De película: una historia de amor que logró un negocio familiar exitoso
Fuente: MDZ | Gema Gallardo Accardi.
Giovanna Carparelli, un día, se enamoró de un hombre casi de la misma
edad que su padre. Para entonces ella trabajaba como periodista y tenía
muchos deseos de emprender su propio negocio. Así, con su pareja Sergio
Mastrapascua no sólo lograron acrecentar su amor, sino que también
crear un negocio exitoso.
Hoy, los Carparelli y los Mastrapascuas no sólo son familia, sino que son socios en el negocio de los vinos. Poseen un hotel boutique en Chacras de Coria, que en realidad es la casa de la fallecida escultora Eliana Molinelli y que es elegido año tras año por turistas argentinos y extranjeros.
Allí, en ese bello lugar sobre calle Italia, donde se respira arte y aún vive el espíritu de la talentosa escultora, Giovanna (brand manager) y Romina Carparelli (enóloga y export manager), hermanas y socias de Bodega Margot, recibieron al equipo de MDZ Online. Foto: Romina y Giovanna, hermanas y socias.
-¿Cómo inician este proyecto?
Giovanna:- Creo mucho en los mandatos familiares. En este emprendimiento hay dos familias que trabajan. Por el lado de los Carparelli, mi abuela Victoria Di Toma tenía sus tierras en Bari (Italia) y con la Segunda Guerra Mundial perdieron todo y se vinieron a Argentina sin nada. Desde chica escuchaba a mi papá querer comprar una tierra… Fue un deseo postergado, mi papá se dedicó al petróleo e hizo toda su carrera ahí y siempre tuvo ese deseo postergado. Cuando yo me enamoro de un hombre bastante mayor que yo, casi de la edad de mi papá, su familia era del mismo pueblo que mi abuela. Su abuelo llegó al país sólo porque el resto de los hermanos se fueron a Nueva York y terminó en Mendoza a los 14 años con la familia Di Leo. Así el abuelo de mi marido, Sergio Mastrapascua, empezó a trabajar en bodegas de Maipú y se hizo en el oficio de tonelero. Hacía barricas de roble para las bodegas. Sus hijos eran comisionistas de vino y siempre vivieron en Maipú, muy en el epicentro de lo que era la vitivinicultura de sus años. Por su lado, Sergio trabajó en miles de cosas: fue funcionario público, fue gerente de Aerolíneas Argentinas, estuvo como gerente de una bodega y cuando nos conocimos empezamos a pensar en un proyecto común. Él estaba cansado del trabajo corporativo y de todo lo que exige el mismo. Mi papá estaba retirado ya del petróleo… Así pensamos en una opción independiente ya que para entonces yo trabajaba en diario Unocomo periodista. Yo quería hacer algo porque me encanta escribir pero necesitaba hacer otra cosa. Como periodista entrevisté a un montón de gente copada, pero me dejaban con las ganas de hacer algo más. Así en el vino encontramos una enorme respuesta porque es mucho más que un producto en sí mismo. El vino te da posibilidades de contar historias, de desarrollar una creatividad impresionante. Hay un mundo alrededor del vino que creo que no lo tiene ningún otro producto. Es un estilo y una filosofía de vida que nos enamoró. Sergio venía con experiencia gerencial y yo me metí de cabeza. Para entonces, Romina era muy chiquita…
Romina:- Cuando el proyecto nace, yo llevaba dos años estudiando enología…
Giovanna:- La primera elaboración la hicimos en 2003. La empresa se creó en 2002 y la primera botella la presentamos en 2004.
-¿Cuándo adquieren la bodega?
