Gulíe: cocina italiana sin pretensiones

En la esquina de Cabrera y Thames funciona un restaurante sencillo y honesto, con platos abundantes a precios justos que intentan acercar los sabores del sur de Italia a Buenos Aires.

Roberto Tortorella llegó a Buenos Aires en un plan muy diferente al que hoy lleva adelante: viajó de Calabria, la región del sur de Italia donde nació (la punta de la bota), para disfrutar de unas sencillas vacaciones en suelo porteño. Pero en lugar de toparse con un lindo destino turístico, se encontró con la novedosa sensación de sentirse en casa lejos de su hogar natal.

El resto es historia: el año pasado se mudó definitivamente a Palermo (¿será casualidad que haya elegido un barrio nombrado como otra de las ciudades sureñas italianas) y encontró la propiedad perfecta para instalarse a desplegar su sueño, un restaurante donde se reprodujeran con precisión y con pasión las recetas de su tierra. Eso es Gulíe: "antojos" en una suerte de lunfardo calabrés, un lugar sin pretensiones que apunta a ofrecer platos tanos, simples y potentes. Una esquina honesta en una zona de la ciudad donde abundan las propuestas acartonadas, que abrió sus puertas a fines de 2014.

De día, el local es luminoso y se puede apreciar fácilmente la estética rústica y relajada, con mucha madera en sus dos salones, en la planta baja y en el primer piso. De noche, tiene un poco menos de carácter (le falta calidez en comparación a las horas diurnas), pero es igualmente acogedor. Las mesas tienen una buena distancia entre sí, y junto a la recepción hay un pequeño sector de almacén para comprar pastas secas y otros productos del restaurante. Pero el valor de Gulíe no está planteado en función de su decoración o de su estilo. Lo que se destaca es el menú: una lista breve pero bien lograda de recetas oriundas de Calabria mechadas con platos de otras regiones italianas.  



Mayormente, se pueden comer pastas, aunque también hay risottos (dos: alla Milanese y al Funghi, ambos $110), algunas carnes (escalopines con vino blanco, salsa de hongos y limón, por ejemplo, a $130) y ensaladas variadas (desde la Siciliana con hinojo, naranja y aceitunas negras por $85 a una de espinaca, manzana verde, nueces y queso azul por $90). También hay buenas entradas, como la caponata siciliana ($75), las berenjenas a la parmesana ($80), la tabla de quesos con mermeladas y miel ($90) o la opción, fuera de carta, de probar una degustación de antipasti (consultar precio), que incluye unos brillantes aranicini, quesos, vegetales y albóndigas. De las pastas, los covatelli son nuestros elegidos, acompañados con una salsa de crema, hongos y chorizo ($115): la suavidad de la crema y de los hongos es realzada en la medida perfecta por la robustez del chorizo, que no invade el plato. La porción es tan abundante que casi no deja lugar para nada más. "Casi" porque los cannoli que comprende la sección dulce de la carta merecen ser probados: rellenos con ricotta, trocitos de chocolate y frutas confitadas ($42). Son una verdadera exquisitez que se puede maridar con café recién hecho y servido en una mini cafetera Volturno. Si te quedás sin hambre antes de llegar al postre, podés pedir cannolis para llevar a casa. Mejor imposible.

Gulíe está en Cabrera 5100, Palermo Soho / T. 2069-2968. Abre de martes a viernes de 18 a 23.30 horas; sábado de 11 a 23.30 horas y domingo de 11 a 15 horas.

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