INTERNACIONAL Científicos chilenos logran producir vinos con bajo alcohol sin sacrificar la calidad

El vino premiado que nació en un garage


Luna Roja es un Syrah que su creador, Nicolás Gabardós, elaboró en su casa hace 5 años y del cual hoy ya produce 26.000 botellas.



A los 18 años ya soñaba con hacer su propio vino cuando egresaba como enólogo de la escuela Pouget. Sin embargo, tuvo que criar su saber 7 años más en una bodega de vinos de alta gama para incorporar los secretos de Baco.

Tales misterios le darían el conocimiento necesario, pero no los fondos suficientes para montar su sueño.

Emprendedor desde su mismísimo ADN, Nicolás Gabardós (33) no temió el desafío y sin más espacio físico disponible que su casa, se lanzó en 2009 a crear su propio vino en un garage de Villa Hipódromo.

"El primer año elaboré 700 botellas y el segundo 1.500 y las vendí todas", recuerda Nicolás, que este fin de semana expuso sus productos representando a Mendoza en el Festival Raíz, una gran feria de alimentos que se celebra en Tecnópolis.

En poco tiempo, no sólo elaboró, vendió y aumentó la producción, sino que su vino cosechó premios y reconocimientos en concursos nacionales e internacionales.

Audaz, como lo demostró desde el inicio, Nicolás apostó fuerte a lo que era una herejía: no hacer Malbec.

Optó en cambio por el Syrah y pronto se lo sacaron de las manos. "El Malbec lo hace todo el mundo. El Syrah es distinto y más fácil de vender", apuntó.

La pasión por el vino y por Soda Stereo terminó de dar nacimiento a su producto: "Lo llamé Luna Roja, en honor a una canción de Soda, mi banda preferida".

Nicolás recuerda aquellos días de 2009 cuando se lanzó a conquistar el sueño de elaborar un vino de autor: "Empecé en el garage de mi casa, con tachos de plástico, metiendo la uva con la mano y exprimiéndola con los pies, haciendo el proceso como hace 100 años. Era todo muy artesanal".

"Como no tenía ni tengo viñedo -continuó- ni bodega, compré uva Syrah, hice la elaboración y pagué el fraccionamiento en botella".

Así duplicó la producción al segundo año y la elevó cada temporada: "Subí a 6.000 botellas, luego 12.000, 20.000 y ahora voy por las 26.000".

Le tuvo tanta fe a su vino que "desde el primer día lo inscribí en distintos concursos y empezó rápido a ganar premios. Eso y las ventas me permitieron en 2011 salir del garage y alquilar una bodeguita en Maipú".

Apegado a la vieja regla de que "el ojo del amo engorda el ganado" Nicolás se encarga de todo: elabora, comercializa y distribuye.

FUENTE: http://www.diariouno.com.ar/economia/El-vino-premiado-que-nacio-en-un-garage-20141109-0060.html

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