La comida de los ciegos
"Looking on darkness
which the blind do see"
("Mirando la oscuridad
que ven los ciegos")
Sonet XXVII
William Shakespeare
Daniel Aronoff tiene 31 años, vive en Nueva York y es ciego. De niño le diagnosticaron un tumor cerebral y lo operaron con éxito, pero al año siguiente el tumor volvió a crecer, esta vez alrededor del nervio óptico. Los padres tuvieron que tomar la difícil decisión de autorizar la operación que extirparía el tumor pero que lo dejaría ciego para siempre. Daniel sobrevivió, desde entonces es completamente ciego, solo percibe la luz intensa y algunas sombras.
Creció como un chico normal, estudiando en escuelas regulares, desarrollando sus habilidades especiales, y con un profundo interés por las tecnologías. En 2010 comenzó con un blog. Al principio hablaba de su vida, sus dificultades como ciego, de su interés por el deporte. Pero pronto empezó a publicar reseñas sobre un tema que le interesaba más que ninguno: la comida. Las críticas de restaurantes que hacía se transformaron en un éxito en su blog, y Daniel decidió adquirir un dominio propio. El nombre del blog lo dice todo "The Real Blind Taste Test" (La verdadera prueba de degustación a ciegas). En marketing, "Blind Taste Test" es el nombre al que se da a las pruebas de productos a ciegas. Es un tipo de estudio que usan -entre otras- las compañías de alimentos. Sirve para desarrollar nuevos productos o establecer ventajas o desventajas de los propios productos tienen frente a los de la competencia. Por eso el nombre del blog de Daniel es genial. Esas pruebas de degustación son simulacros, la verdadera prueba de degustación a ciegas es la que llevan a cabo los ciegos cada vez que comen.
El 20 de junio de 2009 las galletitas Oreo ingresaron en el Record Guinness al haber realizado la mayor degustación simultánea a ciegas del mundo. Ese día en Madrid, 1471 niños acompañados por su padres probaron con los ojos tapados dos galletitas, una Oreo y una de su principal imitador en ese país. El resultado fue auspicioso para Kraft (la empresa que fabrica galletitas Oreo): el 97% de los degustadores pudo diferenciar cuál era Oreo y cual la otra galletita.
Pero los números pueden cambiar abruptamente si lo que se pregunta es otra cosa. Por ejemplo, si se le pide a una persona que diga qué bebida es más rica entre dos opciones, sin intentar que acierte la marca. Eso fue justamente lo que hizo Pepsi en 1975 con su antológica campaña de marketing "Pepsi Challenge" (Desafío Pepsi). Allí, dos vasos conteniendo uno Coca-Cola y otro Pepsi, eran puestos a consideración de toda clase de voluntarios en centros comerciales y supermercados. Las personas probaban las bebidas sin saber a cuál pertenecía cada una y señalaban la que habían considerado más rica. Luego, el demostrador, destapaba la botella a la que pertenecía la gaseosa preferida y, para sorpresa de gran parte de los degustadores, su opción había sido Pepsi y no Coca-Cola:
Malcolm Gladwell sugiere que la forma en que se realizaba la prueba del "Desafío Pepsi" alteraba los resultados porque los catadores solo daban un sorbo a la bebida y, en esos casos, se suele preferir la bebida más dulce.
De todas maneras, lo interesante de las pruebas de sabor a ciegas es que exhiben algo superior, comprueban que gran parte de la experiencia que se le otorga a un sabor no está en la propia bebida o alimento, sino que es la síntesis de un conjunto de datos que provienen de otros sentidos y otras fuentes de información, como el color, el diseño, la apariencia. Por ejemplo, un precio alto puede predisponer a los consumidores a creer que se trata de un buen producto (por lo tanto sabroso) y, probablemente, tendrán prejuicios favorables o muy favorables sobre él. Hagan la prueba: pongan un vino de baja calidad dentro de una botella de un vino costoso y sírvanlo con cuidado en las mejores copas que tengan. Y hagan lo contrario, pongan un vino fino dentro de una botella de vino de baja calidad, y sírvanlo en un vaso. Solo bebedores cultos descubrirán el engaño en cada caso.
Comer completamente a ciegas
Cuando se trata de comer realmente a ciegas, sin ver nada de lo que se lleva a la boca, la mayoría de las personas sienten una profunda incomodidad. Nadie confía con tanta plenitud en su boca y su nariz para admitir un alimento. Es por eso que los restaurantes a oscuras (lugares donde se come en oscuridad total) como el mundialmente famoso Dans Le Noir, en Londres, y otros que se reparten por todo el mundo, resultan una experiencia gastronómica tan excitante como perturbadora.
Al eliminar las múltiples fuentes de información que suministra la vista, los comensales concentran su mundo sensorial al oído, el olfato, el tacto y el gusto. Pero el oído y el tacto por lo general no tienen demasiado para aportar en el mundo de la comida (salvo el tacto dentro de la boca). Así que, hasta que los alimentos se encuentran a pocos centímetros de la boca no se sabe nada de ellos. De la misma manera que la oscuridad aumenta la definición de los sonidos, la ceguera al comer amplifica la atención en los sabores, olores y texturas que aparecen en la boca. Y aquello que en otras circunstancias hubiese sido simplemente tragado, atraviesa una minuciosa inspección del olfato y el gusto. La boca pasa a ser como la oficina de migraciones en un aeropuerto norteamericano.
Un ciego que cocina solo y critica películas
Tommy Edison es un hombre ciego muy particular. Es absolutamente independiente, y tiene un exitoso canal en Youtube llamado "The Tommy Edison Experience" y otro -genial- llamado"Blind Film Critic Tommy Edison", dedicado a la crítica cinematrográfica. Días atrás Foodie Buddha publicó un post sobre él donde en un video mostraba lo difícil que puede ser cocinar algo sencillo o beber una cerveza, para alguien ciego que vive solo. Pero Tommy lo hace.
F:
http://cukmi.com/la-comida-de-
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