Giovanna:-Nosotros empezamos por la otra punta. La bodega es nuevita. Cuando comenzamos hicimos seis mil botellas de espumante Margot. Contratamos un enólogo porque Romina era estudiante aún. Con esas botellas hicimos el primer desarrollo de marca propia que está inspirada en el tango. A Sergio y a mí nos gusta mucho el tango, nos encanta la poesía que tiene. Hay en el tango toda una manera de ver la vida argentina que no tiene nada que ver con la del resto de Latinoamérica. Hay una filosofía de la pérdida, hay una gran consciencia de paso del tiempo en el tango y se manifiesta, es una cachetada de realidad la que te da. En otras culturas tienden a disimular el paso del tiempo. La tristeza de la gente que llegaba a los puertos de Buenos Aires está muy bien relatada en el tango. Entonces, ¿cómo hacer champagne? Aclaremos que cuando lo nombramos para nosotros es una denominación de producto, no un plagio de origen. Cuando uno habla de champagne no está pensando en que necesariamente sea francés, pero ahora hay que decirle espumante. Sin embargo, el tango no dice espumante, dice champagne. Así, en el tango, que nos encanta y tiene toda esa profundidad filosófica, encontramos que el champagne era todo un símbolo. Un símbolo de lo que el poeta no podía tener, cuando necesitaba describir lo inaccesible dice “champagne”. Entonces, nos pareció que Margot, que es el primer tango que habla del champagne, era el nombre ideal para empezar nuestra marca de vinos espumantes y finalmente desde la primera marca salió el nombre que bautizó todo el proyecto. Con el paso del tiempo los hombres del proyecto se revelaron. ¿Por qué? Porque hay toda una historia con respecto a las viudas del champagne. Todas las champañeras más famosas de Europa son de viudas… Esto ni a mi papá ni a Sergio les gustaba mucho (risas). De esta manera, se abrieron y comenzaron a elaborar un malbec en 2006, a pesar de que nosotras no estábamos de acuerdo.
-¿Por qué no?
Romina:- Lo que pasa es que éramos una bodega de espumante y esa era nuestra especialización. Sergio desde su gerenciamiento nos ha educado en que sólo en la especialización está el éxito. Entonces era la traición a su propio lema. Pero lo hicieron y les salió fantástico. (Risas).
Giovanna:- Así empezó el desafió de cómo identificar ese vino porque Margot no se adaptaba para un malbec. Seguimos explorando en el tango y el siguiente que escribió Celedonio Flores después de Margot fue Mano a Mano y en uno de los versos de ese tango dice: “Como juega el gato Maula con el mísero ratón”. Y de ahí sale la marca Maula para el malbec. Hay todo un desarrollo de las etiquetas con comics del gato Maula porque si algo hemos querido siempre es no caer en el lugar común. Si bien el tango fue una gran fuente de inspiración no quisimos caer en los lugares comunes de éste.
-¿Dónde elaboran el malbec y el espumante?
Romina:- Los viñedos están en Tupungato. A partir de este año logramos tener nuestra propia bodega. Comenzamos de atrás hacia delante. Es decir, primero hicimos un producto que tratamos de comercializar y luego de instalarlo en mercados del exterior llegamos a tener nuestra bodega. Nuestro proyecto es limitado, nuestro objetivo es alcanzar las 300 mil botellas entre todos los productos. Hoy tenemos siete vinos y uno en la cocina. La idea es llegar con todos ellos a esa cantidad. Tenemos 30 hectáreas en Tupungato y de esas, actualmente, estamos usando la mitad. Estamos en las 150 mil botellas. Hemos diversificado nuestras opciones de negocio, desde los vinos fraccionados con nuestra marca, una parte de vino a granel y una parte como uva. Entonces, el objetivo es llegar a esa cifra.
Giovanna:- Nosotros estamos utilizando la definición de vinos de diseño porque nos parece que nos representa más que la ambigüedad de la palabra boutique.
-¿Qué cantidad de producción exportan?
Romina:- Estamos entre el 60 y el 70 por ciento de la producción.
-Las noticias últimamente indican que el dólar oficial estancado está perjudicando a las pequeñas bodegas y sobre todos a las boutiques que se dedican a exportar. ¿Cuál es la situación de ustedes?
