Las mejores parrillitas de Buenos Aires para comer al aire libre Por Pablo Seoane
Como el fresco ya amenaza con volver, te pasamos 9 lugares de batalla para comer asado a cielo abierto y sin sufrir las inclemencias del humo parrillero, antes de que sea tarde.
Falta poco para que termine el verano y hay que aprovechar los últimos
días de calor para comer al sol o bajo las estrellas. Nada mejor para
completar ese combo que una buena parrilla, ideal si el humo no hace
estragos en nuestra ropa. A continuación, 9 lugares recomendados:
Una esquinita de barrio: EL COCILÓN DEL CLÚ
Lo más complejo de descifrar de esta reciente apertura en Colegiales es su nombre. El resto es una fórmula sencilla, grata e infalible que lo convierte en un lugar súper recomendable: impronta de barrio, buena onda, buenos precios y la típica oferta parrilla-pastas que contenta a todo el mundo. Sin exagerar, es la esquina perfecta para comer en la vereda, entre amigos, bajo la sombra de los árboles o la luz de las estrellas. Entre las carnes, muy bien asadas, se destacan su asado y su bife de chorizo ($65), pero atenti también con las pastas: antes de El Cocilón, uno de sus dueños tenía una fábrica de las mismas.
(Conesa 1299, esquina Virrey Arredondo, Colegiales / T. 4553-2484)
Sobre el boulevard de García del Río: LO DE JOSÉ
El local es muy pequeño. Pero sobre el arbolado boulevard que está sobre García del Río, a una cuadra del Parque Saavedra, se agrupan las mesas que pueden recibir hasta 60 comensales. Es decir que siempre que vayas, vas a comer a cielo abierto. El lugar se relanzó hace un par de años con bastante éxito. Las porciones son para compartir (un vacío cuesta $70 y comen dos). Lo malo: como todo parrillón, no cuidan de alejar sus vinos del fuego, así que hay que pedirlos con hielo.
(García del Río 3090, esquina Zapiola, Saavedra / T. 4702-2021)
Bajo la hiedra y escuchando pasar el tren: EL PATIO DE LILIANA
Bodegón clásico de esos que te sirven el vino en pingüino, la carne en platos de madera y el agua gasificada en sifón. Un lugar para ir con la familia, los amigos o la familia y los amigos. El patio trasero puede alojar a 60 personas sentadas, da a las vías del tren Sarmiento, que se escucha pasar cada tanto y, lo mejor: está cubierto por una hiedra. La especialidad de la casa son los chinchulines, cuyo secreto radica en que no están hervidos (a $33 la porción).
(Bartolomé Mitre 3986, Almagro/ T. 4983-4909)
Lugar de muchos patios internos: LA ESCONDIDA
Amplias, coquetas, con varios salones disponibles, varios de ellos al aire libre, y salad bar incluido. Así son las dos sucursales de esta parrillita que roza lo gourmet y luce como si fuera un club paquete. Para comer, nos quedamos con la entraña de novillo ($65), de un sabor incomparable porque lo preparan sin la capa que la recubre, su cocción es al estilo de una minuta y no está marcada. Recomendado también para ir con niños.
(Costa Rica 4464, Palermo y Arcos 3200, Núñez / T. 4833-9138 y T. 4701-1648)
Ideal para ir con las mascotas: LA RINCONADA
Esta parrilla ubicada en la intersección de las calles Núñez, Tamborini y Moldes, donde esta última se corta y da lugar a una suerte de paseo peatonal que linda con la ex-cancha de Platense (hoy un polideportivo), es un lugar propicio para ir con toda la familia, incluidos los perros, ya sea verano o invierno (porque si hace frío, igual podés comer afuera porque cierran con un toldo y calefaccionan). El boliche tiene su larga historia en la zona: data de los tiempos de la inmigración, cuando el local era de una italiana y se llamaba “El Rincón de Ada”. Para pedir, imperdible el ojo de bife. Todas las porciones vienen con una abundante guarnición de ensaladas y papas fritas.
