"Tiene que existir libertad a la hora de tomar un vino"
José
Antonio Montilla, Gerente de Producción de Freixenet estima que la
comunicación rígida sobre el mundo vitivinícola ha terminado alejando a
los consumidores. Cree que los espumantes son una puerta de entrada para
las futuras generaciones.
José Antonio Montilla es el gerente de producción en Argentina del grupo
español Freixenet. El enólogo afirma que hay que educar al consumidor
sin abusar del recurso, ya que eso puede terminar creando miedo en
quienes emigran desde otras categorías de bebidas.
-¿Hay mercado para el consumo de vinos espumantes en el mercado interno?
-Creo que al consumidor siempre le gustan las nuevas alternativas, como son los espumantes. Además, considero que el consumo de espumantes es más fácil para los nuevos consumidores, creo que para ellos abordar el mundo del vino con una bebida de este tipo es más accesible que hacerlo con un malbec o un cabernet.
-¿El espumante es una categoría que funciona como "entry level"?
- No funciona como tal porque hay espumantes en todos los segmentos y de toda la gama de precios. Pero sí es cierto que se hace más fácil abordar el mundo del vino. Muchas veces, con los descriptores y la comunicación de las propias bodegas que exige las notas de cata, hemos hecho poco "aproximable" el vino o al consumidor le da miedo acercarse a este mundo.
Creo que con los espumantes no hay tanta rigidez ni regla como se ha querido hacer con los vinos tranquilos y los maridajes. Entonces, sea de la gama de precio que sea, esto lo hace más próximo al consumidor.
-¿La industria ha resultado perjudicada por esta "educación"?
-Considero que ha sido interesante la educación del consumidor en la industria del vino y que ha servido de mucho. Se buscaba llegar al consumidor de alguna manera y allí los descriptores son bienvenidos.
Lo que ha sucedido es que en algún momento empezamos a utilizar de más el recurso y se ha creado como una especie de psicosis que si no sabés de vino no estás a la altura. Muchas veces esto nos ha alejado del público.
Entonces, perdemos consumidores, que pasan a la cerveza y a las gaseosas por esa manera que tenemos de comunicar el vino. Creo que es importante no olvidar la cultura del vino y su forma de consumo, pero hacer de eso algo intocable, especial y único, no me parece.
Hay muchas maneras de consumo, diversas formas de acercarse al vino y tiene que existir libertad a la hora de tomarlo. Creo que hay que dejar más flexibilidad del consumidor y menos rigidez a la hora de plantear estos temas.
-¿Qué posibilidades tiene Argentina de desarrollar espumantes al estilo español?
-Las variedades dependen de las condiciones del clima. Acá en Argentina, quien inició la movida con los espumantes inicialmente fue Chandon, por lo que se desarrollaron espumantes con variedades de francesas como chardonnay y pinot noir.
Afortunadamente, fue un acierto porque se encontró que el chardonnay y el pinot se daban muy bien para los espumantes. Igual todo es una cuestión de análisis, tenemos las variedades nuestras típicas del vino cava como Macabeo, Xare-lo y Parellada, que bien se podría analizar su uso aquí.
-¿Están pensando en desarrollarlas?
-No, nosotros por ahora no.
-¿Qué recepción tienen los espumantes Cava en Argentina?
-En lo que es vinos importados, la relación precio - calidad del Cava es muy buena, comparado con otros espumantes del mundo. Nosotros tenemos un producto de alta calidad a un precio muy razonable.
Creo que debemos trabajar un poco más en educar al consumidor sobre la elaboración de los espumantes y, en contraste, del método tradicional y el método Charmat. Es necesario que los que beben sepan la diferencia en el mercado amplio.
-Los consumidores de espumantes están en busca de vinos más dulces, ¿ustedes constatan esta tendencia?
-Sí, Freixenet tiene una gama amplia de productos. Tenemos productos que tienen azúcar, porque es lo que el consumidor pide. A mí, como enólogo, me gustan los vinos secos pero entiendo que hay que satisfacer los gustos del consumidor, que hoy busca algo más dulce.
Esto tiene que ver con hábitos de consumo. Al público en general le gustan más los dulces que los salados, que lo astringente o lo tánico. El gusto que más desarrollamos desde pequeños es el dulce. En su medida, creo que hay que educar al consumidor.
De entrada, a lo que debemos apuntar es a que el espumante no es solo un producto para las fiestas, sino que es otro vino con burbujas, que puede ser más o menos estructurado o menos, que puede servir para acompañar una comida, desde el aperitivo al postre, con sus diferentes características. Se puede hacer exactamente lo mismo que con el vino.