Giovanna:- A nosotros nos afecta en las líneas bajas.
Romina:- La pérdida grande de rentabilidad se ha dado en las líneas más bajas. Los vinos que están entre los 3,50 o 4 dólares son los que están tendiendo a desaparecer. Esto tiene un lado bueno y uno malo: el bueno es que a raíz de esto hemos ido consolidando las líneas altas. En Estados Unidos, que es nuestro principal destino y donde queremos seguir creciendo, este hecho nos suma. Es decir, la línea fuerte de Argentina estaba en los 9,99 dólares y ahora pasó a los 20 dólares. Entonces, realmente al país eso le sirve y le permite posicionar los vinos de alta gama. Lo que no quita que para las bodegas boutiques o las bodegas de menor volumen necesitamos tener una política diferenciada que nos permita que nuestros costos no sean tan altos y se vea perjudicada nuestra rentabilidad. Nosotros estamos trabajando muy bien en China con nuestras líneas de alta gama. Yo siempre digo que prefiero vender menos volumen en ese segmento y consolidarme, a estar en una góndola con la línea básica, mandando cinco contenedores pero que si un día aumenta un centavo y hay otra propuesta más barata, nosotros desaparecemos. Para nosotros a nivel pyme lo más difícil es el crecimiento de nuestros costos por no tener una política diferenciada que nos beneficie.
Giovanna:- Hemos sido parte de una política gubernamental para promover el desarrollo industrial. Desde la plantación del viñedo hasta los viajes que realizamos al exterior fuimos acompañados por políticas de créditos, de tasas subsidiadas, por misiones que se arman a bajos costos. Romina va a hacer la gira por varios países gracias a esta política.
Romina:- Celebro la creación de organismos como Wines of Argentina para la promoción de los vinos en el exterior. Nuestra mayor alianza la tenemos con ProMendoza, hemos trabajado en casi todas las actividades que han propuesto teniendo en cuenta nuestros intereses. Pero a lo que voy es que es muy distinto ser 20 bodegas amparadas en una misma imagen a tener que ir solas…
-¿Por qué no participaron de la misión que se organizó a Colombia y Venezuela?
Romina:- Está dentro de nuestros objetivos Latinoamérica, pero por nuestros volúmenes tengo que elegir bien los mercados donde quiero hacer marca. Hoy estamos en Estados Unidos, México, Brasil y China y con eso tenemos completo el tablero. Pero el extra que son algunas cajitas que tenemos queremos moverlas en Latinoamérica. El movimiento mundial nos está diciendo que de este lado del mundo estamos mejor, entonces vamos a hacer fuerza para movernos en Sudamérica que está yendo en un muy buen camino. Pero esto es un plan paulatino.
-Aparte de la bodega, tienen un hotel boutique. Nos cuentan un poco la historia que es muy particular…
-¿Generalmente reciben extranjeros?
Romina:- En el verano es el fuerte de extranjeros, pero en la contra temporada tenemos mucho público nacional. De Buenos Aires, generalmente.
Giovanna:- Cuando lo abrimos las expectativas eran atender 100 por ciento extranjeros, pero las estadísticas nos dicen que en 2010 tuvimos 60 por ciento de público argentino. El año pasado tuvimos una ocupación altísima y se perfila muy bien el que viene. Lo que sucede que con dos habitaciones quedamos rápidamente fuera de la oferta.
Romina:- El restorán nuestro tiene 12 cubiertos y somos el gran recomendado de la zona porque muchos de los hotelitos de por acá no tienen la gastronomía que nosotros ofrecemos.
Giovanna:- En esta zona trabajamos mucho en alianza y creo que eso ha sido una política distintiva de Chacras: el trabajar “con” y no “en contra de”. Hemos logrado trabajar con todos los hoteles de Chacras, con dos habitaciones y con una tarifa bien específica no entramos dentro de la competencia de alojamiento. Entonces, han visto en nosotros un complemento de oferta para mandar a sus pasajeros a participar de alguna experiencia diferente en Margot.