(Tamborini 2701, Nuñez / T. 4545-1074)
De dorapa: LA ESQUINA DE SUCRE
A esta parrillita se la conoce como “la esquina de Sucre”, pero no tiene nombre. Es una especie de chiringuito donde se come bien, al aire libre y de parado. Su historia es de lo más curiosa: comenzó siendo ¡una verdulería! donde los empleados se hacían un asadito al mediodía. La gente que pasaba fue preguntando si se podía quedar a comer y así el boliche fue mutando. No será el lugar más indicado para una primera cita, pero sí para entrarle a una de las mejores bondiolas de Buenos Aires ($30). También hay vacío y asado, lo venden por kilo ($130).
(Miñones, esquina Sucre, Bajo Belgrano / T. 4788-0699)
Cerca del río: LA ALAMEDA SUR
Como un carrito de la costanera, pero con cocina de material y espacio interno. La Alameda Sur queda muy cerca de la estatua de Las Nereidas y tiene la estética y la impronta de una cadena de comida rápida. Vale la pena elegirla entre la amplia oferta de la zona por su cómodo y espacioso sector bajo los árboles. Hay sándwiches de pollo, cuadril y el popular choripán, pero no hay con que darle a su Especial de Bondiola que viene con tomate, lechuga, jamón, queso, cebolla, huevo, morrón, panceta y cuesta 36 pesos. Por si hay en el grupo algún disidente, hasta hay especiales con milanesa de soja.
(Tristán Achaval Rodríguez 1431, frente a la Reserva Ecológica, Costanera Sur / T. 4313-1032)
Las 24 horas: LO DE CHARLY
Comenzó como parrilla al paso. Con el tiempo agregó mesas de plástico, sillas y sombrillas en la calle, hasta convertirse en un clásico de Villa Ortúzar y específicamente el lugar perfecto para los noctámbulos que andan con hambre: está abierto las 24 horas. Sin descanso sale la entraña, el matambre tiernizado y la morcilla bombón, pero si no dan a elegir, nos quedamos con el sándwich de vacío.
(Av. Álvarez Thomas y Donado, Villa Urquiza / T. 4553-0882)
Amplio patio trasero: EL BOLICHE DE DARÍO
Si para vos la parrilla es sinónimo de pasarse con creces de la dieta, entonces no dudes en ir a El Boliche de Darío, donde se tiene la agradable sensación de que las mollejas, los chinchulines, el asado y el vacío no van a terminarse nunca. Acá la parrillada, con fritas y ensalada sin límites, te la cobran 80 pesos. Tiene dos sucursales, pero sugerimos la de Gaona porque tiene un patio al aire libre, ideal para ir de noche: un árbol, piedritas en el piso, mesas “kiosqueras” y hasta una fuente conforman la agradable escenografía.
(Avenida Gaona 1584, Caballito y sucursales / T. 4588-0577)
Otras Recomendaciones:
El Boliche de Dario de Av Corro.
La Escondida, de jueves a domingo, con lista de espera. El pan lo hacen ellos, son miñoncitos de manteca muy ricos.
El Ñandú, en Acassuso
PITO CUATRO. En la esquina de Cucha Cucha y Juan Agustín García, en el porteñísimo barrio de La Paternal, donde Dani es el factotum de todo. La entraña es imperdible. Las papas fritas a la provenzal recomendables.
Lo Del tano en Avellaneda.
La Nelly ,Puerto de Olivos, Corrientes al fondo a la izquierda.
La Tablita (Panamericana ramal Pilar) carne y achuras siempre tiernas, abundantes, barato, en especial el vacío.
En Caballito Capitán Parrilla en Díaz Vélez 5401.
En Almagro: La Parrillita: Pasaje Inca y Av. Medrano. Simple, al paso y sobria en la decoracion.
VICENTE en Coghlan a metros de la estación. Muy buena parrilla y demás platos. Comer en la vereda un placer!.
