APRENDER ¿Cómo conservar una botella de vino cerrada? ¿Y cuándo ya se abrió la botella?

Malbec, el rey de los vinos de la Argentina


El 17 se festejará la segunda edición del Día Mundial del Malbec, la cepa insignia de la Argentina. Llegó al país como una más, pero a fines de los 80 fue redescubierta.

Había una vez, cuenta la leyenda, una cepa que se desarrolló en la región de Cahors, en Francia, pero que ya se utilizaba para hacer vinos en tiempos del Imperio Romano. Fue bautizada Cot, como anticipando a los despistados su "mal pico". Sin embargo, era valorada por sus rojos intensos y llegó a la Argentina junto con la Constitución, en 1853, de la mano del francés Michel Aimé Pouget, contratado por Domingo Faustino Sarmiento. Desembarcó como una más; fue plantada y se aprovecharon su color y la dulzura de sus tanino en mezclas que, hoy en día, serían incalificables.

Con las crisis de superproducción, miles de hectáreas fueron erradicadas (cuenta una leyenda que se salvó de quedar en el recuerdo porque se hacia vino blanco con malbec `escurrido') hasta que a fines de los 80 comenzó a renacer gracias a varios "audaces" que le dedicaron las atenciones que se merecía. Así, casi de casualidad, aquella cepa que servía para mejorar otras primas hermanas, se convirtió en el emblema del vino argentino. Tanto, que el 17 de abril, el día de 1853 cuando se presentó el proyecto para crear una Quinta Normal y Escuela de Agricultura, se festeja el Día Mundial del Malbec, la cepa celeste y blanca.

Los festejos por el Día Mundial del Malbec, organizados y coordinados por Wines of Argentina (WOFA), la entidad responsable de la imagen del vino argentino en el mundo, serán globales: 72 eventos en 45 ciudades de 36 países del mundo. Entre otros, habrá festejos en Nueva York, Washington, Los Angeles y Seattle, en EE.UU.; en Ottawa, Toronto, Vancouver y Victoria, en Canadá. También en Inglaterra, Holanda, Colombia, Perú, México, Brasil y Costa Rica. En Buenos Aires se "teñirán" de color malbec el Obelisco y el Puente de la Mujer, en Puerto Madero, y el Monumento a los Españoles.

El regreso del rey Fue en un no tan lejano 1987, cuando desde Luján de Cuyo, en Mendoza, surgió la idea de crear la Denominación de Origen Certificado (DOC) para el malbec. Y, sigue la historia, en 1991 apareció la primera botella de un varietal malbec premium y DOC. Este sería, para algunos, el primer caso concreto.

De aquellos tiempos, fines de los 80 y comienzos de los 90, figuran enólogos y técnicos como Raúl de la Mota (desde la bodega Weiner), Angel Mendoza (Trapiche), Antonio Mas y Carlos Tissio. Algunos años más tarde, despuntados los 90, llegaron desde Francia dos aportes importantes: Michel Rolland, contratado por los Etchart en Salta, y Herve Joyeaux Fabre, que descubrió en Vistalva (Mendoza) una vieja plantación con un malbec que lo decidió a deshacer sus maletas y construir su propio chateau cuyano.

"¿Por qué el malbec? Porque pensamos que es la variedad que más representa la vitivinicultura en la Argentina; aunque es conocido en todo el mundo, en la Argentina se expresa de manera muy particular, única. La elección de esta especie de `primus inter pares' es consecuencia de un acuerdo y de un consenso previo entre cientos de productores. Y la fecha para nosotros significa el comienzo de la vitivinicultura moderna en el país", explica Alberto Arizu, titular de WOFA.

"La verdad es que primero hay que poner de relieve la capacidad de la gente que descubrió el potencial de la cepa. Y que trabajó mucho para desarrollarla cuando era realmente una jugada con final abierto", sostiene Lorenzo Capece, titular de la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR). "La tarea de WOFA es muy importante, y demuestra el trabajo del sector privado, pero no nos podemos quedar sólo en el malbec. Debería ser la puerta de entrada de los vinos argentinos al resto del mundo".

Claudia Quini, subgerente de Investigaciones del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), y candidata para presidir la Organización Internacional del Vino (OIV), es experta en la cepa. "Se puede hablar mucho del malbec, pero lo cierto es que cuando llegó, nadie lo pensaba como calidad sino como cantidad. Con el inicio de la reconversión de la industria, en los 90, se lo `puso en valor' y se descubrió algo muy importante: se adaptó muy bien a las diferentes zonas vitivinícolas del país y siempre da buenos vinos".

Desde la vereda de los pioneros, Fabre asegura que "hace 20 años, cuando nosotros lo descubrimos, el malbec se usaba en cortes, en blends. Yo vengo de Burdeos, pero allí desapareció y lo reencontré aquí. Y cuando tuvimos que decidir si invertíamos en Chile o acá, el malbec inclinó la balanza sin dudar. Y eso que compré una finca que producía poco, con vides antiguas, en una zona cara ... pero que nos dio un vino extraordinario".

Reina, pero no gobierna La paradoja, quizás, es que la cepa nacional (que bien podría compartir el cetro con el torrontés) no es la más consumida ni la más abundante entre las plantaciones y las góndolas locales.

Entre 2002 y 2011, las hectáreas cultivadas con malbec crecieron 79% y la producción lo hizo en un 146%. Y también se disparó el precio del quintal (100 kg.) de uva: pasó de $47,9 en 2002 a $425 en 2011, una trepada del 786%.

La suba, de producción y precio, está directamente vinculada con las exportaciones. En 2011, el monto de las ventas al exterior de vino fueron de US$794, y el malbec fue responsable de US$394 millones, casi el 50% (en 2002 era el 15%). Del total exportado de malbec, el 95% fue en botella. Y en volumen, del 5% que arañaba en 2002, se pasó al 33% el año pasado.

En el mercado interno, la situación es diferente. El año pasado, por caso, los argentinos tomaron 55 millones de litros de malbec, el 5,88% del total de los vinos vendidos; y de este total, el 94,5% se comercializó en botellas. Por esto, quizás, no hay festejos en Mendoza como en el resto del mundo.

Fuente:
http://www.ieco.clarin.com/economia/Malbec-rey-vinos-Argentina_0_682732007.html

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