-¿Cuáles son los pro y los contras de trabajar en familia?
Romina:- Los puestos claves de la empresa los ocupan familiares y desde ahí hemos ido armando la red de colaboradores. No ha sido sencillo encontrar gente porque el tema de ser familia te da una confianza y un nivel de compromiso desmedido, por lo que cuesta encontrar personas que trabajen a nuestro ritmo.
Giovanna:- Es complejo y lleva un tiempo de conocerse y reconocerse porque no es lo mismo lo que saca de uno la relación laboral, la presión. Los proyectos chicos trabajan siempre en falta. Falta gente, falta plata… Siempre estás tratando de lograr los objetivos con esa presión.
-¿Los domingos se reúnen…?
Giovanna:- A veces optamos por no vernos (carcajadas).
Romina:- Ella es como el equipo separatista. Yo a lo de mis padres voy siempre porque la familia unida los domingos es una tarea. Soy muy dedicada, todos los días la llamo a mi mamá, si puedo paso y la saludo y después sigo a mi casa. Pero cuando mi papá empieza a comentar las cosas que pasan en la finca lo saco volando.
Giovanna:- Mi papá es el encargado de la finca, fue quien la encontró, la buscó, quien la plantó y durante 10 años la ha gestionado. Han sido muchos años de gran dedicación. La empezó de cero y hoy tenemos viñedos funcionando.
-Giovanna, ¿pensás volver al periodismo o lo abandonaste definitivamente?
Giovanna:- Para trabajar como periodista a esta altura no me queda energía, pero sigo escribiendo. A pesar de que mi paso por el periodismo no fue tan largo, fue intenso. Empecé a los 18 años en Canal 9 y trabajé hasta los 25 cuando me fui del Uno, en el 2000 que fue una época dura y de muchos despidos. Anduve por todos lados: por radios, radiecitos, diarios. Fue muy divertido y muy importante para mí, logré abrir mi cabeza al mundo.
-¿Qué te parece la Ley de Medios?
Giovanna:- En estos años en los que he tomado distancia del periodismo, me he dado bastante la cabeza contra la pared porque no hay parcialidad alguna en nadie que escribe nada. La objetividad periodística es una gran mentira inventada por los anglosajones para dominar el mundo, como decían Pinky y Cerebro. No existe la objetividad, uno siempre escribe desde un lugar, desde lo que es y desde lo que te permiten, porque todos los medios son empresas y tienen intereses concretos. Creo que es compleja la función del periodista y que no está resuelta la ética profesional. No se sabe bien hasta donde es más importante lo que uno realmente cree o lo que uno necesita para llevar a su casa y seguir viviendo. Creo que la revolución de la información nos lleva a pensar que nada es inocente, que todo tiene una intencionalidad escondida y estaría bueno que eso se dijera más abiertamente, se dejara de apañar y de hacerle creer a la gente cosas que nos son. Cada vez menos gente cree en la objetividad periodística…
Con respecto a la ley me parece buena, en la facultad estudiábamos sobre esto, que teníamos una ley hecha por el proceso militar, estudiábamos la concentración. Los periodistas hemos sido víctimas de la concentración en cuanto a la posibilidad de conseguir trabajo y en aceptar determinadas condiciones laborales porque no teníamos a dónde irnos. La gran parte de los periodistas son vulnerables y necesitan que haya más dueños de medios para poder tener más opciones de trabajo. La Ley de Medios es el resultado de un proceso largo. Seguramente va a tener miles de desperfectos pero creo que es un paso adelante.
Hoy, los Carparelli y los Mastrapascuas no sólo son familia, sino que son socios en el negocio de los vinos. Poseen un hotel boutique en Chacras de Coria, que en realidad es la casa de la fallecida escultora Eliana Molinelli y que es elegido año tras año por turistas argentinos y extranjeros.
