INTERNACIONAL Científicos chilenos logran producir vinos con bajo alcohol sin sacrificar la calidad

Innovaciones Bombones y gel de vino, nuevos productos de las bodegas

Los compuestos "bioactivos" de los desechos de uva y del proceso de vinificación -con alto poder antioxidante, nutritivo, preventivo y hasta curativo- abren nuevas vías de mercado para empresas y bodegas en el campo de los alimentos funcionales, la cosmética y la industria farmacéuticaCentros de investigación como el Ainia en España, bodegas como Matarromera y empresas "spin off" como Skinwine son ejemplos del interés por un segmento de negocio que experimentará un auge en los próximos años.

El director de I+D de Ainia centro tecnológico, José García, destaca que las compañías agroalimentarias pueden optar por impulsar productos relacionados con el sector "farma" -con mayor margen y sofisticación y también más complejos y caros de hacer- o por aquellos otros en el ámbito de la cosmética o la alimentación, que permiten mayores volúmenes y son más fáciles de obtener.

Pero, ¿qué líneas ofrecen mayores oportunidades a las empresas?

"Las tres son interesantes y cada una es complementaria a la otra, con ventajas e inconvenientes", añade García, quien también recuerda la posibilidad de alianzas entre agroalimentarias con farmacéuticas o firmas cosméticas para desarrollar esos productos.

El acuerdo que alcanzó en su momento Nestlé con Loreal para trabajar en alimentación "nutricosmética" es un ejemplo de ello.

Por su parte, Skinwine es una "spin off" creada para investigar, junto a la Universidad de Cádiz, aplicaciones para derivados del vino de Jerez, explica el director técnico de firma, José Manuel Carbajo.

"Yo vengo de muchos años de trabajo en este campo, en distintas industrias del sector cosmético, pero nunca he tenido un activo con la potencia de los activos de vinificación", afirma el investigador.

"Hemos hecho estudios con productos elaborados con caviar o coenzima Q10, que preconizan un poder antioxidante alto, pero aquellos otros derivados del vino de Jerez superan con creces a lo que hay actualmente en el mercado", asegura este experto.

En 2004 comenzaron a trabajar con restos del proceso de elaboración del vino y desde hace un par de años venden ya sus productos de belleza. Ahora abordan la internacionalización.

De hecho, acaban de alcanzar un acuerdo con la compañía Uniblanc para distribuir sus cosméticos en Estados Unidos -en la poderosa cadena de Wallmart, por ejemplo- y a diferentes países latinoamericanos.

En España venden 80.000 unidades anuales, sobre todo del champú de vinagre de Jerez, pero el mercado americano dará alas a Skinwine.

"Hablamos de un número que con creces multiplicará lo que vendíamos en España", remarca satisfecho este directivo.

"Ahora estamos adaptando nuestro stock a las necesidades de Estados Unidos", comenta Carbajo, quien avanza además que negocian con una compañía japonesa de estética para intentar llegar también a Asia.

Pero las posibilidades de negocio, a partir de los sobrantes del "sherry", van mucho más allá, tal y como resalta este investigador.

"Hemos desarrollado unos bombones cardioprotectores con antioxidantes extraídos de restos de la vinificación, de la pepita de la uva, y también galletas para regular el tránsito intestinal", detalla Carbajo, quien puntualiza que están dispuestos a facilitar la patente a alguna empresa interesada en comercializarlos.

Sobre sus proveedores, tienen un acuerdo con la bodega Emilio Hidalgo (Jerez), que les proporcionan los subproductos: hollejos y pepitas de uva, turbio y "precipitaciones tartáricas (sales)".

Matarromera es otro claro exponente de entrega a la innovación, lo que le ha permitido diversificar el negocio tradicional del vino.

Desarrolla 12 líneas de investigación, como la extracción de compuestos polifenólicos de la uva para conseguir alimentos funcionales o vinos sin alcohol. Asimismo, seleccionan microorganismos que reducen los niveles de histaminas en vinos, una puerta abierta para obtener vinos más saludables y con mayor contenido de polifenoles, que evitan dolor de cabeza o náuseas.

El director del Departamento de I+D+i de esta bodega, Alberto Guadarrama, explica que Matarromera pretende fomentar la "bioeconomía", es decir, "sacar provecho de algo que no sirve a priori", como son los desechos de la uva o "co-productos" (que no subroductos, matiza), generados durante el proceso de elaboración.

Así, en la línea de cosméticos Esdor, Matarromera incorpora un extracto de la uva que es antioxidante y con efecto "antiaging".

Por su parte, Vinesenti es una gama de productos de esta bodega elaborados a partir de extracto polifenólico de uvas de Ribera del Duero y Rueda, ideados para "enriquecer" las recetas de cocina.

"Se trata de una apuesta de Carlos Moro (presidente del grupo Matarromera) y el chef Mario Sandoval", remarca Guadarrama.

En principio, pensaron en un producto para "altísima cocina", pero "luego hemos visto que puede ser un sustitutivo de la sal y otros ingredientes. En el futuro podría venderse en las farmacias".

Esta bodega de Valbuena de Duero participa también en el proyecto CENIT-SENIFOOD centrado en la investigación industrial de dietas y alimentos con características específicas para las personas mayores.

Los investigadores demuestran que de la uva y del vino -con más de 200 sustancias diferentes beneficiosas para el organismo-, se puede aprovechar todo, incluidos los residuos o sobrantes que ahora se desperdician, sin generar valor económico alguno.

Empresas y bodegas tienen la última palabra. En su mano está abrir nuevas ventanas en la conservadora industria del vino.

Fuente: https://www.vinetur.com/2015071520244/bombones-y-gel-de-vino-los-nuevos-productos-de-las-bodegas.html 

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