supermercados. Sin dudas, un hecho a atender especialmente en un año que asoma complicado.
FUENTE: http://www.jornadaonline.com/Notas%20Entorno/135676-Una-buena-vendimia-que-puede-complicar-al-mundo-vino
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