Allí, en ese bello lugar sobre calle Italia, donde se respira arte y aún vive el espíritu de la talentosa escultora, Giovanna (brand manager) y Romina Carparelli (enóloga y export manager), hermanas y socias de Bodega Margot, recibieron al equipo de MDZ Online. Foto: Romina y Giovanna, hermanas y socias.
-¿Cómo inician este proyecto?
Giovanna:- Creo mucho en los mandatos familiares. En este emprendimiento hay dos familias que trabajan. Por el lado de los Carparelli, mi abuela Victoria Di Toma tenía sus tierras en Bari (Italia) y con la Segunda Guerra Mundial perdieron todo y se vinieron a Argentina sin nada. Desde chica escuchaba a mi papá querer comprar una tierra… Fue un deseo postergado, mi papá se dedicó al petróleo e hizo toda su carrera ahí y siempre tuvo ese deseo postergado. Cuando yo me enamoro de un hombre bastante mayor que yo, casi de la edad de mi papá, su familia era del mismo pueblo que mi abuela. Su abuelo llegó al país sólo porque el resto de los hermanos se fueron a Nueva York y terminó en Mendoza a los 14 años con la familia Di Leo. Así el abuelo de mi marido, Sergio Mastrapascua, empezó a trabajar en bodegas de Maipú y se hizo en el oficio de tonelero. Hacía barricas de roble para las bodegas. Sus hijos eran comisionistas de vino y siempre vivieron en Maipú, muy en el epicentro de lo que era la vitivinicultura de sus años. Por su lado, Sergio trabajó en miles de cosas: fue funcionario público, fue gerente de Aerolíneas Argentinas, estuvo como gerente de una bodega y cuando nos conocimos empezamos a pensar en un proyecto común. Él estaba cansado del trabajo corporativo y de todo lo que exige el mismo. Mi papá estaba retirado ya del petróleo… Así pensamos en una opción independiente ya que para entonces yo trabajaba en diario Unocomo periodista. Yo quería hacer algo porque me encanta escribir pero necesitaba hacer otra cosa. Como periodista entrevisté a un montón de gente copada, pero me dejaban con las ganas de hacer algo más. Así en el vino encontramos una enorme respuesta porque es mucho más que un producto en sí mismo. El vino te da posibilidades de contar historias, de desarrollar una creatividad impresionante. Hay un mundo alrededor del vino que creo que no lo tiene ningún otro producto. Es un estilo y una filosofía de vida que nos enamoró. Sergio venía con experiencia gerencial y yo me metí de cabeza. Para entonces, Romina era muy chiquita…
Romina:- Cuando el proyecto nace, yo llevaba dos años estudiando enología…
Giovanna:- La primera elaboración la hicimos en 2003. La empresa se creó en 2002 y la primera botella la presentamos en 2004.
-¿Cuándo adquieren la bodega?
Giovanna:-Nosotros empezamos por la otra punta. La bodega es nuevita. Cuando comenzamos hicimos seis mil botellas de espumante Margot. Contratamos un enólogo porque Romina era estudiante aún. Con esas botellas hicimos el primer desarrollo de marca propia que está inspirada en el tango. A Sergio y a mí nos gusta mucho el tango, nos encanta la poesía que tiene. Hay en el tango toda una manera de ver la vida argentina que no tiene nada que ver con la del resto de Latinoamérica. Hay una filosofía de la pérdida, hay una gran consciencia de paso del tiempo en el tango y se manifiesta, es una cachetada de realidad la que te da. En otras culturas tienden a disimular el paso del tiempo. La tristeza de la gente que llegaba a los puertos de Buenos Aires está muy bien relatada en el tango. Entonces, ¿cómo hacer champagne? Aclaremos que cuando lo nombramos para nosotros es una denominación de producto, no un plagio de origen. Cuando uno habla de champagne no está pensando en que necesariamente sea francés, pero ahora hay que decirle espumante. Sin embargo, el tango no dice espumante, dice champagne. Así, en el tango, que nos encanta y tiene toda esa profundidad filosófica, encontramos que el champagne era todo un símbolo. Un símbolo de lo que el poeta no podía tener, cuando necesitaba describir lo inaccesible dice “champagne”. Entonces, nos pareció que Margot, que es el primer tango que habla del champagne, era el nombre ideal para empezar nuestra marca de vinos espumantes y finalmente desde la primera marca salió el nombre que bautizó todo el proyecto. Con el paso del tiempo los hombres del proyecto se revelaron. ¿Por qué? Porque hay toda una historia con respecto a las viudas del champagne. Todas las champañeras más famosas de Europa son de viudas… Esto ni a mi papá ni a Sergio les gustaba mucho (risas). De esta manera, se abrieron y comenzaron a elaborar un malbec en 2006, a pesar de que nosotras no estábamos de acuerdo.