La Taberna de Roberto, en Brasil y Loria. Sobre Loria se adivinan las luces del Parque Patricios y sobre Brasil, la arboleda de la avenida. También Totin, en Alvarez Thomas y Av. De Los Incas, mirando el Boulevard de Los Incas.
Una esquinita de barrio: EL COCILÓN DEL CLÚ
Lo más complejo de descifrar de esta reciente apertura en Colegiales es su nombre. El resto es una fórmula sencilla, grata e infalible que lo convierte en un lugar súper recomendable: impronta de barrio, buena onda, buenos precios y la típica oferta parrilla-pastas que contenta a todo el mundo. Sin exagerar, es la esquina perfecta para comer en la vereda, entre amigos, bajo la sombra de los árboles o la luz de las estrellas. Entre las carnes, muy bien asadas, se destacan su asado y su bife de chorizo ($65), pero atenti también con las pastas: antes de El Cocilón, uno de sus dueños tenía una fábrica de las mismas.
(Conesa 1299, esquina Virrey Arredondo, Colegiales / T. 4553-2484)
Sobre el boulevard de García del Río: LO DE JOSÉ
El local es muy pequeño. Pero sobre el arbolado boulevard que está sobre García del Río, a una cuadra del Parque Saavedra, se agrupan las mesas que pueden recibir hasta 60 comensales. Es decir que siempre que vayas, vas a comer a cielo abierto. El lugar se relanzó hace un par de años con bastante éxito. Las porciones son para compartir (un vacío cuesta $70 y comen dos). Lo malo: como todo parrillón, no cuidan de alejar sus vinos del fuego, así que hay que pedirlos con hielo.
(García del Río 3090, esquina Zapiola, Saavedra / T. 4702-2021)
Bajo la hiedra y escuchando pasar el tren: EL PATIO DE LILIANA
Bodegón clásico de esos que te sirven el vino en pingüino, la carne en platos de madera y el agua gasificada en sifón. Un lugar para ir con la familia, los amigos o la familia y los amigos. El patio trasero puede alojar a 60 personas sentadas, da a las vías del tren Sarmiento, que se escucha pasar cada tanto y, lo mejor: está cubierto por una hiedra. La especialidad de la casa son los chinchulines, cuyo secreto radica en que no están hervidos (a $33 la porción).
(Bartolomé Mitre 3986, Almagro/ T. 4983-4909)
Lugar de muchos patios internos: LA ESCONDIDA
Amplias, coquetas, con varios salones disponibles, varios de ellos al aire libre, y salad bar incluido. Así son las dos sucursales de esta parrillita que roza lo gourmet y luce como si fuera un club paquete. Para comer, nos quedamos con la entraña de novillo ($65), de un sabor incomparable porque lo preparan sin la capa que la recubre, su cocción es al estilo de una minuta y no está marcada. Recomendado también para ir con niños.
(Costa Rica 4464, Palermo y Arcos 3200, Núñez / T. 4833-9138 y T. 4701-1648)
Ideal para ir con las mascotas: LA RINCONADA
Esta parrilla ubicada en la intersección de las calles Núñez, Tamborini y Moldes, donde esta última se corta y da lugar a una suerte de paseo peatonal que linda con la ex-cancha de Platense (hoy un polideportivo), es un lugar propicio para ir con toda la familia, incluidos los perros, ya sea verano o invierno (porque si hace frío, igual podés comer afuera porque cierran con un toldo y calefaccionan). El boliche tiene su larga historia en la zona: data de los tiempos de la inmigración, cuando el local era de una italiana y se llamaba “El Rincón de Ada”. Para pedir, imperdible el ojo de bife. Todas las porciones vienen con una abundante guarnición de ensaladas y papas fritas.
