Una parrilla singular por Cristina Goto
Frente al Puente de la Mujer, parrilla sin íconos habituales, pero con sabrosas carnes y muy buenos acompañamientos.
Con la experiencia de su primer restaurante, Chila, Andrés Porcel encaró su segunda puesta gastronómica: una parrilla no tradicional. Justamente abrió en Puerto Madero una versión estilizada de un tema culinario típicamente argentino.
En este caso Andrés, se despojó de lo conocido y plasmó un emprendimiento singular y de excelencia, como es su vocación.
El edificio tiene como todos los inmuebles de la zona, una arquitectura antigua, aprovechando la estructura de los originales depósitos portuarios de sólida impronta. Carácter que se dejó al descubierto y se lo integró a través de otros materiales y colores terrosos y maderas. El lugar está justo frente al Puente de la Mujer. Desde los salones se aprecia la magia de esta escultura prodiga a toda hora. La recepción transmite el ambiente del lugar, elegante, despojado, austero y cálido por igual. La parrilla está a la vista en la entrada, detrás de un cristal y al lado del bar. Importante decisión para el comensal de hoy, más curioso y exigente.
El hormigón en los salones quedó a la vista, con marcado rigor en su presencia; pero el cuero y las maderas, en sillas y mesas, lo compensan espléndidamente. Se respira calidez contemporánea. Y al observar la puesta del servicio de mesa, uno destaca el refinamiento simple de la vajilla, de la cristalería, de los individuales de papel reciclado y de cada accesorio que la componen. Todo fue pensado con creativa imaginación.
En la carta no faltan las empanadas, impecables rellenos con carne cortada a cuchillo, la novedosa de ossobuco, de cordero y la vegetariana de cebolla morada, de broccoli y de otros vegetales asados. Hay picada de tres quesos y tres fiambres, de excelente proveedor. Los chorizos de vaca y cerdo son originales productos de la casa.
La carne proviene de ganado propio, muy cuidado. Se conserva estacionada durante varias semanas en las cámaras del restaurante para lograr la maduración justa. Así su sabor y terneza están garantizados. Así se expresa, además, en la carta al brindar las dos opciones de carnes, la habitual y la madurada. Tanto el bife de chorizo, como el ojo de bife y el TBone, se estacionan durante 28 días. También están los otros cortes habituales de las parrillas. La variedad de acompañamientos es sabrosa – ensaladas, purés, hongos, risotto de quinoa, verduras grilladas y ahumadas-, servidas en cazuelas muy prácticas. Entre los postres, el flan con dulce de leche, es una verdadera delicia. Un dato extra: los panes también los elabora la casa.
Para los comensales que apetecen platos de la cocina, como entradas hay salmón ahumado, hongos y huevo a baja temperatura, langostinos a la plancha con pimientos de Cachi y riñones de cordero. Y como principales hay merluza negra, salmón, la pesca del día, un risotto y una pasta. Además de pedir a la carta, se puede acceder a un menú degustación de 4 y 6 pasos, con vino aparte.
La barra despliega marcas interesantes para consumir. Recomiendo siempre un aperitivo sin dulzuras, amargo, para estimular un agradable apetito. Para el final la lista de bebidas es generosa. La cava es un espacio excepcional, muy amplio, con toda la tecnología para la guarda de los vinos; se puede ver en el subsuelo, desde el salón por el desarrollo de la escalera.
Le Grill
Alicia Moreau de Justo 876
Puerto Madero
Tel. 4331.0454
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