Entre Ríos: Victoria busca ser otra vez la Champagne entrerriana
Fuente: Diario Victoria.
El sitio es emblemático. Se llama Champagne, es una provincia que se ubica en el noroeste de Francia, y es, por peso histórico, una de las regiones vitivinícolas más reconocida en todo el mundo. Allí mismo se originó un tipo de vino espumante, el champán, que siglo después se hizo cosmopolita. Un monje benedictino, Pierre Pérignon, más tarde conocido como Dom Pérignon (un rasgo de identidad de los benedictinos: DOM es una sigla, que significa Dios, Óptimo y Máximo) la perfeccionó en el siglo XVII, y la hizo popular.
Champagne, la región, no la bebida, era ya a finales del siglo XIX una referencia para la vitivinicultura, y por eso, cuando en 1887 en Paraná se organizó la primera exposición provincial de vinos, se dispuso establecer una distinción superlativa a la región que se destacase en el cultivo de la vid. El premio correspondió a Victoria, que entonces alcanzó la denominación de la Champagne entrerriana.
No era para menos. No bien la vitivinicultura hizo pie en Entre Ríos -San José y Concordia fueron los primeros lugares adonde hubo viñedos-, en 1860 Victoria se sumó a la producción. Ya para 1895 en toda la provincia había más de 2.500 hectáreas de viñedos, y en 1907, el censo nacional de la actividad, reveló que ya sumaban 4.500 hectáreas, lo que ubicó a la provincia en el 4° lugar a nivel nacional en producción de vinos.
Entonces, Remigio Bavo estaba a la cabeza de los viñateros victorienses, con un total de 4.500 plantas que cultivaba en las lomadas de acceso a la ciudad, en el predio que ahora ocupala Abadía del Niño Dios de los monjes benedictinos.
LA CRISIS.
Pero llegaría la década de 1930, y con ella, la crisis. En la vitivinicultura se caracterizó por una sobreproducción de vino, caída de los precios y posterior intervención del Estado en el sector, con la creación, a través dela Ley N° 12.137, dela Junta Nacional de Vinos, en 1935, durante la presidencia del entrerriano Agustín Justo.
El nacimiento de la Junta incluyó una medida insólita: la destrucción de viñas.
Se eliminaron 17.000 hectáreas de viñas en los años 1930, lo que congeló la superficie cultivada, y así se pasó de 100.619 hectáreas existentes en 1936 a 83.605 en 1938, concentradas casi exclusivamente en la zona de Cuyo.
Entre Ríos, claro, desapareció del mapa de la vitivinicultura nacional. Recién en 1998, y por iniciativa del entonces senador nacional por Entre Ríos Augusto José María Alasino aquella ley fue derogada, y se liberó, otra vez, la plantación de vid en todo el país.
Colón dio el puntapié inicial, con las Bodegas Vulliez Sermet, que ocupan una vieja fábrica construida en 1874, y que desde 2006 produce allí los varietales Malbec, Tannaty, Merlot, Cabernet Sauvignon, Syrah, Sangiovese y Chardonnay.
Victoria no se quedó atrás.
Rubén Tealdi regentea su propio viñedo en un sitio ubicado en proximidades de Antelo, a 6 kilómetros de Victoria, sobre la ruta provincial N° 26, en el camino que conduce a Nogoyá. Allí se levanta la Chacra La Paula, y adentro de La Paula, las variedades Malbec, Merlot, Cabernet Sauvignon y Tannat.
La primera vendimia tuvo lugar en marzo de 2010 con una producción estimada de 200 botellas de un blend: Malbec, Merlot, Tannat.
OTRA VEZ
La Paula es una avanzada que busca recuperar la tradición vitivinícola para Victoria.
Bajo esa idea, con ese propósito, el domingo 8 del actual, en el museo Carlos Anadón, de Victoria, bajo el lema “La vuelta de la Champagne Entrerriana”, se llevará a cabo una degustación de vinos de las siete colinas, en distintas variedades: Tannat, Malbec y Cabernet, entre otros, de la primera gran cosecha de La Paula.
Pero no se trata de un festejo particularizado.
Será, dice Rubén Tealdi, devenido devoto viñatero victoriense, “una degustación conmemorando aquel galardón que consiguió Victoria en 1887”, cuando se hizo el primer gran concurso de calidad de vinos en Paraná.
Ahora han vuelto con lo mismo, recuperar la tradición de los vinos entrerrianos, y no les ha ido tan mal. Ya van participando por segundo año consecutivo en Rosario Alta Gama, un salón anual al que asisten los grandes bodegueros nacionales. El último, a mediados de junio, tuvo la presencia de La Paulay de Vulliez – Sermet.
Dice Tealdi: “El mapa vitivinícola argentino se está redibujando, y los entrerrianos tenemos el terruño, el objetivo y la oportunidad de ser referentes. No ceso de trasmitir este próspero devenir que tenemos entre manos”.
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