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Numerosos estudios revelan los efectos beneficiosos del vino ante todo tipo de problemas de próstata
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En hombres mayores de 50 años es muy frecuente que la próstata comience a crecer, presionando la uretra y generando dificultades para orinar, molestias y, en el peor de los casos, fuertes dolores.
En 1971 se realizó el primer estudio relativo al efecto protector que tiene el consumo moderado de vino sobre estos problemas de próstata.
En él, se estudió durante 17 años a algo más de 6.500 norteamericanos de origen japonés.
Durante este periodo se presentaron entre los participantes 846 casos de 'hipertrofia de la próstata' que fueron intervenidos quirúrgicamente.
Los datos estadísticos mostraron un ligero aumento del riesgo generado por el consumo asiduo de alimentos cárnicos, así como una marcada disminución del riesgo (casi un 40% menos) en aquellos hombres que consumían alrededor de 20 g de alcohol por día.
En concreto, las bebidas que mayor efecto protector mostraron fueron el vino, la cerveza y el sake (vino de arroz), todas ellas bebidas fermentadas.
El consumo moderado de bebidas alcohólicas destiladas no mostró efecto negativo, ni positivo alguno sobre la próstata.
CONSUMO DE ALCOHOL Y PRÓSTATA
En 1986 se inició en Boston (EEUU) otra investigación parecida, pero centrada sólo en el consumo de alcohol y de tabaco.
En ella participaron cerca de 30.000 hombres, todos profesionales de la salud, a los que se les hizo un seguimiento durante un periodo de ocho años.
Los resultados mostraron que en los hombres que consumían alcohol moderadamente el riesgo de contraer 'adenoma prostético' era un 43% menor que en el resto, sin embargo esta ventaja disminuía cuando la ingestión de alcohol era muy elevada.
En cuanto al tabaco, el riesgo aumentó sólo entre aquellos que fumaban más de 35 cigarrillos diarios.
CÁNCER DE PRÓSTATA
No debe confundirse los problemas de próstata mencionados, el 'adenoma prostético' y la 'hipertrofia de la próstata', entre los más comunes, con el cáncer de próstata.
En este sentido son varias las investigaciones que también han abarcado este campo.
Así, en investigaciones de laboratorio realizadas en 1999 en Pisa, Italia, en el año 2000, en Creta, Grecia y en el 2002 en Madrid, se comprobó que los polifenoles del vino, entre ellos la catequina, la epicatequina, la quercetina, la rutina, el ácido gálico y el resveratrol, no sólo inhiben totalmente la reproducción de las células de adenoma prostático sino también las de cáncer de próstata (LNCaP) causando su apoptosis o muerte programada.
Por otro lado, hacia finales del pasado año conocíamos que un investigador de la Universidad de Missouri, había descubierto que el resveratrol facilita el tratamiento con radiación en el cáncer de próstata, lo que aumenta las posibilidades de una recuperación completa de todos los tipos de tumores de próstata, incluyendo los más agresivos.
En el estudio, el profesor asistente de oncología quirúrgica en la Facultad de Medicina de esta universidad, Michael Nicholl, introdujo resveratrol en las células tumorales de próstata, descubriendo que hasta un 97 por ciento de las células tumorales morían ante este tratamiento, un porcentaje mucho más alto que empleando radiación o cualquier otro método existente hasta el momento. Ante lo sorprendente del hallazgo el profesor Nicholl, y la propia universidad, no dudaron en afirmar en un comunicado, enviado a medios de comunicación de todo el mundo, que el resveratrol, uno de los principales compuestos del vino, "tiene la capacidad de destruir células tumorales del cáncer".
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