APRENDER ¿Cómo conservar una botella de vino cerrada? ¿Y cuándo ya se abrió la botella?

Los estilos de vino que llegan al mercado

Las tendencias del ámbito del vino llegan a las copas con nuevos estilos, cepas curiosas y sabores renovados.

Por Alejandro Iglesias

Saber de vinos es cada día más complejo. Cuando uno cree haber descubierto todo aparecen nuevos vinos o cepas que hacen dudar de todo lo probado y aprendido. Pero no es que no se haya investigado o estudiado lo suficiente sino que la industria del vínica está siempre en movimiento atenta a las tendencias y demandas del consumidor. Principalmente en los países del Nuevo Mundo donde la creatividad es uno de los rasgos principales de sus protagonistas. Es de la mano de la curiosidad de los winemakers o de la aparición de nuevos terruños que llegan nuevas etiquetas con cepas que muchos desconocen o creían imposibles de vinificar en nuestro país. Entre las tantas novedades que la industria local apuntamos algunos descriptores y cepas que no podes dejar de conocer.

Austeros. Así como sucede con las personas, la austeridad es una virtud en los vinos de hoy. A contrapelo de lo que sucedía a comienzos del dos mil cuando un buen tinto debía ser robusto, concentrado y con una buena impronta de crianza, hoy los paladares buscan vinos delgados, sutiles y de expresión frutal por sobre la madera. Si bien la elaboración de e estos vinos comienza con una mínima intervención sobre los frutos, exige de mucha atención sobre el viñedo para que la expresión lograda en las uvas sea realmente agradable en la copa.

Filosos. Así se define a los vinos de acidez marcada y frescura vibrante en centro de boca. Es un modo de describir la sensación tensa que la acidez imprime sobre la lengua y caras del paladar. A diferencia de otros tiempos, cuando los blancos debían ser frescos y los tintos concentrados, hoy la acidez se valora y todos los estilos. Entre los tintos, la acidez se convirtió en el factor clave para los consumidores mientras que en los blancos hoy se toleran niveles de frescura que antes hubieses sido criticados. Una explicación técnica detrás de estos vinos son las cosechas más tempranas que aseguran mayor nivel de acidez y menor grado alcohólico. EN conclusión, más acidez y menor cuerpo aunque en estos vinos es más importante el equilibrio que en otros.  

Gastronómicos. Si bien el vino es un alimento por definición en algún momento, durante las últimas décadas, se convirtió en una bebida para contemplar. Es decir, la mayoría de los consumidores y productores prestaban más atención a los aromas y sabores del vino que a su relación con la comida. Esto derivó en vinos de mucha expresión aromática que en muchos casos se explicaba por la crianza y paladares compactos, un combo que atentaba muchas veces con la buena mesa. Hoy la búsqueda es totalmente opuesta y el vino nuevamente se convierte en aliado de la mesa en todas sus gamas. Estos vinos ofrecen austeridad y frescura en pos de un maridaje simple y directo.

Minerales. Es la definición más polémica, básicamente por que aún no se puede demostrar que los minerales del suelo del viñedo lleguen al vino. Sin embargo hay algo que es innegable: los vinos producidos en regiones pedregosas o con presencia de manchas calcáreas tienen aromas que remiten a la piedra. Incluso la textura de estos vinos resulta polvorienta, “como cuando se chupa una piedra” sentencias los fundamentalistas de la mineralidad. Y esto no es nuevo, este descriptor se utiliza en muchas regiones de Francia desde hace décadas. En nuestro país la tendencia de criar los vinos en cemento parecen colaborar a esta expresión y el recurso del roble usado permite conservar esta identidad sin tener que dejar de lado la crianza.

Cepas curiosas. Si bien ninguna cepa parece atentar al reinado del Malbec, varias bodegas comienzan a apostar a varietales no tradicionales como herramienta de diferenciación. Gracias a esto aparecen nuevos sabores y estilos que en primer lugar divierten el paladar de los curiosos y luego marcan caminos nuevos para los vinos más tradicionales. De este modo comienzan a verse en el mercado blancos elaborados con Riesling, Chenin Blanc, Pinot Grigio, Albariño, Fiano y hasta Gewürztraminer. Y en tintos la tendencia sigue el miembros rumbo pero con mayor variedad. Tras el éxito del Cabernet Franc durante los últimos años hoy se asientan los vinos de Tannat, Petit Verdot, Touriga Nacional, Caladoc, Garnacha, Trousseau y hasta el curioso Monastrell.

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