ARGENTINA Un pedacito de Patagonia en Buenos Aires: Memorable, la historia de una tradición
La memoria no siempre se transmite con palabras. A veces, se esconde en los gestos silenciosos, en las manos que repiten un ritual aprendido de nuestros ancestros, en los aromas que despiertan recuerdos dormidos. En Memorable Delicias de la Patagonia, la historia no se cuenta: se saborea.
Cada porción de torta galesa es un puente entre generaciones, un fragmento de herencia convertido en placer. Aquí, la torta galesa es mucho más que un postre; es el legado de una familia que ha sabido conservar una receta durante generaciones, un símbolo de amor, esfuerzo y raíces profundas.
La historia comienza en las tierras australes de Chubut, donde los colonos galeses llegaron en 1865 con sus recetas, su lengua, sus esperanzas y su fortaleza. Enfrentando inviernos hostiles y terrenos indómitos, crearon un pastel oscuro, húmedo, cargado de frutas secas, especias cálidas y un toque de licor, capaz de perdurar durante meses. Era alimento, pero también refugio. Era un símbolo de permanencia.
Mauro Giannandrea, puso el corazón en este proyecto, un hombre que ha hecho de su herencia una misión. Criado entre aromas dulces y memorias familiares, comenzó vendiendo tortas en ferias de barrio sin imaginar que estaba gestando el alma de un proyecto que lo llevaría a conquistar no solo paladares, sino también corazones. “No es solo una receta”, confiesa. “Es el resumen de nuestra historia, nuestro idioma secreto”.
Esa historia se multiplica hoy en tres locales: uno en Trelew, otro en Puerto Madryn, y el más reciente, en Palermo el animado barrio porteño (Malabia 1325). En la fábrica se producen artesanalmente 500 tortas galesas por semana y 1000 alfajores por día. Nada está industrializado. Todo se elabora con esmero, siguiendo los pasos que marcaron su bisabuela Hilda y su abuela Nélida. “Nuestra receta no está en un papel. Está en nuestras manos, en nuestra memoria”, explica Mauro. Custodiada desde 1996 dentro de la familia por 6 generaciones, añade con una sonrisa: “La torta galesa fue siempre parte de mi casa, de mi infancia”.
El local no solo ofrece torta galesa y alfajores. La propuesta es completa: una cuidada selección de tés, ideales para acompañar los sabores intensos del sur; vinos patagónicos, de bodegas como Otronia, Punta Ninfas y Piedra Parada que destacan por su frescura y elegancia; y licores regionales como el clásico de calafate o de frutos rojos, elaborados por productores de la región andina. También pueden encontrarse mermeladas caseras, dulces típicos como el de rosa mosqueta y una cuidada línea de regalería gastronómica con identidad patagónica.
“Todo lo que elegimos tiene una historia detrás. No queríamos simplemente traer productos: queríamos traer cultura”, dice Mauro. “Por eso ofrecemos también productos de pequeños productores del sur, cosas que difícilmente se consiguen en Buenos Aires”.
Pero Memorable no es solo producción; es un punto patagónico, es una experiencia. Quien atraviesa la puerta de su local en Buenos Aires se encuentra con Valeria, chubutense de raíces hondas, que recibe a los clientes con una calidez que transforma el espacio en hogar. “Queremos que cada visitante sienta que está en la Patagonia, que se lleve un trozo de nuestra tierra”, dice Valeria, cuya voz está impregnada del viento del sur.
Y es que en Memorable, cada ingrediente tiene historia. Cada bocado narra la epopeya de un pueblo y la intimidad de una familia. Incluso en los ritos sociales la torta galesa ocupa un lugar simbólico: en Chubut, es costumbre que los novios la elijan como el último piso de su torta de boda, y luego la guarden durante años, compartiéndola en cada aniversario. “Hay tortas que duran más que los matrimonios”, comenta Mauro, con una sonrisa que encierra humor y verdad.
Memorable no busca adaptarse a las modas. Busca perdurar. Y lo logra: no solo por la calidad de sus productos, sino por la profundidad emocional que contienen. Mauro y su esposa Jessica han hecho de su negocio una forma de honrar a sus ancestros, de extender una historia que, lejos de fosilizarse, se renueva con cada cliente que descubre un sabor nuevo que ya existía desde hace más de un siglo.
La apertura en Palermo es mucho más que una expansión comercial. Es una declaración de principios: demostrar que en medio de la velocidad urbana hay espacio para la pausa, para lo auténtico, para lo que se cocina lento y se transmite con amor.
Porque en tiempos de lo efímero, Memorable Delicias de la Patagonia nos recuerda que lo duradero sigue existiendo. Que hay sabores que no pasan de moda porque están hechos de memoria, de historia, de verdad.
Y quizá ese sea el mayor logro de Mauro y su familia: haber encontrado en una torta el vehículo perfecto para conservar lo más frágil y valioso que tenemos: nuestras raíces.
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Comentarios