Helados de postre: 8 restaurantes que te ahorran el viaje hasta la heladería
Tanto amamos nuestros helados que a la hora de elegir postre en el restaurante muchos decidimos ir a una heladería. Sin embargo, algunos helados de restaurante merecen una oportunidad.
Así como nos vanagloriamos de nuestra carne y de nuestro vino, a la
hora del postre los argentinos también tenemos un motivo para mandarnos
la parte: el helado. Por la buena calidad de la materia prima utilizada y
la creatividad de los heladeros locales, aquí se logra un producto
suave y cremoso que despierta pasiones: las heladerías suelen estar
colmadas, aún en invierno. No por nada la Argentina se ubica entre los
15 países que más helado consumen en el mundo: cuatro kilos anuales per
cápita (y aún bastante lejos de los 26,3 kilos anuales por cabeza que se
bajan los glotones de Nueva Zelanda, que ocupa el Top 1 del ranking),
según informa la AFHADYA (Asociación de Fabricantes Artesanales de
Helados y Afines).
Tal es el enamoramiento que tenemos por nuestros cucuruchos, que en los restaurantes muchos suelen no pedir postre y trasladarse a una heladería. Atentos a esto, cada vez más establecimientos se esmeran en ofrecer cremas heladas que estén a la altura de las circunstancias. ¿Qué ofrecen como argumento de venta?
Principalmente, tres cuestiones: en primer lugar, aunque tienen una oferta más acotada que la de una heladería, tienden a ser sabores más exóticos y arriesgados. Segundo, sobre todo en restaurantes étnicos, los helados complementan la línea gastronómica del restaurante. Después de comer piezas de sushi… ¿no es mucho más lógico un sutil helado de té verde que un dulce de leche bombón? Finalmente, hay un tema de ocasión: los helados artesanales de un restaurante están muchas veces al nivel de los de la heladería, pero uno no puede ir en cualquier momento a pedirse una bochita. Estás ahí, tienen buenas opciones, hay que aprovechar.
A continuación, ocho establecimientos que logran que la heladería quede como una segunda opción a la hora del postre.
CAPTAIN COOK
Marta Ramírez ha logrado crear en su hermoso restaurante en la Marina del Norte un menú que, según el día y la hora, es dominado por platos internacionales y del sudeste asiático. Lo que se mantiene inalterable son los postres, entre los cuales no faltan una serie de inusuales helados para acompañar. Se destacan el de leche de coco con lemon grass y la última novedad: canela con jengibre. Ramírez cuenta que para lograr sabores originales se inspira en lo que le gusta cocinar y en los ingredientes que maneja cotidianamente. La recomendación para los que tienen ganas de darle un respiro a los gustos de siempre es probar el de batata con queso azul, que tiene una progresión de sabores muy interesante. Primero se siente la batata y poco a poco se va identificando el sabor del queso. Una curiosidad que vale la pena.
(Del Arca y Río Luján S/N Punta Chica, San Fernando / T. 4725-7760)
OSAKA
Famoso por su innovadora cocina Nikkei, Osaka ofrece una muy buena selección de helados en sus dos sedes: Palermo y la más reciente de Puerto Madero. Su dueño, Eddie Castro, cuenta que hace dos años le surgió la inquietud de ofrecer un cierre adecuado a la experiencia gastronómica. Tanto el chef como el chef pastelero estuvieron de acuerdo en que los helados eran una buena forma de incorporar una tradición local y mantenerse fiel a los ingredientes propios de la cocina peruano-oriental al mismo tiempo. El resultado se logra con una combinación de pulpa fresca de fruta y almíbar que, mezclados de la forma correcta, dan paso a creaciones heladas insuperables. Los sabores varían entre lo dulce, amargo e incluso picante. Algunos de los que se destacan actualmente son: chicha morada, ananá-jengibre, mandarina-canela, guanábana-té Osaka y tamarindo-agarrobina. Algunos de ellos vienen acompañados de otros postres y otros forman parte de una degustación de cuatro sabores.
(Juana Manso 1164, Puerto Madero / T. 5352-0404)
ALMACEN SECRETO CLUB
Dirigido por artistas y con una propuesta basada en la comida regional, Almacén Secreto ya es casi un clásico en el circuito porteño de restaurantes a puertas cerradas. Desde que comenzaron el proyecto, hace ocho años, decidieron incluir helados. Buscaban jugar con sabores nuevos dentro del marco de una cocina muy tradicional. Un secreto de la preparación es el uso de leche condensada además de los ingredientes tradicionales. Viene en bochas acompañado de frutos secos o como acompañante del volcán de chocolate. El sabor de la casa es el de tuna, una fruta de sabor ácido que proviene de un cactus ecuatoriano. Dado que solo se consigue de enero a mayo, en otras estaciones se sustituye por limón-menta, jengibre o maracuyá.
