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El sándwich de milanesa pide revancha: dónde probar los más power de la ciudad Por Nicolás de la Barrera


Protagonista de almuerzos al paso o infalible banquete de madrugada, este clásico argentino dice presente en un abanico inesperado de cartas porteñas. En esta nota, las mejores versiones.

De tanto en tanto, necesitamos volver a lo simple. A la cocina sin trucos; a lo auténtico y lo barrial. Y en esa amplia categoría se ubica el sándwich de milanesa, un clásico de la gastronomía nacional que dice presente y se renueva, mientras resiste los embates de las nuevas tendencias de sus principales competidores: el pancho y la hamburguesa (ahora gourmets). Pero los renovados rumbos del fast food no logran achicar a este efectivo sándwich, que sabe pedir pista en los cafés, delis, bodegones y hasta bares porteños.

La milanga cool de PEHACHE

Así decidieron que debía llamarse el sándwich en este reducto palermitano que combina diseño con una gastronomía de índole casera y saludable. Aquí, la milanesa es de peceto y viene servida en pan de molde con queso gratinado, tomates secos y huevo a la plancha, ideal para combinar con las opciones de limonadas y jugos de frutas y vegetales. Elegí una mesa de las del patio empedrado y pedí tu sándwich por 82 pesos.
(Gurruchaga 1418, Palermo / T. 4832 - 4022)


El sándwich para armar de EL BUEN LIBRO
En pleno microcentro, entre una inmensa cantidad de negocios similares, esta ex librería (actual take away) ofrece un sándwich de milanesa para armar a gusto y piacere. La mila, holgada y con una capa justa de pan rallado, puede ser de ternera o de pollo y se come entre pan árabe, baguette (entera o media) o pebete. Y los agregados son variados y abundantes: jamón, queso, rúcula, aceitunas, morrones o berenjenas, entre otros.  El precio depende de cuánto y qué se le agregue pero, para estimar, uno completo en medio pan francés cuesta $34.
(Reconquista 631, Microcentro / T. 4311 - 1322) 

La mila completa (y nacional) de GRAND CAFE
En la carta de este bullicioso local de sillas de hierro y paredes de ladrillo gris a la vista, los platos complejos (como el carpaccio de salmón o los ravioles de trucha y ricotta) conviven en armonía con comidas más sencillas y autóctonas. Como por ejemplo, el sanguche de milanesa de nalga que lleva lechuga, tomate, queso, huevo a la plancha y dijonesa casera y sale en pan ciabatta. El valor es de $95, y al que te toma el pedido le cantás: “Quiero la Milanesa Completa Nacional”. Así, con todas las letras. 
(Basavilbaso 1340, Retiro / 4893 - 9333) 

El mexicano de LATINO SANDWICH
Si la mila es un clásico nacional, una comida que lleve guacamole inevitablemente lleva a pensar en Centroamérica, y en este intrépido deli lograron una combinación más que interesante: a la milanesa de nalga –muy tierna, por cierto- le suman la tradicional salsa mexicana (con cebolla colorada, cilantro, limón y tomate fresco) y palta sobre toda su superficie. Sale en un baguetín ligeramente tostado y cuesta $38. ¿Otra opción? La completa, con lechuga, tomate y mayonesa caesar ($35), que se suma al menú diario del lugar, protagonista de almuerzos latino&populares en pleno centro porteño.
(Tacuarí 185, Microcentro / T. 4342 - 2809)

El especial patagónico de CAFÉ PAULIN
Desde 1988 Café Paulin es una fija de los oficinistas de la city porteña. ¿Las claves de su éxito? La frescura y la abundancia de sus platos. Sus (grandes) sándwiches, que no son “gourmet” pero están a kilómetros de parecerse a los de los kioscos, son la carta fuerte del menú. No debería dejarse de probar aquel sánguche en el que la mila, entre una figaza, viene acompañada de berro, oliva, panceta, cebolla glaseada y muzzarella ($65). Los platos salen calientes, y este en particular, se puede compartir. Recomendación para los mediodías de trabajo: pedir el medio sánguche ($40) que igual satisface y es más compatible con la segunda parte de la jornada laboral.
(Sarmiento 635 y sucursales, Microcentro / T. 4393 - 1176)



Los minimalistas de FARINELLI
No rebalsan de agregados ni de condimentos pero igual cumplen con su cometido: los sanguches de Farinelli van bien para una comida rápida o para tomarse un momento de descanso sin dejar de lado el gusto por la comida. Aquí, los sanguches de mila de peceto son más bien minimalistas, ya que solo se les acompaña con rúcula, tomates asados y mostaza de dijón en pan focaccia ($48). Tartas, ensaladas y pinchos completan el menú para un almuerzo en el ambiente distendido de Palermo Botánico.
(Bulnes 2707 y sucursal, Palermo / T. 4802 - 2014)

