La sidra exige cancha (Escrito por: RODOLFO REICH )


 
Siempre te hablamos de vinos y de cervezas. Pero nos faltaba mencionar un gran jugador: la sidra. Bebida de gran tradición en la Argentina, por muchos años fue maltratada por la industria. Hoy la sidra pide cancha para volver, y esgrime sus mejores armas: es noble, natural y muy rica.

Primero, unos números, para que entiendas de lo que se está hablando. Tal vez creas que ya nadie toma sidra, pero te equivocás. Se bebe en el mundo entero (Gran Bretaña es el más grande consumidor, seguido de España). Y, de hecho, también en la Argentina se la sigue bebiendo. El consumo local es de unos 80 millones de litros por año, lo que ubica a nuestro país en la quinta posición a nivel mundial, detrás del Reino Unido, España, Sudáfrica y Francia. En 2011 por ejemplo, la marca líder nacional (Sidra Real) facturó 25 millones de dólares. Eso sí: la gran parte en las fiestas de fin de año, a modo de brindis.

Queda claro que se trata de un mercado interesante. Por lástima, mientras que la cerveza y el vino vivieron su revolución en los últimos 20 años, la sidra fue abandonada, dejada a su propia inercia, salvo algunos proyectos independientes, como Amaya, pequeño proyecto mendocino de alta calidad.

Pero las cosas están cambiando. Y la señal de largada la dio CCU, la enorme compañía cervecera que en la Argentina maneja marcas como Corona, Heineken, Schneider, Kunstmann, Birra Moretti, Otro Mundo y varias más. Sí, un jugador que sabe de consumo masivo. CCU compró a finales de 2010 la empresa Sáenz Briones (con sus marcas Real y 1888), invirtió 8 palos verdes en tecnología, puso a un ex maestro cervecero a cargo, reversionó el packaging y está saliendo al mercado con los tapones de punta.

¿Por qué sidra? Muchos la imaginan como una bebida de mala calidad, sucedáneo berreta del espumante. Pero no: es súper noble. Se elabora con jugo de manzana, que después de fermentar se endulza y se le agrega gas carbónico. Nada más. Sin conservantes, saborizantes o colorantes. Así se consigue una bebida que es muy fresca, muy amable, muy fácil de beber. Y lo mejor, que su alcohol es medio, ni muy bajo como para no sentirlo, ni muy alto como para beberlo con demasiado cuidado. De hecho, es similar al de una cerveza (suele rondar los 4 a 5 grados según la marca).

Sidra Real se hace con manzanas Red Delicius y Granny Smith del Alto Valle de Río Negro. Y la gran novedad es su formato de presentación (algo que era MUY necesario) con botellitas mucho más modernas de 330 y 660 cm3 (por lástima, siguen con la botella grande tradicional con tapón de plástico, pero, bueno, se entiende, hay todo un grupo de consumidores de siempre a los que no puede darse la espalda...). Y también se consigue tirada en algunos bares como El Único, Milion y 878.

La otra novedad es cómo quiere la marca que tomes la sidra: en vaso grande y con mucho hielo. Esto hace que sea más liviana, que el dulzor se note menos y sea así más refrescante. La verdad, genial. Aunque la botellita de 320cc, servida bien helada, también es muy rica del pico...

La sidra tiene todo para ganar espacios: 100% natural y buen precio, es más fácil de beber que la cerveza (fresca, sin nada de amargo) y más liviana que el vino (un tercio de su alcohol) y una enorme empresa detrás para darle potencia. Todo esto sumado a una historia muy unida al país y a la tradición local.

Un nuevo jugador que se suma al escenario moderno de las bebidas nacionales.

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