-¿Por qué no?
Romina:- Lo que pasa es que éramos una bodega de espumante y esa era nuestra especialización. Sergio desde su gerenciamiento nos ha educado en que sólo en la especialización está el éxito. Entonces era la traición a su propio lema. Pero lo hicieron y les salió fantástico. (Risas).
Giovanna:- Así empezó el desafió de cómo identificar ese vino porque Margot no se adaptaba para un malbec. Seguimos explorando en el tango y el siguiente que escribió Celedonio Flores después de Margot fue Mano a Mano y en uno de los versos de ese tango dice: “Como juega el gato Maula con el mísero ratón”. Y de ahí sale la marca Maula para el malbec. Hay todo un desarrollo de las etiquetas con comics del gato Maula porque si algo hemos querido siempre es no caer en el lugar común. Si bien el tango fue una gran fuente de inspiración no quisimos caer en los lugares comunes de éste.
-¿Dónde elaboran el malbec y el espumante?
Romina:- Los viñedos están en Tupungato. A partir de este año logramos tener nuestra propia bodega. Comenzamos de atrás hacia delante. Es decir, primero hicimos un producto que tratamos de comercializar y luego de instalarlo en mercados del exterior llegamos a tener nuestra bodega. Nuestro proyecto es limitado, nuestro objetivo es alcanzar las 300 mil botellas entre todos los productos. Hoy tenemos siete vinos y uno en la cocina. La idea es llegar con todos ellos a esa cantidad. Tenemos 30 hectáreas en Tupungato y de esas, actualmente, estamos usando la mitad. Estamos en las 150 mil botellas. Hemos diversificado nuestras opciones de negocio, desde los vinos fraccionados con nuestra marca, una parte de vino a granel y una parte como uva. Entonces, el objetivo es llegar a esa cifra.
Giovanna:- Nosotros estamos utilizando la definición de vinos de diseño porque nos parece que nos representa más que la ambigüedad de la palabra boutique.
-¿Qué cantidad de producción exportan?
Romina:- Estamos entre el 60 y el 70 por ciento de la producción.
-Las noticias últimamente indican que el dólar oficial estancado está perjudicando a las pequeñas bodegas y sobre todos a las boutiques que se dedican a exportar. ¿Cuál es la situación de ustedes?
Giovanna:- A nosotros nos afecta en las líneas bajas.
Romina:- La pérdida grande de rentabilidad se ha dado en las líneas más bajas. Los vinos que están entre los 3,50 o 4 dólares son los que están tendiendo a desaparecer. Esto tiene un lado bueno y uno malo: el bueno es que a raíz de esto hemos ido consolidando las líneas altas. En Estados Unidos, que es nuestro principal destino y donde queremos seguir creciendo, este hecho nos suma. Es decir, la línea fuerte de Argentina estaba en los 9,99 dólares y ahora pasó a los 20 dólares. Entonces, realmente al país eso le sirve y le permite posicionar los vinos de alta gama. Lo que no quita que para las bodegas boutiques o las bodegas de menor volumen necesitamos tener una política diferenciada que nos permita que nuestros costos no sean tan altos y se vea perjudicada nuestra rentabilidad. Nosotros estamos trabajando muy bien en China con nuestras líneas de alta gama. Yo siempre digo que prefiero vender menos volumen en ese segmento y consolidarme, a estar en una góndola con la línea básica, mandando cinco contenedores pero que si un día aumenta un centavo y hay otra propuesta más barata, nosotros desaparecemos. Para nosotros a nivel pyme lo más difícil es el crecimiento de nuestros costos por no tener una política diferenciada que nos beneficie.