(Tamborini 2701, Nuñez / T. 4545-1074)
De dorapa: LA ESQUINA DE SUCRE
A esta parrillita se la conoce como “la esquina de Sucre”, pero no tiene nombre. Es una especie de chiringuito donde se come bien, al aire libre y de parado. Su historia es de lo más curiosa: comenzó siendo ¡una verdulería! donde los empleados se hacían un asadito al mediodía. La gente que pasaba fue preguntando si se podía quedar a comer y así el boliche fue mutando. No será el lugar más indicado para una primera cita, pero sí para entrarle a una de las mejores bondiolas de Buenos Aires ($30). También hay vacío y asado, lo venden por kilo ($130).
(Miñones, esquina Sucre, Bajo Belgrano / T. 4788-0699)
Cerca del río: LA ALAMEDA SUR
Como un carrito de la costanera, pero con cocina de material y espacio interno. La Alameda Sur queda muy cerca de la estatua de Las Nereidas y tiene la estética y la impronta de una cadena de comida rápida. Vale la pena elegirla entre la amplia oferta de la zona por su cómodo y espacioso sector bajo los árboles. Hay sándwiches de pollo, cuadril y el popular choripán, pero no hay con que darle a su Especial de Bondiola que viene con tomate, lechuga, jamón, queso, cebolla, huevo, morrón, panceta y cuesta 36 pesos. Por si hay en el grupo algún disidente, hasta hay especiales con milanesa de soja.
(Tristán Achaval Rodríguez 1431, frente a la Reserva Ecológica, Costanera Sur / T. 4313-1032)
Las 24 horas: LO DE CHARLY
Comenzó como parrilla al paso. Con el tiempo agregó mesas de plástico, sillas y sombrillas en la calle, hasta convertirse en un clásico de Villa Ortúzar y específicamente el lugar perfecto para los noctámbulos que andan con hambre: está abierto las 24 horas. Sin descanso sale la entraña, el matambre tiernizado y la morcilla bombón, pero si no dan a elegir, nos quedamos con el sándwich de vacío.
(Av. Álvarez Thomas y Donado, Villa Urquiza / T. 4553-0882)
Amplio patio trasero: EL BOLICHE DE DARÍO
Si para vos la parrilla es sinónimo de pasarse con creces de la dieta, entonces no dudes en ir a El Boliche de Darío, donde se tiene la agradable sensación de que las mollejas, los chinchulines, el asado y el vacío no van a terminarse nunca. Acá la parrillada, con fritas y ensalada sin límites, te la cobran 80 pesos. Tiene dos sucursales, pero sugerimos la de Gaona porque tiene un patio al aire libre, ideal para ir de noche: un árbol, piedritas en el piso, mesas “kiosqueras” y hasta una fuente conforman la agradable escenografía.
(Avenida Gaona 1584, Caballito y sucursales / T. 4588-0577)
Otras Recomendaciones:
El Boliche de Dario de Av Corro.
La Escondida, de jueves a domingo, con lista de espera. El pan lo hacen ellos, son miñoncitos de manteca muy ricos.
El Ñandú, en Acassuso
PITO CUATRO. En la esquina de Cucha Cucha y Juan Agustín García, en el porteñísimo barrio de La Paternal, donde Dani es el factotum de todo. La entraña es imperdible. Las papas fritas a la provenzal recomendables.
Lo Del tano en Avellaneda.
La Nelly ,Puerto de Olivos, Corrientes al fondo a la izquierda.
La Tablita (Panamericana ramal Pilar) carne y achuras siempre tiernas, abundantes, barato, en especial el vacío.
En Caballito Capitán Parrilla en Díaz Vélez 5401.
En Almagro: La Parrillita: Pasaje Inca y Av. Medrano. Simple, al paso y sobria en la decoracion.
VICENTE en Coghlan a metros de la estación. Muy buena parrilla y demás platos. Comer en la vereda un placer!.
La Taberna de Roberto, en Brasil y Loria. Sobre Loria se adivinan las luces del Parque Patricios y sobre Brasil, la arboleda de la avenida. También Totin, en Alvarez Thomas y Av. De Los Incas, mirando el Boulevard de Los Incas.
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