INTERNACIONAL Científicos chilenos logran producir vinos con bajo alcohol sin sacrificar la calidad

¡¡¡Otro impuesto al vino!!! Y la rentabilidad al subsuelo


Algo de lo que comentamos hace unos meses al final se concretó, un proyecto de ley para gravar a las bebidas y al tabaco para financiar un proyecto para el deporte. Que el deporte haya que fomentarlo carece de dudas, de su financiamiento es otra cosa muy distinta y más aún en la endeble situación que viven la mayoría de los sectores que alcanzaría.45 centavos por envase parece un número inocente, y más aún si es una contribución para el deporte. Sin embargo, el precio promedio de todos los vinos que se venden en Argentina utilizando el canal de supermercados fue de 21,6 pesos por botella en julio de este año y el impuesto representaría en ese caso el 2% sobre el valor final. Tengamos en cuenta, además, que a ese precio hay que sacarle el IVA con lo cual queda en 17,9 pesos y de este último valor las bodegas reciben menos de la mitad con lo cual el impuesto se transforma en un equivalente al 5,5% del valor que vende la bodega. Aquí puede verse el tamaño en el que se transforma el inocente gravamen de 45 centavos.



Más impactante aún resulta hacer ese cálculo para un envase de tetrabrik de un litro del cual se vende más del 40% del total de vinos y cuyo precio en góndola era en julio de este año de 14,5 pesos. En este caso el impuesto representará casi el 8,5% del valor que reciben las bodegas.
La rentabilidad se quedó sin piso
Si se analiza la rentabilidad de las bodegas se puede tener una conciencia aún mayor de lo que este impuesto significa. Como muestra el gráfico, la rentabilidad de los años 2012 y 2013 fue bajísima comparando con los valores que tenían años atrás y además en relación a la rentabilidad internacional.



En los números de 2014 los balances de las empresas muestran que esto no se revirtió y por lo tanto el valor promedio de 5,5% representará una pérdida enorme para el conjunto de las bodegas. Hay que tener en cuenta que el Margen Operativo de 0,8% de 2013, y que se repitió en 2014, es una ganancia antes de pagar varios gastos como intereses de deuda o más impuestos.





Este tamaño de gravamen sería exorbitante también en países con los cuales los vinos argentinos compiten. Se muestran sólo los ejemplos de Estados Unidos donde la rentabilidad operativa no alcanzaría para pagar este impuesto o de Nueva Zelanda, con vinos muy caros, donde representaría un tercio de los ingresos operativos.

Por último, el mayor efecto lo tendrán las empresas más pequeñas.



Las empresas de volúmenes menores a 100 mil cajas anuales no pueden pagar ese impuesto sin tener pérdidas en sus balances.
Por ello, este proyecto de ley de poner un nuevo gravamen al vino se hace en un momento muy inoportuno del sector y genera pérdidas de consideración que impiden salir de una situación ya muy complicada de los últimos años. A esto se agrega que impacta con mucha fuerza en las bodegas de menor tamaño.
Es sencillamente: un despropósito.
 

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