Chiuso: Un Italiano Perfecto en Retiro
El proyecto continuación de Doppio Zero ofrece platos elaborados con esmero, en un restaurante sin otra pretensión que la de servir rica comida.
Primero fue un bistró de menos de 30 cubiertos en la planta baja de
un hotel boutique en Belgrano. Luego, se mudó a un salón más grande,
ubicado a pocas cuadras de allí. Ahora, llegó una nueva etapa de Doppio
Zero, restaurante que desde 2008 es responsable de algunos de los
mejores risotti y pastas del circuito gastronómico local. Tan rotundo es
el cambio, que pasó a llamarse Chiuso y se mudó a otro barrio: desde el
primero de agosto, está ubicado en Retiro, justo frente a la Plaza San
Martín, en el mismo local donde durante años funcionó el clásico café
Petit Plaza.
Con capacidad para 60 cubiertos y en un local al que aún le falta un lifting en su estética (quedan paredes blancas y la vajilla no deslumbra), Chiuso mantiene la esencia tana de Doppio Zero que le brinda su propietario Mariano Akman, un inquieto y omnipresente personaje que recorre el salón con el sacacorchos en el bolsillo de su jean, atiende a los clientes, da órdenes en la cocina y recomienda vinos.
Hay dos diferencias principales con Doppio: una es la posibilidad de pedir medias porciones en todos los platos (a un precio 40% más bajo) y la inclusión de ensaladas como entrada. Claro que también hay otras opciones para comenzar, como la polenta grillada con queso Taleggio y ragout de hongos ($92) o las aceitunas apanadas rellenas de carne ($56).
Como plato principal, te conviene elegir un risotto, que puede llegar en cuatro versiones, entre las que se destaca la que está elaborada en base a langostinos ($140). Tampoco faltan las pastas secas (De Cecco), ni las rellenas, como los ravioles de rosbif con manteca a la salvia ($115), una especialidad de Miriam de la Fuente, cocinera y esposa de Akman. Otra rellena: los panzotti de queso de cabra y puré de berenjena ($115). Entre las carnes, no faltan el ossobuco a la milanese ($135, un clásico de Doppio) ni el conejo con polenta y mascarpone. En definitiva, Chiuso ofrece platos italianos confeccionados a la perfección en un restaurante sin otra pretensión que la de servir rica comida. Abre de martes a sábado al mediodía y a la noche.
San Martín 1153, Retiro / T. 4311-7652
UN RUSO TANO
“Para mí, de chico, la única pasta eran los varenikes”, confiesa Mariano Akman, propietario de Chiuso. Trabajó como sommelier en restaurantes como Tipula y La Cabaña, viajó a estudiar a Europa, quedó maravillado con Roma y luego (ya de regreso), con la cocina de Almanza, primer restaurante de Martín Baquero. Amigo del creativo chef, poco a poco se fue interiorizando con la gastronomía italiana hasta convertirse en un especialista en el tema. Los platos que sirve hablan por sí solos.
LOS VINOS
Regenteado por un sommelier, las botellas no podían dejar de tener un lugar destacado en Chiuso. En la carta, no verás etiquetas de grandes bodegas, sino las líneas completas de un puñado de casas de perfil bajo con grandes vinos. Carinae, Las Perdices, Laborum, Verum y Rama Negra son algunos de los nombres que encontrarás a precios que arrancan desde los $95 (el Domaine Bousquet Premium Cabernet 2013). Las opciones por copa también son interesantes.
Por Claudio Weissfeld
Con capacidad para 60 cubiertos y en un local al que aún le falta un lifting en su estética (quedan paredes blancas y la vajilla no deslumbra), Chiuso mantiene la esencia tana de Doppio Zero que le brinda su propietario Mariano Akman, un inquieto y omnipresente personaje que recorre el salón con el sacacorchos en el bolsillo de su jean, atiende a los clientes, da órdenes en la cocina y recomienda vinos.
Hay dos diferencias principales con Doppio: una es la posibilidad de pedir medias porciones en todos los platos (a un precio 40% más bajo) y la inclusión de ensaladas como entrada. Claro que también hay otras opciones para comenzar, como la polenta grillada con queso Taleggio y ragout de hongos ($92) o las aceitunas apanadas rellenas de carne ($56).
Como plato principal, te conviene elegir un risotto, que puede llegar en cuatro versiones, entre las que se destaca la que está elaborada en base a langostinos ($140). Tampoco faltan las pastas secas (De Cecco), ni las rellenas, como los ravioles de rosbif con manteca a la salvia ($115), una especialidad de Miriam de la Fuente, cocinera y esposa de Akman. Otra rellena: los panzotti de queso de cabra y puré de berenjena ($115). Entre las carnes, no faltan el ossobuco a la milanese ($135, un clásico de Doppio) ni el conejo con polenta y mascarpone. En definitiva, Chiuso ofrece platos italianos confeccionados a la perfección en un restaurante sin otra pretensión que la de servir rica comida. Abre de martes a sábado al mediodía y a la noche.
San Martín 1153, Retiro / T. 4311-7652
UN RUSO TANO
“Para mí, de chico, la única pasta eran los varenikes”, confiesa Mariano Akman, propietario de Chiuso. Trabajó como sommelier en restaurantes como Tipula y La Cabaña, viajó a estudiar a Europa, quedó maravillado con Roma y luego (ya de regreso), con la cocina de Almanza, primer restaurante de Martín Baquero. Amigo del creativo chef, poco a poco se fue interiorizando con la gastronomía italiana hasta convertirse en un especialista en el tema. Los platos que sirve hablan por sí solos.
LOS VINOS
Regenteado por un sommelier, las botellas no podían dejar de tener un lugar destacado en Chiuso. En la carta, no verás etiquetas de grandes bodegas, sino las líneas completas de un puñado de casas de perfil bajo con grandes vinos. Carinae, Las Perdices, Laborum, Verum y Rama Negra son algunos de los nombres que encontrarás a precios que arrancan desde los $95 (el Domaine Bousquet Premium Cabernet 2013). Las opciones por copa también son interesantes.
Por Claudio Weissfeld
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