(Gregoria Perez y Conde, Colegiales / T. 4554-0082)
LITTLE ROSE
Este oscuro e íntimo restaurante de sushi palermitano se rige por el concepto de la clásico. No es extraño entonces que, además de servir excelente comida japonesa tradicional, hayan decidido incluir helados en su menú de postres. Todos se hacen con base de crema inglesa o base de jugos frutales. ¿Los sabores? Frambuesa, praliné, banana y mandarina o sandía (dependiendo de la estación). Algunos se pueden pedir solos y otros vienen como acompañantes de postres. Todos son aptos para celíacos. Todo muy simple, pero sutil. Como buen reducto japonés.
(Armenia 1672, Palermo / T. 4833-9496)
LA PECORA NERA
El clásico restaurante Sette Bacco cerró sus puertas en junio, pero renació convertido en La Pecora Nera, que mantiene casi la misma carta, con el mismo chef propietario: Daniel Hansen. Como buen restaurante italiano, no podía dejar de ofrecer un helado casero que, según Hansen, ha ido perfeccionándose con el paso del tiempo. ¿El resultado? Un postre cremoso y artesanal. Las frutas son cuidadosa y estratégicamente seleccionadas y cuentan con el mejor chocolate. Los sabores: chocolate-naranja, maracuyá-azafrán, café-chocolate, limón-pistacchio y canela. Próximamente ofrecerán un nuevo sabor: mango-albahaca. Algunos de los helados acompañan postres, pero también se pueden pedir todos los gustos por separado.
(Ayacucho 1785, Recoleta / T. 4804-2000)
COCINA SUNAE
Desde el 2009, este restaurante a puertas cerradas de cocina del sudeste asiático se ha ido convirtiendo en un punto de referencia para los amantes de la comida étnica. Christina Sunae, su chef y propietaria, cuenta que heredó su segundo nombre de su abuela coreana, de quién también recibió una buena parte de sus secretos culinarios. El menú cambia cada quince días y de vez en cuando aparece un postre imperdible: la tarta helada y crocante. Está bañada en mango y maracuyá y tiene una capa de helado de té verde y otra de helado de papa ñame, un tubérculo afro-caribeño de sabor dulce. Todo esto sobre una masa crocante de sésamo. Hay que estar atento para cazarlo en el menú cambiante de Christina. Sin embargo, de vez en cuando aparece el helado de té verde como acompañante de algún otro postre.
(Roseti entre Heredia y 14 de Julio, Colegiales / T. 15-4870-5506)
GREEN BAMBOO
Este restaurante palermitano de comida vietnamita ofrece platos de sabores arriesgados salados, amargos, ácidos, picantes y dulces. Conceptualmente, la gastronomía vietnamita busca el equilibrio perfecto de los sabores intentado incorporarlos todos. Una parte de este balance son los sabores dulces y refrescantes de los sorbets que acompañan los postres del restaurante. La diferencia entre un sorbet y un helado es que el primero no lleva ingredientes grasos como crema y huevo. Suelen ser hechos con la pulpa o jugo de la fruta y siropes, por ende son más livianos. Predominan las frutas tropicales: mango, banana, frutilla, mandarina y la vedette: guayaba.
(Costa Rica 5802, Palermo / T. 4775-7050)
ASTRID Y GASTON
La sucursal porteña del restaurante creado por Gastón Acurio fusiona en sus helados y sorbets sabores clásicos y excéntricos, como maracuyá, naranja, limón con albahaca y menta, pera, dulce de leche, y dos de los más llamativos: de azafrán y de manteca. Los sorbets tienen una base de pulpa y almíbar de fruta y los helados una base de crema inglesa. Los gustos están cuidadosamente seleccionados para complementar y equilibrar los sabores de los postres que acompañan. Por ejemplo, el de azafrán se sirve con lasaña de manzana y el de manteca con el café a la copa.
(Lafinur 3222, Botánico / T. 4802-2991)
GELATI VS HELADO
“En la Argentina se come el mejor helado de América del Sur gracias a la tradición italiana, pero se ha quedado atrás y necesita modernizarse”. ¿Cómo? ¿Alguien osa criticar nuestros helados? Sí: el maestro pastelero italiano Alessandro Racca, quien visitó nuestro país el mes pasado para inaugurar la primera sede de la Gelato University Caprigiani, escuela creada en 2003 por la empresa homónima que fabrica maquinaria de vanguardia para hacer helados. ¿En qué atrasa nuestro helado, según Racca? “Es muy dulce, muy azucarado y pesado: si uno se come un cucurucho, luego no se comerá el segundo”. El pastelero declaró que las nuevas tendencias apuntan a las monoporciones del helado ‘soft’ y a los ‘semifreddi’ a la italiana. “El que se consume ahora en Italia es más liviano, rico en aire”, disparó. El tiempo le dará la razón… o no.
