Zirkel: la nueva cara del Club Alemán


Luego del cierre de Akira y de A222, Zirkel es ahora el único restaurante de la ciudad con una gran vista panorámica. Un espacio renovado para disfrutar de platos con toques europeos, mirando al río.


Hacia un lado, el Obelisco; hacia el otro, el sur de la ciudad. Y en el otro frente, si el cielo está despejado, podés llegar a ver la costa uruguaya, más precisamente la de Colonia, detrás del Río de la Plata. Así de amplia es la vista a través de los ventanales del restaurante del Club Alemán, que funciona en el piso 22 de un edificio de avenida Corrientes, casi llegando a Alem.
Ese es, históricamente, uno de los grandes atractivos de este salón, que a principios de  año se reinauguró con una propuesta nueva de la mano de Carlos María Esnal, un empresario gastronómico de larga experiencia en el mercado local.  La renovación se nota tanto en lo estético como en lo gastronómico. Una flamante barra de tragos te recibe ni bien entrás al lugar que, obviamente, es muy luminoso, con impecable acústica y acertada distancia entre las mesas.
La modernización no implica que el lugar sea ahora informal: mantiene un estilo sobrio, pero mucho más aggiornado a los tiempos actuales. La cocina está a cargo de Germán Ruberto, quien ya había trabajado con Esnal en La Colección y, previamente, en varios restaurantes de Francia e Italia. Pero aquí, en consonancia con el club al cual pertenece el restaurante, hace una lúcida reinterpretación de la cocina germana.
“Tratamos de que todo tenga un toque alemán”, explica. Una de las entradas, por ejemplo, es un strudel de queso (brie y azul), con mermelada de cebollas ($89). Entre los principales, el pacú sauté con lentejas turcas y crocante de quinoa ($110) emula el lucio (pescado teutón que no nada en aguas locales). Uno de los platos más sabrosos y contundentes es el cerdo ahumado, con repollo agridulce, batatas, salsa de oporto y ciruelas ($125). Entre los postres, el streusel de manzana con helado de crema y avena ($60) lleva arándanos que le suman frescura. Por persona, se gastan alrededor de 250 pesos. Está abierto de lunes a sábado, a partir del mediodía.

EMPRESARIO EXPERIMENTADO
Muchos se acordarán de Katrine, uno de los pioneros de Puerto Madero, que abrió en 1994 y por donde pasaron muchos políticos y actores de la época. A cargo de ese restaurante estaba Carlos María Esnal, el empresario que más tarde tomaría las riendas de otros proyectos como Chandon Bar, Museo Renault, Armani Caffé y La Colección, en el museo de la Fundación Fortabat. La administración de Zirkel es su nuevo desafío.

UN LUGAR, TRES MOMENTOS
“No tengo un restaurante. Tengo tres”, explica Esnal. “Al mediodía vienen muchos ejecutivos para reuniones de negocios y extranjeros. A la tarde, llega gente al after office, a tomar tragos mientras miran la caída del sol. Y a la noche, hay muchas parejas que, lógicamente, buscan las mesas pegadas a las ventanas”. Así, Zirkel muestra diferentes facetas dependiendo del horario. Luego del cierre de Akira y de A222 (que funcionaban en los pisos 19 y 20 de un edificio cercano), Zirkel es ahora el único restaurante de la ciudad con una gran vista panorámica.
Queda en Av. Corrientes 327, piso 22, Centro / T. 4311-3313 

Por Claudio Weissfeld

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