Algo más que polenta: 3 formas de convertirla en un plato gourmet
De alimento económico a ingrediente sofisticado, la polenta hizo un upgrade: los mejores chefs la incorporan en sus recetas.
Es nutritiva, sumamente fácil de preparar y económica. Sin embargo,
comer polenta sola puede resultar una experiencia un tanto insulsa, por
no decir del todo desmoralizante. En esta nota, te damos tres opciones
para que conviertas este alimento nac&pop en un plato con onda.
1. Bruschettas de polenta, un éxito asegurado. Una vez que tengas la polenta hecha, colocá un papel film sobre una placa. Por encima, disponé la polenta y luego estirá con una espátula, hasta que te quede de 5 centímetros de grosor. Dejala enfriar por completo en la heladera y luego cortala en cuadraditos o en forma circular, como prefieras. Dorá el resultado en una plancha con aceite de oliva y luego armá tus bruschettas. Sugerencia de topping: queso brie, rúcula, tomates secos y almendras trituradas, o tomates cherry confitados, albahaca, echalotes, aceto y oliva.
2. Ante la duda, ponele un huevo. ¿Viste que está de moda ponerle huevo cocido a 63º a todo? Podés hacer algo similar utilizando una técnica simple. Rompé un huevo y vertelo en una taza (o recipiente pequeño). Cubrí la taza con un trozo de papel film de buenas proporciones y luego dala vuelta cuidadosamente, para poder recubrir el huevo crudo con el plástico. Hacé una pequeña bolsita, atala con hilo de cocina y hervilo durante 4 minutos. Luego servilo sobre tu polenta y vas a estar a tono con la última tendencia gastronómica.
3. ¿Por qué no comerla dulce? Probá desayunar polenta con miel y arándanos, una combinación que puede destronar fácilmente a tu granola. Es fácil: llevá 4 tazas de leche a hervor, agregá 1 taza de polenta y luego sumale 1/4 de taza harina de almendras. Cuando obtengas una mezcla cremosa, añadí un poco de manteca, miel, esencia de vainilla, cardamomo y un puñado de arándanos.
1. Bruschettas de polenta, un éxito asegurado. Una vez que tengas la polenta hecha, colocá un papel film sobre una placa. Por encima, disponé la polenta y luego estirá con una espátula, hasta que te quede de 5 centímetros de grosor. Dejala enfriar por completo en la heladera y luego cortala en cuadraditos o en forma circular, como prefieras. Dorá el resultado en una plancha con aceite de oliva y luego armá tus bruschettas. Sugerencia de topping: queso brie, rúcula, tomates secos y almendras trituradas, o tomates cherry confitados, albahaca, echalotes, aceto y oliva.

2. Ante la duda, ponele un huevo. ¿Viste que está de moda ponerle huevo cocido a 63º a todo? Podés hacer algo similar utilizando una técnica simple. Rompé un huevo y vertelo en una taza (o recipiente pequeño). Cubrí la taza con un trozo de papel film de buenas proporciones y luego dala vuelta cuidadosamente, para poder recubrir el huevo crudo con el plástico. Hacé una pequeña bolsita, atala con hilo de cocina y hervilo durante 4 minutos. Luego servilo sobre tu polenta y vas a estar a tono con la última tendencia gastronómica.

3. ¿Por qué no comerla dulce? Probá desayunar polenta con miel y arándanos, una combinación que puede destronar fácilmente a tu granola. Es fácil: llevá 4 tazas de leche a hervor, agregá 1 taza de polenta y luego sumale 1/4 de taza harina de almendras. Cuando obtengas una mezcla cremosa, añadí un poco de manteca, miel, esencia de vainilla, cardamomo y un puñado de arándanos.

Comentarios