Por Daniela Maestres
Tal es el enamoramiento que tenemos por nuestros cucuruchos, que en los restaurantes muchos suelen no pedir postre y trasladarse a una heladería. Atentos a esto, cada vez más establecimientos se esmeran en ofrecer cremas heladas que estén a la altura de las circunstancias. ¿Qué ofrecen como argumento de venta?
Principalmente, tres cuestiones: en primer lugar, aunque tienen una oferta más acotada que la de una heladería, tienden a ser sabores más exóticos y arriesgados. Segundo, sobre todo en restaurantes étnicos, los helados complementan la línea gastronómica del restaurante. Después de comer piezas de sushi… ¿no es mucho más lógico un sutil helado de té verde que un dulce de leche bombón? Finalmente, hay un tema de ocasión: los helados artesanales de un restaurante están muchas veces al nivel de los de la heladería, pero uno no puede ir en cualquier momento a pedirse una bochita. Estás ahí, tienen buenas opciones, hay que aprovechar.
A continuación, ocho establecimientos que logran que la heladería quede como una segunda opción a la hora del postre.
CAPTAIN COOK
Marta Ramírez ha logrado crear en su hermoso restaurante en la Marina del Norte un menú que, según el día y la hora, es dominado por platos internacionales y del sudeste asiático. Lo que se mantiene inalterable son los postres, entre los cuales no faltan una serie de inusuales helados para acompañar. Se destacan el de leche de coco con lemon grass y la última novedad: canela con jengibre. Ramírez cuenta que para lograr sabores originales se inspira en lo que le gusta cocinar y en los ingredientes que maneja cotidianamente. La recomendación para los que tienen ganas de darle un respiro a los gustos de siempre es probar el de batata con queso azul, que tiene una progresión de sabores muy interesante. Primero se siente la batata y poco a poco se va identificando el sabor del queso. Una curiosidad que vale la pena.
(Del Arca y Río Luján S/N Punta Chica, San Fernando / T. 4725-7760)
OSAKA
Famoso por su innovadora cocina Nikkei, Osaka ofrece una muy buena selección de helados en sus dos sedes: Palermo y la más reciente de Puerto Madero. Su dueño, Eddie Castro, cuenta que hace dos años le surgió la inquietud de ofrecer un cierre adecuado a la experiencia gastronómica. Tanto el chef como el chef pastelero estuvieron de acuerdo en que los helados eran una buena forma de incorporar una tradición local y mantenerse fiel a los ingredientes propios de la cocina peruano-oriental al mismo tiempo. El resultado se logra con una combinación de pulpa fresca de fruta y almíbar que, mezclados de la forma correcta, dan paso a creaciones heladas insuperables. Los sabores varían entre lo dulce, amargo e incluso picante. Algunos de los que se destacan actualmente son: chicha morada, ananá-jengibre, mandarina-canela, guanábana-té Osaka y tamarindo-agarrobina. Algunos de ellos vienen acompañados de otros postres y otros forman parte de una degustación de cuatro sabores.
(Juana Manso 1164, Puerto Madero / T. 5352-0404)
ALMACEN SECRETO CLUB
Dirigido por artistas y con una propuesta basada en la comida regional, Almacén Secreto ya es casi un clásico en el circuito porteño de restaurantes a puertas cerradas. Desde que comenzaron el proyecto, hace ocho años, decidieron incluir helados. Buscaban jugar con sabores nuevos dentro del marco de una cocina muy tradicional. Un secreto de la preparación es el uso de leche condensada además de los ingredientes tradicionales. Viene en bochas acompañado de frutos secos o como acompañante del volcán de chocolate. El sabor de la casa es el de tuna, una fruta de sabor ácido que proviene de un cactus ecuatoriano. Dado que solo se consigue de enero a mayo, en otras estaciones se sustituye por limón-menta, jengibre o maracuyá.
