Consumo Humano
¿Es factible tener una relación afectiva con alguien que de repente y de la nada se aleja, sin dar motivo de su alejamiento?
Las
personas pueden desaparecer de un vinculo sin dar explicaciones, y de
hecho lo hacen. Con quien no está no hay vínculo posible. Pero cabe
preguntarse si realmente estaba o si, más allá de su presencia física,
sólo existía en la ilusión del abandonado. En El Amor Líquido,Zygmunt Bauman
se pregunta por qué no les habría de caber a las relaciones amorosas
las mismas leyes de la sociedad de consumo. En esta sociedad manda el
deseo (real o provocado gracias a sofisticadas técnicas de incitación).
El deseo se apodera de su objeto, lo consume y va por el próximo. La
función del deseo es desear, la del amor cuidar, conservar, crear,
trascender. Así como el deseo impulsa a consumir lo que inmediatamente
convertirá en chatarra aunque esté en perfectas condiciones (autos,
teléfonos, computadoras, artefactos,prendas, sustancias), una vez que
esa modalidad se instala como fundamento de una cultura, tambien las
personas son descartables.
Es
decir, no son personas. Esta es una condición esencial para que el
abandonante actúe como lo hace. No ve en el otro a una persona sino a un
satisfactor de su deseo. Lo cosifica. Quizá esta comprobación sea la
mayor causa de dolor en el abandonado, porque lo peor para un ser humano
es no ser considerado como tal.
Las
relaciones utilitarias, sujeto-objeto, se han extendido e intoxican los
vinculos humanos (no sólo en la pareja). Pedir una receta para
evitarlas es caer en lo mismo. Las recetas son fórmulas masivas de
consumo. Y cada vínculo humano es una pieza artesanal que se forja con
paciencia, presencia, responsabilidad, atención, compartiendo
experiencias en un lento proceso de mutuo conocimiento. Esta recíproca
exploración es tan necesaria como riesgosa. Puede ocurrir que el otro no
sea el que deseo o ilusiono. Pero sin la tarea no habrá compromiso ni
responsabilidad, bases de una relación sólida. A veces la fuga estaba
anunciada pero se ignoraron las señales en nombre de la ilusión.
Usualmente, donde hay amor no hay abandono y donde hay abandono no hubo
amor.
Fuente: Revista La Nación, Sergio Sinay,15/07/13
Comentarios