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Aunque el corcho era conocido desde tiempos remotos, no empezó a ser usado como tapón hasta el siglo XVIII
Cada años millones de peregrinos viajan a Compostela realizando el Camino de Santiago. Pocos saben que en la Edad Media un monje francés realizó el mismo camino en busca de un tapón. Fue en uno de estos viajes de peregrinación cuando se inventó el tapón de corcho.
Una teoría asegura que el tapón de corcho que sirve para cerrar las botellas de vino fue ideado a comienzos del siglo XVIII por un monje benedictino francés en un viaje de peregrinación a Santiago de Compostela. Aunque el corcho era conocido desde tiempos remotos, no empezó a ser usado como tapón hasta este momento.
Ese monje se llamaba Dom Pierre Pérignon (más conocido como Dom Perignon, inventor del popular vino espumoso de Champagne), quien se fijó en las bondades del corcho como cierre de las vasijas usadas por los peregrinos a modo de cantimploras, tras lo cual dedujo que podía ser el material ideal para cerrar las botellas de vidrio de forma casi hermética y conseguir una mejor elaboración de su conocido Champagne.
El corcho.
El corcho es un material natural que se encuentra en la corteza de los Alcornoques (Querqus Suber) y que forma parte de uno de los elementos clave para garantizar la calidad del vino (Un 10% del vino que se estropea se debe a defectos del tapón). España es el segundo productor mundial de tapones de corcho, con una producción del 20% y sólo superado por Portugal que controla el mercado con una cuota del 70%.
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