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Convertido
hoy en sinónimo de distinción y buen paladar, crece el interés de ellas
no sólo por consumirlo sino por conocer más acerca de él.
Hace apenas tres años, "las degustaciones
eran un espacio casi exclusivamente masculino" -asegura Mirna Leiva-:
el 90% de los que venían eran hombres y el resto, sus esposas; hoy la
proporción entre hombres y mujeres es similar; y ya no sorprende a nadie
que haya mesas enteras de chicas", agrega la sommelier del restaurante
Cortez al graficar un cambio de costumbres que bodegueros y enólogos
observan con atención: el creciente interés de las mujeres en el vino
como un producto cultural.
Pese a que siempre ha habido mujeres destacadas en el mundo del vino, su interés en él se encuentra cada vez más extendido; un fenómeno que puede observarse a diario en cualquier restaurante: mientras que hace unos pocos años era inusual que un grupo de mujeres solas ordenaran vino para acompañar la comida, hoy lo hacen con naturalidad. Y es que, como señala el chef Marcos Gandía, "pasó de ser algo que estaba mal visto a convertirse en un consumo asociado al buen paladar y la educación".
Lo mismo señala la sommelier. "Más allá de que es parte de una tendencia de moda y hoy muchas publicidades muestran al vino como sinónimo de distinción, ya las mujeres no sienten que van a ser vistas como borrachas si piden vino para cenar; hoy es un consumo cultural", dice Mirna, quien ha sido una testigo privilegiada de esa transformación.
Cuando en el año 2006, tras recibirse en la escuela del Gato Dumas, ella comenzó a hacer sus primeras experiencias como sommelier, el trabajo no era precisamente fácil para una mujer, y menos aún de su edad. "Cuando iba con mis treinta años a recomendarles a señores de cincuenta lo que les convenía pedir, me miraban con sorna como diciendo "volá de acá". Y con las mujeres no me iba mucho mejor: la mayoría se mostraba reticente porque sospechaban que mi trabajo era vender".
"Hoy, en cambio, no sólo muchas mujeres saben tanto o más que los hombres acerca de vinos sino que también se respeta mucho más su opinión. De hecho, el director de la escuela más importante de sommelierie en al país es una mujer, el mejor sommelier del año en Argentina en las últimas cuatro ediciones han sido mujeres y el enólogo revelación 2014 es una mujer", cuenta Mirna, quien además de sommelier profesional es docente de Enología en el IGA, donde enseña a futuros chefs a maridar.
Tanto ha venido creciendo el interés de la mujer en el vino, que en Mendoza, una tierra donde su participación siempre ha sido importante, un grupo de mujeres decidió darle este año un marco institucional. Así nació la Asociación de Mujeres del Vino y Afines de la Argentina (AMUVA), "un espacio que -como explica su presidenta, Adriana Martínez-, no sólo nuclea a bodegueras y enólogas, sino a abogadas, arquitectas, psicólogas y otras profesionales de actividades no relacionadas directamente con el vino pero que sienten mucha avidez por cultivarse y conocer más".
"La mujer no sólo consume hoy más vino sino que también busca involucrarse con él. De la mano de su mayor participación en el mercado laboral también tiene hoy un mayor margen de decisión en la compra; y se da cuenta de que para elegir bien primero hay que conocer", señala Martínez, quien explica que justamente ésa es la función que cumple su entidad. Muy atentos a ese fenómeno, los principales productores de vino del país dedican cada vez más esfuerzo para captar su interés y saben que el gusto no tiene género.
Porque "aunque mucha gente sigue creyendo que existen vinos femeninos y que las mujeres preferimos los blancos y dulces, eso es un mito que está muy lejos de ser verdad -asegura la presidenta de AMUVA-. Por el contrario, las mujeres consumimos tintos y espumantes en una cantidad mucho mayor".
Fuente: http://www.eldia.com.ar/edis/20141015/Las-mujeres-mas-entendidas-vinos-informaciongeneral4.htm
Pese a que siempre ha habido mujeres destacadas en el mundo del vino, su interés en él se encuentra cada vez más extendido; un fenómeno que puede observarse a diario en cualquier restaurante: mientras que hace unos pocos años era inusual que un grupo de mujeres solas ordenaran vino para acompañar la comida, hoy lo hacen con naturalidad. Y es que, como señala el chef Marcos Gandía, "pasó de ser algo que estaba mal visto a convertirse en un consumo asociado al buen paladar y la educación".
Lo mismo señala la sommelier. "Más allá de que es parte de una tendencia de moda y hoy muchas publicidades muestran al vino como sinónimo de distinción, ya las mujeres no sienten que van a ser vistas como borrachas si piden vino para cenar; hoy es un consumo cultural", dice Mirna, quien ha sido una testigo privilegiada de esa transformación.
Cuando en el año 2006, tras recibirse en la escuela del Gato Dumas, ella comenzó a hacer sus primeras experiencias como sommelier, el trabajo no era precisamente fácil para una mujer, y menos aún de su edad. "Cuando iba con mis treinta años a recomendarles a señores de cincuenta lo que les convenía pedir, me miraban con sorna como diciendo "volá de acá". Y con las mujeres no me iba mucho mejor: la mayoría se mostraba reticente porque sospechaban que mi trabajo era vender".
"Hoy, en cambio, no sólo muchas mujeres saben tanto o más que los hombres acerca de vinos sino que también se respeta mucho más su opinión. De hecho, el director de la escuela más importante de sommelierie en al país es una mujer, el mejor sommelier del año en Argentina en las últimas cuatro ediciones han sido mujeres y el enólogo revelación 2014 es una mujer", cuenta Mirna, quien además de sommelier profesional es docente de Enología en el IGA, donde enseña a futuros chefs a maridar.
Tanto ha venido creciendo el interés de la mujer en el vino, que en Mendoza, una tierra donde su participación siempre ha sido importante, un grupo de mujeres decidió darle este año un marco institucional. Así nació la Asociación de Mujeres del Vino y Afines de la Argentina (AMUVA), "un espacio que -como explica su presidenta, Adriana Martínez-, no sólo nuclea a bodegueras y enólogas, sino a abogadas, arquitectas, psicólogas y otras profesionales de actividades no relacionadas directamente con el vino pero que sienten mucha avidez por cultivarse y conocer más".
"La mujer no sólo consume hoy más vino sino que también busca involucrarse con él. De la mano de su mayor participación en el mercado laboral también tiene hoy un mayor margen de decisión en la compra; y se da cuenta de que para elegir bien primero hay que conocer", señala Martínez, quien explica que justamente ésa es la función que cumple su entidad. Muy atentos a ese fenómeno, los principales productores de vino del país dedican cada vez más esfuerzo para captar su interés y saben que el gusto no tiene género.
Porque "aunque mucha gente sigue creyendo que existen vinos femeninos y que las mujeres preferimos los blancos y dulces, eso es un mito que está muy lejos de ser verdad -asegura la presidenta de AMUVA-. Por el contrario, las mujeres consumimos tintos y espumantes en una cantidad mucho mayor".
Fuente: http://www.eldia.com.ar/edis/20141015/Las-mujeres-mas-entendidas-vinos-informaciongeneral4.htm
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