(Gregoria Perez y Conde, Colegiales / T. 4554-0082)
LITTLE ROSE
Este oscuro e íntimo restaurante de sushi palermitano se rige por el concepto de la clásico. No es extraño entonces que, además de servir excelente comida japonesa tradicional, hayan decidido incluir helados en su menú de postres. Todos se hacen con base de crema inglesa o base de jugos frutales. ¿Los sabores? Frambuesa, praliné, banana y mandarina o sandía (dependiendo de la estación). Algunos se pueden pedir solos y otros vienen como acompañantes de postres. Todos son aptos para celíacos. Todo muy simple, pero sutil. Como buen reducto japonés.
(Armenia 1672, Palermo / T. 4833-9496)
LA PECORA NERA
El clásico restaurante Sette Bacco cerró sus puertas en junio, pero renació convertido en La Pecora Nera, que mantiene casi la misma carta, con el mismo chef propietario: Daniel Hansen. Como buen restaurante italiano, no podía dejar de ofrecer un helado casero que, según Hansen, ha ido perfeccionándose con el paso del tiempo. ¿El resultado? Un postre cremoso y artesanal. Las frutas son cuidadosa y estratégicamente seleccionadas y cuentan con el mejor chocolate. Los sabores: chocolate-naranja, maracuyá-azafrán, café-chocolate, limón-pistacchio y canela. Próximamente ofrecerán un nuevo sabor: mango-albahaca. Algunos de los helados acompañan postres, pero también se pueden pedir todos los gustos por separado.
(Ayacucho 1785, Recoleta / T. 4804-2000)
COCINA SUNAE
Desde el 2009, este restaurante a puertas cerradas de cocina del sudeste asiático se ha ido convirtiendo en un punto de referencia para los amantes de la comida étnica. Christina Sunae, su chef y propietaria, cuenta que heredó su segundo nombre de su abuela coreana, de quién también recibió una buena parte de sus secretos culinarios. El menú cambia cada quince días y de vez en cuando aparece un postre imperdible: la tarta helada y crocante. Está bañada en mango y maracuyá y tiene una capa de helado de té verde y otra de helado de papa ñame, un tubérculo afro-caribeño de sabor dulce. Todo esto sobre una masa crocante de sésamo. Hay que estar atento para cazarlo en el menú cambiante de Christina. Sin embargo, de vez en cuando aparece el helado de té verde como acompañante de algún otro postre.
(Roseti entre Heredia y 14 de Julio, Colegiales / T. 15-4870-5506)
GREEN BAMBOO
Este restaurante palermitano de comida vietnamita ofrece platos de sabores arriesgados salados, amargos, ácidos, picantes y dulces. Conceptualmente, la gastronomía vietnamita busca el equilibrio perfecto de los sabores intentado incorporarlos todos. Una parte de este balance son los sabores dulces y refrescantes de los sorbets que acompañan los postres del restaurante. La diferencia entre un sorbet y un helado es que el primero no lleva ingredientes grasos como crema y huevo. Suelen ser hechos con la pulpa o jugo de la fruta y siropes, por ende son más livianos. Predominan las frutas tropicales: mango, banana, frutilla, mandarina y la vedette: guayaba.
(Costa Rica 5802, Palermo / T. 4775-7050)
ASTRID Y GASTON
La sucursal porteña del restaurante creado por Gastón Acurio fusiona en sus helados y sorbets sabores clásicos y excéntricos, como maracuyá, naranja, limón con albahaca y menta, pera, dulce de leche, y dos de los más llamativos: de azafrán y de manteca. Los sorbets tienen una base de pulpa y almíbar de fruta y los helados una base de crema inglesa. Los gustos están cuidadosamente seleccionados para complementar y equilibrar los sabores de los postres que acompañan. Por ejemplo, el de azafrán se sirve con lasaña de manzana y el de manteca con el café a la copa.
(Lafinur 3222, Botánico / T. 4802-2991)
GELATI VS HELADO
“En la Argentina se come el mejor helado de América del Sur gracias a la tradición italiana, pero se ha quedado atrás y necesita modernizarse”. ¿Cómo? ¿Alguien osa criticar nuestros helados? Sí: el maestro pastelero italiano Alessandro Racca, quien visitó nuestro país el mes pasado para inaugurar la primera sede de la Gelato University Caprigiani, escuela creada en 2003 por la empresa homónima que fabrica maquinaria de vanguardia para hacer helados. ¿En qué atrasa nuestro helado, según Racca? “Es muy dulce, muy azucarado y pesado: si uno se come un cucurucho, luego no se comerá el segundo”. El pastelero declaró que las nuevas tendencias apuntan a las monoporciones del helado ‘soft’ y a los ‘semifreddi’ a la italiana. “El que se consume ahora en Italia es más liviano, rico en aire”, disparó. El tiempo le dará la razón… o no.
Por Daniela Maestres
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