Giovanna:- Hemos sido parte de una política gubernamental para promover el desarrollo industrial. Desde la plantación del viñedo hasta los viajes que realizamos al exterior fuimos acompañados por políticas de créditos, de tasas subsidiadas, por misiones que se arman a bajos costos. Romina va a hacer la gira por varios países gracias a esta política.
Romina:- Celebro la creación de organismos como Wines of Argentina para la promoción de los vinos en el exterior. Nuestra mayor alianza la tenemos con ProMendoza, hemos trabajado en casi todas las actividades que han propuesto teniendo en cuenta nuestros intereses. Pero a lo que voy es que es muy distinto ser 20 bodegas amparadas en una misma imagen a tener que ir solas…
-¿Por qué no participaron de la misión que se organizó a Colombia y Venezuela?
Romina:- Está dentro de nuestros objetivos Latinoamérica, pero por nuestros volúmenes tengo que elegir bien los mercados donde quiero hacer marca. Hoy estamos en Estados Unidos, México, Brasil y China y con eso tenemos completo el tablero. Pero el extra que son algunas cajitas que tenemos queremos moverlas en Latinoamérica. El movimiento mundial nos está diciendo que de este lado del mundo estamos mejor, entonces vamos a hacer fuerza para movernos en Sudamérica que está yendo en un muy buen camino. Pero esto es un plan paulatino.
-Aparte de la bodega, tienen un hotel boutique. Nos cuentan un poco la historia que es muy particular…
Giovanna:- Esta casa era de la escultora Eliana
Molinelli, cuando ella fallece su familia dejó la casa porque su
presencia artística es muy imponente en el lugar. En 2007 encontramos la
casa y estaba muy deteriorada por el tiempo que llevaba sin ocuparse.
La casa es patrimonio cultural y por lo afectivo no quieren desprenderse
de ella… Así fue que les hicimos una propuesta y desde 2008 la tenemos
en funcionamiento como hotel boutique. La familia había recibido
propuestas para convertirla en restorán pero las habían rechazado.
Nosotros les propusimos hacer la sede de Casa Margot y un trabajo para
que la casa recuperara su prestancia, además de ofrecer alojamiento en
las dos habitaciones que tiene. No le hemos cambiado el destino a ningún
espacio. Lo hemos conservado en su función de casa. Todo lo que
nosotros hacemos es en pequeña escala, así que logramos una gran
sinergia con la familia de Eliana. La tenemos en alquiler con un acuerdo
de explotación. Destacamos el trabajo de Eliana como artista y los que
pasan por acá se van conociendo su historia y su obra. Mantenemos la
marca Molinelli y la ponemos en valor en segmentos de públicos que son
similares.
Romina:- En el verano es el fuerte de extranjeros, pero en la contra temporada tenemos mucho público nacional. De Buenos Aires, generalmente.
Giovanna:- Cuando lo abrimos las expectativas eran atender 100 por ciento extranjeros, pero las estadísticas nos dicen que en 2010 tuvimos 60 por ciento de público argentino. El año pasado tuvimos una ocupación altísima y se perfila muy bien el que viene. Lo que sucede que con dos habitaciones quedamos rápidamente fuera de la oferta.
Romina:- El restorán nuestro tiene 12 cubiertos y somos el gran recomendado de la zona porque muchos de los hotelitos de por acá no tienen la gastronomía que nosotros ofrecemos.