Fuente: http://losandes.com.ar/article/jose-antonio-montilla-tiene-que-existir-libertad-a-la-hora-de-tomar-un-vino
-¿Hay mercado para el consumo de vinos espumantes en el mercado interno?
-Creo que al consumidor siempre le gustan las nuevas alternativas, como son los espumantes. Además, considero que el consumo de espumantes es más fácil para los nuevos consumidores, creo que para ellos abordar el mundo del vino con una bebida de este tipo es más accesible que hacerlo con un malbec o un cabernet.
-¿El espumante es una categoría que funciona como "entry level"?
- No funciona como tal porque hay espumantes en todos los segmentos y de toda la gama de precios. Pero sí es cierto que se hace más fácil abordar el mundo del vino. Muchas veces, con los descriptores y la comunicación de las propias bodegas que exige las notas de cata, hemos hecho poco "aproximable" el vino o al consumidor le da miedo acercarse a este mundo.
Creo que con los espumantes no hay tanta rigidez ni regla como se ha querido hacer con los vinos tranquilos y los maridajes. Entonces, sea de la gama de precio que sea, esto lo hace más próximo al consumidor.
-¿La industria ha resultado perjudicada por esta "educación"?
-Considero que ha sido interesante la educación del consumidor en la industria del vino y que ha servido de mucho. Se buscaba llegar al consumidor de alguna manera y allí los descriptores son bienvenidos.
Lo que ha sucedido es que en algún momento empezamos a utilizar de más el recurso y se ha creado como una especie de psicosis que si no sabés de vino no estás a la altura. Muchas veces esto nos ha alejado del público.
Entonces, perdemos consumidores, que pasan a la cerveza y a las gaseosas por esa manera que tenemos de comunicar el vino. Creo que es importante no olvidar la cultura del vino y su forma de consumo, pero hacer de eso algo intocable, especial y único, no me parece.
Hay muchas maneras de consumo, diversas formas de acercarse al vino y tiene que existir libertad a la hora de tomarlo. Creo que hay que dejar más flexibilidad del consumidor y menos rigidez a la hora de plantear estos temas.
-¿Qué posibilidades tiene Argentina de desarrollar espumantes al estilo español?
-Las variedades dependen de las condiciones del clima. Acá en Argentina, quien inició la movida con los espumantes inicialmente fue Chandon, por lo que se desarrollaron espumantes con variedades de francesas como chardonnay y pinot noir.
Afortunadamente, fue un acierto porque se encontró que el chardonnay y el pinot se daban muy bien para los espumantes. Igual todo es una cuestión de análisis, tenemos las variedades nuestras típicas del vino cava como Macabeo, Xare-lo y Parellada, que bien se podría analizar su uso aquí.
-¿Están pensando en desarrollarlas?
-No, nosotros por ahora no.
-¿Qué recepción tienen los espumantes Cava en Argentina?
-En lo que es vinos importados, la relación precio - calidad del Cava es muy buena, comparado con otros espumantes del mundo. Nosotros tenemos un producto de alta calidad a un precio muy razonable.
Creo que debemos trabajar un poco más en educar al consumidor sobre la elaboración de los espumantes y, en contraste, del método tradicional y el método Charmat. Es necesario que los que beben sepan la diferencia en el mercado amplio.
-Los consumidores de espumantes están en busca de vinos más dulces, ¿ustedes constatan esta tendencia?
-Sí, Freixenet tiene una gama amplia de productos. Tenemos productos que tienen azúcar, porque es lo que el consumidor pide. A mí, como enólogo, me gustan los vinos secos pero entiendo que hay que satisfacer los gustos del consumidor, que hoy busca algo más dulce.
Esto tiene que ver con hábitos de consumo. Al público en general le gustan más los dulces que los salados, que lo astringente o lo tánico. El gusto que más desarrollamos desde pequeños es el dulce. En su medida, creo que hay que educar al consumidor.
De entrada, a lo que debemos apuntar es a que el espumante no es solo un producto para las fiestas, sino que es otro vino con burbujas, que puede ser más o menos estructurado o menos, que puede servir para acompañar una comida, desde el aperitivo al postre, con sus diferentes características. Se puede hacer exactamente lo mismo que con el vino.
Fuente: http://losandes.com.ar/article/jose-antonio-montilla-tiene-que-existir-libertad-a-la-hora-de-tomar-un-vino
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