Colagreco marca fallas en atención y servicio
El platense, dueño del francés Mirazur, escala posiciones entre la elite de los cocineros
No
hay carta ni menú del día. El camarero les pregunta a sus comensales
qué desean comer y, de rigor, se consulta si alguno en la mesa tiene
alergia a determinado tipo de alimento. Con esos datos, el mozo se
dirige a la cocina y retransmite la información al chef platense Mauro
Colagreco.
En el restaurante Mirazur, el plato sorpresa es la
estrella de la casa. El reconocido establecimiento que comanda el
argentino Mauro Colagreco en Mentón, una pequeña localidad en el sur de
Francia, está catalogado como uno de los mejores establecimientos de ese
país y, a los 36 años, su chef se dio el lujo de ser el único argentino
(y latinoamericano) en recibir dos estrellas Michelin.Ningún restaurante argentino figuró en el ranking de la revista Restaurant . Pero los franceses aparecen en todos los segmentos de la lista, y Mirazur es de la partida. El restó del multipremiado chef platense ha mejorado su performance en esta última edición, y pasó del puesto 35 al número 24. Hace poco, además, The New York Times lo destacó como "uno de los restaurantes por los que vale la pena un viaje en avión".
Después de haber trabajado con los mejores chefs del mundo, como Bernard Loiseau, Alain Passard, Alain Ducasse y Guy Martin, el joven cocinero se ha convertido en referente indiscutido de la gastronomía y, de paso por Buenos Aires, dialogó con LA NACION y opinó de la gastronomía argentina, donde también el chef es conseiller gastronomique del Alvear Palace Hotel y padrino del restó palermitano Unik.
"Creo que el mapa gastronómico porteño es cada vez mejor. La oferta es más grande y el nivel de los restaurantes ha evolucionado mucho. Los de cocina francesa siguen representando un tipo de cocina muy clásica, pero son representativos de una época y está bien que así sea".
Sus lugares en Buenos Aires
En coincidencia con sus colegas locales y también con los críticos gastronómicos, Colagreco confiesa que cada vez que viene a Buenos Aires le cuesta encontrar productos de excelente calidad. "Es difícil, pero eso no quiere decir que acá no existan, sino que es difícil la llegada del productor al cocinero".Para Colagreco, la mayor falla de los restaurantes argentinos se manifiesta en "los problemas de exigencia a nivel del producto y también en la atención y el servicio en general".
Entre sus restaurantes porteños favoritos, Colagreco recomienda comer en Oviedo, de Emilio Garip, y un clásico de Barrio Norte; el moderno Tegui, de Germán Martitegui, en Palermo; y Pura Tierra, un reducto en Belgrano que conduce el chef Martín Molteni.
"Son lugares increíbles, donde la cocina es excelente, refinada, con detalles, productos de alta calidad y, como si fuera poco, muy buen servicio", resume.
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