10 razones para elegir el cristal por sobre el vidrio si de copas se trata De Pablo Ponce

No es lo mismo servir vino en vidrio que en cristal. 
El cristal es más fino, realza el color, concentra los aromas y hace que cada sorbo sea una experiencia más elegante. Mantiene mejor la temperatura, es liviano, resistente y hasta su sonido mejora el brindis.

  Si quieres disfrutar el vino como se merece, empieza por la copa correcta. 

 1. Transparencia y brillo superior El cristal tiene mayor pureza y refracción de la luz que el vidrio común, lo que permite ver con mayor nitidez el color, la limpidez y las lágrimas del vino. Esto es clave en la cata visual. 

 2. Espesor más fino Las copas de cristal pueden fabricarse con paredes mucho más delgadas sin perder resistencia, ofreciendo una sensación más delicada en boca y permitiendo que el vino fluya mejor al paladar.
3. Aroma más concentrado El cristal, al ser más fino y preciso en su diseño, permite formas que concentran y dirigen los aromas hacia la nariz de manera más eficiente, potenciando la experiencia olfativa. 

 4. Mayor elegancia en el borde El borde de una copa de cristal es más fino y liso, lo que facilita que el vino ingrese a la boca sin interferencias y con mayor armonía sensorial. 

 5. Menor porosidad y neutralidad El cristal no altera aromas ni sabores, y al ser menos poroso que el vidrio, no retiene olores ni residuos de lavados anteriores, manteniendo el vino puro. 

 6. Sonoridad característica El “tinte” o sonido que emite una copa de cristal al chocar es más limpio y prolongado, asociado culturalmente a una experiencia más refinada y ceremoniosa. 

 7. Diseños especializados Las grandes marcas de copas de cristal (Riedel, Zalto, Schott Zwiesel) diseñan modelos específicos para cada variedad o estilo de vino, algo difícil de lograr en copas de vidrio. 

 8. Temperatura más estable El cristal, por su composición, es mejor aislante y mantiene la temperatura del vino más constante, algo fundamental para no alterar las sensaciones del vino en boca. 

 9. Durabilidad y resistencia al rayado Aunque parezca más frágil, el cristal moderno (sobre todo el sin plomo o reforzado con titanio) es más resistente a rayones y envejecimiento que el vidrio común. 

 10. Experiencia sensorial y emocional Más allá de lo técnico, tomar vino en cristal eleva el ritual: el sonido, el brillo y la delicadeza generan una percepción de mayor calidad y placer en la degustación.

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