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La cerveza es una de las bebidas fermentadas más antiguas de la humanidad. Posiblemente los primeros en elaborarla hayan sido los sumerios de la antigua Mesopotamia, hace aproximadamente ocho o diez mil años, y está claro que lo hacían sin ninguna de las tecnologías actuales. Si bien las recetas y modos de elaboración claramente han cambiado después de tanto tiempo, incluso hoy la popular bebida puede prepararse sin mucho más que los ingredientes correctos y muchas ganas.
“Hacer cerveza es como hacer un plato de comida. Cuando se cocina, el plato puede salir rico o feo, pero si se sigue la receta, va a ser un plato comestible. Con la cerveza es lo mismo: se siguen ciertos procesos y va a salir una cerveza, más rica o más fea, pero tomable”, explica Ángelo Cruz, uno de los socios de Bierplatz, un pequeño emprendimiento de amigos que busca fomentar la elaboración casera de cerveza. Para ello, venden los insumos, organizan cursos de elaboración, e incluso van a domicilio con el kit cervecero a enseñar cómo todos pueden hacer su propia cerveza artesanal.
Bierplatz comenzó como un proyecto de la ingeniera química Celina Etienot y su marido Jorge Zorrilla. Ambos apasionados de la cerveza, decidieron empezar a prepararla ellos mismos, pero se encontraron con que los vendedores de insumos no eran muy serviciales a la hora de aclarar dudas. “El proveedor de ese momento era un mayorista, pero daba una pésima atención. Cuando le hicieron una pregunta sencilla sobre elaboración, su respuesta fue que vayan y lean más”, cuenta Cruz. Por eso, según narra, decidieron salir de un ambiente que consideraban elitista y transformarse ellos mismos en proveedores de insumos. “Nosotros creemos que depende de las ganas de uno, que se puede elaborar con cualquier cosa que tengas en la casa. Total es para consumo personal, nada más que eso”, opina.
En 2012 Etienot y Zorrila se presentaron al concurso para emprendedores Desafío Joven, y ganaron el primer premio. Gracias al impulso económico y el apoyo que recibieron, pudieron empezar a vender los cereales y elementos para la preparación. Luego incorporaron a dos amigos: uno fue Cruz y la otra Cecilia Carrillo Pinto. Con ellos se presentaron a otro concurso y empezaron a desarrollar la marca. Abrieron un local en Colegiales desde el que venden los insumos, y comercializan sus cervezas artesanales que, según Cruz, en realidad son solo para mostrar el tipo de producto que puede hacerse. “El foco esta puesto en enseñar a hacer cerveza, y que todos puedan hacer la suya en casa, no en vender la nuestra, pero de todas formas tenemos un par de caballitos de batalla, como la Trapense, que es una variedad dulce de Bélgica, o la Scotch Ale, además de las que hacemos para tomar nosotros y a veces también vendemos”, cuenta Cruz.
La preparación casera de cerveza, según pregona Bierplatz, está al alcance de cualquiera. Cruz explica que sus clientes son en general primerizos, con muchas ganas y muchas dudas, que ellos no tienen problema en aclarar. Sugieren siempre comprar primero un kit básico, que sale apenas 90 pesos y rinde 10 litros, y que si pueden, usen los elementos que tienen en la casa para hacerlo. En todo caso, ellos proveen todo lo necesario para la preparación artesanal, ofrecen recetas y dan todos los consejos necesarios. Además, organizan un curso por mes sobre elaboración de cerveza, en distintos lugares de Capital Federal y Provincia de Buenos Aires, y, previa coordinación, hacen cursos a domicilio.
Una vez aprendido lo básico, Cruz asegura que hay tantas combinaciones posibles de maltas, lúpulos y levaduras, que cada uno puede experimentar hasta lograr exactamente la cerveza que más le gusta. Ellos siempre están dispuestos a guiar y orientar a sus clientes, en una cruzada por un mundo donde todos puedan tomar una cerveza bien fría, hecha en casa.
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