El extra large de EL PREFERIDO DE PALERMO
Bar notable, declarado patrimonio cultural de la Ciudad, El Preferido debería también ser nombrado sitio de interés obligado para los amantes de la milanesa. Aunque no se especialicen en sándwichs, estos amos de las minutas y la comida españolas te los preparan por encargo previo. Ya sea en pan francés, negro o figacita, a la mila de peceto se la puede acompañar con los agregados clásicos o también con ajíes en vinagre, huevos, palmitos o pepinos. El sándwich cuesta $50, pero eso sí: sale bien cargado, como no puede ser de otra forma en un auténtico bodegón.   
(Borges 2108, Palermo / T. 4774 - 6585)  

El de pollo de HELENA RESTÓ
Porque al final de cuentas también es una milanesa, entonces es que vale probar el sanguche de este deli dedicado en gran parte a las tortas y los desayunos.  Aún así, sus sándwiches pelean entre los primeros puestos del ranking. Es el caso de uno bautizado Tanito: lleva mila de pechuga, fileto, queso fundido, sale en un pan trenzado y viene acompañado de papas rústicas ($67). Aquí, como en tantos otros lugares, hay opciones de tragos frutales para acompañar el no tan liviano almuerzo.
(Nicaragua 4816, Palermo / T. 4833-0256)

 
El sándwich para nostálgicos de BAR CONDE
Es de esos lugares para sentarse al lado de una ventana y ver el tiempo pasar: un cafetín del barrio de Colegiales, sin lujos ni  intenciones de acoplarse a la modernidad de estas épocas. Grave error sería esperar un sándwich gourmet aquí: el encanto pasa por otro lado. En Conde, los de ternera o pechuga ($30), en tamaños generosos, son servidos en pan francés, árabe o pebete y se les puede agregar lechuga, tomate, jamón, queso, huevo o ajíes en vinagre a razón de $5 por ítem. Llevate un buen libro y el viejo bar se encargará del resto de la experiencia vintage.
(Avenida Federico Lacroze 3193, Colegiales / T. 4551 - 3889)   

El napolitano de LA FRANCISCA
En este almacén, take away o feria de campo (como ellos lo definen) el pan es casero, los sándwiches son preparados en el momento y la milanga también. Hay quienes tienen cita allí cada jueves: ese día de la semana, sale a rolete el llamado Gran Napolitano ($35), con jamón, tomate al orégano y queso: como una auténtica mila napolitana pero entre una baguete de 30 centímetros. Otro highlight: el conocido como Pancetón ($35), con panceta ahumada, cheddar y barbacoa. Ambos salen calientes, con mila de peceto y sin una gota de aceite. Además, hay variantes con berenjenas, queso gratinado y ajíes en vinagre. Muy completo, para pasar y, sin dudas, probar. 
(Avenida Niceto Vega 4712, Palermo / T. 4771 - 0172)



Los palermitanos de SANS
Cada tanto, es inevitable caer en el triángulo de bermudas de Palermo: Plaza Serrano. Y por si alguna vez te pasa, es bueno saber que allí Sans ofrecen chegusanes de milanesa de peceto con una amplia variedad de panes caseros para elegir: queso parmesano y albahaca, focaccia de hierbas, multicereal, de campo o baguetín común. En su interior, llevan cebolla caramelizada, queso cheddar y barbacoa y salen con papas fritas o ensalada coleslaw. Los precios, palermitanos: aunque son para compartir, cuestan 130 pesos.
(Serrano 1596, Palermo / T. 4832 - 7266)

La mila de lomo de PIZZA CERO
No todo es pizza y empanadas en este restaurante de Libertador y Tagle, que acumula más de treinta años en el negocio de la gastronomía. Desde hace un tiempo, su menú incluye pinchos, tapas y sándwiches en clave gourmet. El de milanesa ($130) se compone de cortes de lomo, cherrys (con finos toques de oliva) y lechuga. El aderezo puede ser mostaza de dijón muy suave o chimichurri. El pan es baguetin tostado, finito y bien crocante. No hay que esperar una mila aceitosa, sino todo lo contrario: bien seca, caliente, al igual que las papas fritas extra grandes con las que llega a la mesa. Para compartir o para comer hasta reventar. El dato: todas las comidas tienen opción take away, con un 20 por ciento de descuento.   
(Avenida del Libertador 1800, Recoleta / T. 4803 - 3449)

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