Polo La Ribera, comer en San Isidro por OleoDixit
Quedan exactamente doce días para que termine el verano. De
esta manera nos vamos despidiendo de las noches de poco abrigo,
vestidos, bermudas y sandalias. Sin embargo, todavía podemos disfrutar
de un fin de semana más con lindas temperaturas. Por eso, para vivirlo
al máximo te traemos diez opciones para almorzar, cenar y comer algo dulce por San Isidro, acompañado de amigos o familia.
Clásico de los clásicos para comer suculentas hamburguesas, lomitos y papas fritas es el Puesto de Fabio. Como su nombre lo indica, este food truck
está ubicado en el Bajo sobre la calle Roque Saenz Peña. Alejado de las
calles con gran circulación es un buen punto de partida para cenar los
sábados y almorzar los domingos.
En la misma línea de comer con las manos está La Pancha del Bajo,
en donde la estrella del sitio son los panchos con aderezos variados
como cebollas caramelizadas, brie, palta, nachos, entre otros. También
hay sandwiches de milanesa, licuados y ricos postres. En La Pancha
podés almorzar y cenar todos los días menos los lunes, así que no es
necesario esperar al fin de semana para disfrutar de una versión gourmet
de los tradicionales hot dogs.
Ubicado casi en la esquina de Roque Saenz Peña y Gaboto se
encuentra un modesto lugar con mesitas afuera y vidrios coloridos en
donde dicen que se comen las mejores pizzas de San Isidro. Este sitio se
llama Lo de Nacho y su especialidad son las pizzas napolitana y cuatro quesos.
Si estás en la búsqueda de un buen bar after cena o
trabajo, entonces tenés que acercarte a la esquina de Lasalle e
Ituzaingó en donde se monta esta casa de doble altura verde ocupada por John John, un tradicional del Bajo. Si nunca fuiste es ideal para ir a tomar algo con amigos o en modo cita. Ojo, en John John también se puede cenar: hay pastas, ensaladas, pizzas, algunos platos principales con carne y pescado y ricas entradas.
Raval Warehouse
es uno de esos lugares que, si vivís en San Isidro, conocés. Con una
amplia entrada con mesitas afuera, en donde suele haber bastantes
personas esperando para ingresar durante los fines de semana, podés
disfrutar de ricas hamburguesas, pizzas con sabores de autor -como la de
muzzarella, mermelada de cebollas, parmesano y rúcula- y una barra de
buenos tragos para acompañar la comida.
Si de alcohol hablamos, en Dama Juana ofrecen una amplia variedad de vinos: Cabernet, Malbec, Bonarda, Torrontés y muchos más, ya que Dama Juana es una Tienda de Vinos.
Estos ricos varietales combinan de manera excelente con las picadas,
tortillas, ensaladas y otros platos con los que te encontrás de jueves a
sábados por la noche. La musicalización del sitio es la frutilla del
postre.
Un poco más al norte se encuentra Seddon,
un espacio al que hay que ir cuando el buen clima acompaña, ya que los
mejores lugares se encuentran en el sector de afuera del restaurante. Lo
primero que ves son amplias mesas para cuatro o seis personas y, si
seguís caminando por el pasillo de piedras, te topas con las mesitas
para dos. El ambiente, romántico, es ideal para ir en pareja. En Seddon hay una amplia carta de cortes muy buenos, ensaladas y pastas.
Si querés comer un buen asado de domingo al mediodía con tu familia, tenés que acercarte a La Vaca, ubicado en Roque Saenz Peña y Pedro de Mendoza. Con mesitas al aire libre, en La Vaca
hay parrillas y pastas, las cuales se disfrutan más con un buen vino.
Por eso en este lugar tienen una carta con varietales para todos los
estilos.
Otra buena parrilla por la zona es Bruna Deli & Restó
con la distinción de que acá no sólo ofrecen buenas carnes, como el
Carré de cerdo, sino que también hay woks de varios estilos, fajitas,
risottos y un riquísimo Salmón a la manteca negra. Además hay menúes
ejecutivos para almorzar con plato principal, bebida y café a buenos
precios.
Último en la lista, pero no por su sabor y calidad es El Ñandu. Bajo
el lema “caserito y argentino” preparan carnes a la parrilla y al
horno, locro y postres muy ricos como el Mousse de Maracuyá. Todos
platos podés disfrutar en su agradable jardín de luces tenues o en el
interior, con mesas simples al estilo cantina, pero decorado con
pequeños toques argentinos como un cartel de Branca o mantas de Jujuy,
que hacen las veces de cuadro.
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