Giovanna:- En esta zona trabajamos mucho en alianza y creo que eso ha sido una política distintiva de Chacras: el trabajar “con” y no “en contra de”. Hemos logrado trabajar con todos los hoteles de Chacras, con dos habitaciones y con una tarifa bien específica no entramos dentro de la competencia de alojamiento. Entonces, han visto en nosotros un complemento de oferta para mandar a sus pasajeros a participar de alguna experiencia diferente en Margot.
-¿Cuáles son los pro y los contras de trabajar en familia?
Romina:- Los puestos claves de la empresa los ocupan familiares y desde ahí hemos ido armando la red de colaboradores. No ha sido sencillo encontrar gente porque el tema de ser familia te da una confianza y un nivel de compromiso desmedido, por lo que cuesta encontrar personas que trabajen a nuestro ritmo.
Giovanna:- Es complejo y lleva un tiempo de conocerse y reconocerse porque no es lo mismo lo que saca de uno la relación laboral, la presión. Los proyectos chicos trabajan siempre en falta. Falta gente, falta plata… Siempre estás tratando de lograr los objetivos con esa presión.
-¿Los domingos se reúnen…?
Giovanna:- A veces optamos por no vernos (carcajadas).
Romina:- Ella es como el equipo separatista. Yo a lo de mis padres voy siempre porque la familia unida los domingos es una tarea. Soy muy dedicada, todos los días la llamo a mi mamá, si puedo paso y la saludo y después sigo a mi casa. Pero cuando mi papá empieza a comentar las cosas que pasan en la finca lo saco volando.
Giovanna:- Mi papá es el encargado de la finca, fue quien la encontró, la buscó, quien la plantó y durante 10 años la ha gestionado. Han sido muchos años de gran dedicación. La empezó de cero y hoy tenemos viñedos funcionando.
-Giovanna, ¿pensás volver al periodismo o lo abandonaste definitivamente?
Giovanna:- Para trabajar como periodista a esta altura no me queda energía, pero sigo escribiendo. A pesar de que mi paso por el periodismo no fue tan largo, fue intenso. Empecé a los 18 años en Canal 9 y trabajé hasta los 25 cuando me fui del Uno, en el 2000 que fue una época dura y de muchos despidos. Anduve por todos lados: por radios, radiecitos, diarios. Fue muy divertido y muy importante para mí, logré abrir mi cabeza al mundo.
-¿Qué te parece la Ley de Medios?
Giovanna:- En estos años en los que he tomado distancia del periodismo, me he dado bastante la cabeza contra la pared porque no hay parcialidad alguna en nadie que escribe nada. La objetividad periodística es una gran mentira inventada por los anglosajones para dominar el mundo, como decían Pinky y Cerebro. No existe la objetividad, uno siempre escribe desde un lugar, desde lo que es y desde lo que te permiten, porque todos los medios son empresas y tienen intereses concretos. Creo que es compleja la función del periodista y que no está resuelta la ética profesional. No se sabe bien hasta donde es más importante lo que uno realmente cree o lo que uno necesita para llevar a su casa y seguir viviendo. Creo que la revolución de la información nos lleva a pensar que nada es inocente, que todo tiene una intencionalidad escondida y estaría bueno que eso se dijera más abiertamente, se dejara de apañar y de hacerle creer a la gente cosas que nos son. Cada vez menos gente cree en la objetividad periodística…
Con respecto a la ley me parece buena, en la facultad estudiábamos sobre esto, que teníamos una ley hecha por el proceso militar, estudiábamos la concentración. Los periodistas hemos sido víctimas de la concentración en cuanto a la posibilidad de conseguir trabajo y en aceptar determinadas condiciones laborales porque no teníamos a dónde irnos. La gran parte de los periodistas son vulnerables y necesitan que haya más dueños de medios para poder tener más opciones de trabajo. La Ley de Medios es el resultado de un proceso largo. Seguramente va a tener miles de desperfectos pero creo que es un paso adelante.
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