INTERNACIONAL Científicos chilenos logran producir vinos con bajo alcohol sin sacrificar la calidad

Curiosos productores


Ya que las regiones vitivinícolas más exóticas marcan tendencia te invitamos a descubrir cuatro que van en ascenso.

 
Por Alejandro Iglesias

Desde el primer día que el hombre hizo vino la vid lo acompaño por cada rincón del planeta. Es por esto que en todos los países del mundo alguien, como mínimo una vez, elaboró un vino.

Con el tiempo muchos países abandonaron estas prácticas y prefirieron importar vinos de mejor calidad aunque hoy varios de estos viejos productores vuelven a probar suerte.

México. Fue en su geografía que la vitis vinífera se cultivó por primera vez en el continente americano en 1526. Más tarde, desde sus viñedos la vid se expandiría hacia Estados Unidos y el sur del continente. De hecho, hasta el siglo XVII, la industria vitivinícola mexicana supo ser muy activa y prolifera. Pero lentamente México se convirtió en un importante importador de vinos europeos y más tarde de todo el mundo. Sin embargo desde mediados del siglo XX un grupo de productores decidió dar un nuevo impulso la industria y desde la década de 1970 se observa un avance firme de la actividad, principalmente en la Baja California. Allí es el Valle de Guadalupe el que promete convertirse en el epicentro de su vitivinicultura de calidad con sus tintos, entre los que se destaca el Malbec.

Bolivia. El cultivo de la vid llegó a Bolivia desde Perú en el siglo XVI y más tarde arribaría a la región que hoy se erige como la más indicada en su geografía, Tarija. En esta zona andina las vides son cultivadas entre los 1.500 y 2.400 metros de altura lo que brinda un carácter similar a los tintos salteños. Sin embargo durante décadas las uvas fueron destinadas a la elaboración de Singani, un destilado de uva muy similar al Pisco. Hoy la industria parece más decidida que nunca a concretar la producción de vinos de calidad y para eso muchos de sus viñedos han sido reconvertido con cepas como Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec, Riesling y Chardonnay.

China. Si bien todo el mundo dice que los vinos más consumidos por los chinos son de Francia, Italia y España, lo cierto es que la producción de vitivinícola en el gigante asiático tiene miles de años de historia y representa el 60% del consumo local. El tema es que a partir de su apertura económica estalló un fiebre por los productos de lujo y eso llevó a los más alto a los vinos europeos. Al Parecer los chinos no beben mucho pero cuando lo hacen gastan cientos de dólares por botella. Mientras tanto sus regiones vitivinícolas crecen a pasos agigantados y su producción ya se ubica en sexto lugar a nivel global. Aunque todavía gran parte de sus viñedos son ocupados por cepas no viníferas algunas zonas han sido reconvertidas a variedades. La zona que todos destacan es Ningxia, provincia ubicada 900 kilómetros al Oeste de Beijing. Allí existen unas 10.000 hectáreas explotadas entre otros por Pernod Ricard, LVMH y hasta Rothschild. Aún no esta definido cuál será la cepa emblema de Ningxia pero al parecer por su clima y extensas planicies serán las tintas las que mejor se adapten.

Japón. Se trata de otro importante mercado para el vino y muchas otras bebidas mas allá de su sake. Lógicamente, por su geografía, todas las regiones gozan de clima marítimo y eso les da la posibilidad de producir buenos blancos en Yamanashi, Hokkaido, Yamagata y Nagano. Su vino típico, de consumo local, es producido con la cepa blanca Koshu, una vinífera que arribó a Japón hace ya mil años.

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