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Arrancan las celebraciones por el Malbec World Day por el Gran Hidalgo

El 17 de abril es el día mundial del Malbec y Argentina lo celebra en todo el mundo con una serie de eventos que largaron el viernes pasado. Historia de una resurrección al cabo de un siglo de olvido.
Malbec, foto Federico García, Genitleza Bodega Alta Vista
¿Qué hacer para promocionar una uva a nivel global? Se organiza una movida en el mundo. Y esa es la apuesta de Wines of Argentina, la entidad que nuclea a las bodegas exportadoras del país, que lanzó el viernes pasado en Buenos Aires el primero de una serie de eventos a escala planetaria bajo el nombre de Malbec Making Noise.

La movida este año viene con carácter joven: entre DJ’s y propuestas de street art, consiste en una mega degustación de vinos para un público definido entre los 25 y los 35 años. Así fue el evento de Buenos Aires y la misma propuesta es la que tendrá lugar –con variaciones- en ciudades como Lima, Sao Pablo, México DF, mientras que en Nueva York y Londres, que cierra el ciclo el 30 de abril, el la cosa gira en torno a un espectáculo: Cambalache.

Lo interesante del evento es la escala–en total propone más de 60 eventos en 44 países- y la integración con redes sociales que, este año, además, supone el uso de un aplicativo móvil llamado WineLike. Todo, hay que decirlo, para rendirle un debido homenaje a una uva que supo estar entre las más famosas del mundo y luego cayó en un triste olvido hasta que Argentina la rescató.


Todo por un insecto
La historia del Malbec es larga. Pero para nuestro país arranca oficialmente un 17 de abril de 1852, cuando se firmó el decreto para establecer la primera Quinta Agronómica, precursora de las escuelas normales, cuyo primer director fue el francés Miguel Amado Pouget. Fue él quien introdujo al Malbec desde Chile y quien lo propagó de este lado de la cordillera.

Pero el camino de esta variedad es el resultado de un insospechado milagro de conservación. Durante el siglo XVIII y XIX el Malbec ocupó gran parte del viñedo francés y formó el corazón de los primeros grandes vinos de Burdeos. Sin embargo, fue prácticamente erradicada de Francia a fines del siglo XIX. ¿La razón? Un insecto que acabó con el viñedo francés en menos de tres décadas.
Desde 1863 –fecha en que fue descripta por primera vez- la filoxera, como se conoce a un tipo de pulgón que parasita la vid, arrasó el viñedo del viejo continente. Hasta ese año no se tenían noticias de su existencia, básicamente porque habitaba en el norte del continente americano, donde las vides silvestres –de las especies Vitis labrusca y rupestris- estaban perfectamente adaptada a su mordida letal. Sucede que la filoxera se alimenta en las raíces de la vid y su devastador efecto resulta invisible hasta que ya es irreversible.
Pero ese año se la detectó en invernadero de Francia, que se propagó rápidamente como una plaga por el viejo continente. Había entrado, al parecer, de la misma manera en que el Malbec llegó a la Argentina: para estudios científicos. Sin saberlo los agrónomos llevaron oculto al pulgón en las vides americanas que trasplantaron para sus investigaciones. El problema, que descubrirían tarde, es que la vitis vinifira o vid europea, a diferencia de sus primas americanas, no estaba adaptada al pulgón y sus raíces eran pasto tierno para la filoxera.

Así, entre la década de 1860 y 1890 se erradicaron de Europa muchos viñedos clave por estar infectados. La única solución conocida entonces era quemar las plantas. Y el Malbec estuvo entre esas variedades que cayeron en desgracia porque no resistieron la plaga. Para cuando se conoció la forma de combatirla hacia 1880 –básicamente, se injerta una vid europea en un pie de vid americana- gran parte del material genético que había dado fama a los vinos franceses se había perdido. Con el plus nada alentador en el caso del Malbec, ya que el injerto estiraba el ciclo de maduración y se desfasó de las regiones que le habían ganado fama, donde ya no maduraba bien.


La supervivencia del Malbec
Como Argentina tiene suelos muy arenosos en las zonas de cultivo, la filoxera nunca fue un problema grave para el viñedo local, ya que este pulgón prefiere suelos más pesados, clacáreos y arcillosos, capaces de retener la humedad vital para su vida. Así, el Malbec argentino es un superviviente de la vieja genética pre-filoxera, una suerte de fósil viviente de aquellos grandes vinos. Lo que lo convierte en un varietal único, sobre el que casi un siglo más tarde nuestro país construyó un nuevo recorrido de prestigio para esta uva.
Es ese largo bagaje el que se celebrar con el Malbec World Day. Su historia de olvido y resurrección bien merece un brindis.

Eta nota fue publicada en La Mañana de Neuquén el domingo 6 de abril de 2014.

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