Aumentan los viñedos en venta y baja la inversión en los existentes


Hay en promedio ofertados en el mercado inmobiliario 30% más de viñedos en Mendoza, comparando con 2013. Para los viveristas este año el productor ha terminado invirtiendo menos en el recambio de plantas. La falta de poda traerá aparejada caída en los rendimientos y calidad de la uva.



¿Abandonar o vender? Esa parece ser la pregunta de los productores sobre la mitad del ciclo productivo. A la falta de fertilizaciones post cosecha y las escasas labores culturales, entre las que se incluyeron la poda, ahora se suma que los productores han realizado recambio de plantines puntuales, al tiempo, que otros han decidido poner en ventas sus superficies.

Mucha oferta, poca demanda

Según varios referentes del sector, en promedio, en 2014 la oferta de viñedos en venta ha aumentado sustancialmente, al tiempo que, debido a la baja rentabilidad, los precios de las propiedades son menores a los registrados en años de bonanza para los valores del vino. Las estimaciones sugieren un aumento de la oferta que está en el orden del 30%.

"El mercado está más ofertado que pedido. Hoy la demanda está sumamente restringida. Hay muchos viñedos en venta y otros que no los están trabajando, que no están en venta propiamente dicha ya que consideran que es muy difícil vender", sostuvo Santiago Debé, presidente del Colegio de Corredores Inmobiliarios de Mendoza.

Para Debé las únicas propiedades que escapan a esta afirmación son las que se encuentran en el Valle de Uco, sobre el corredor productivo, y que por lo general pertenecen a grandes empresas.

"Este mismo problema también lo están sufriendo las fincas que tienen frutales, que están a la venta, pero que por la baja rentabilidad del producto no logran venderse", estimó el ejecutivo.

Para Manuel Otero, de Otero Inmobiliaria, quien además es dueño de la bodega Otero Ramos en Russell, Maipú, la situación es compleja.

"Hay más oferta que demanda. Y lo que tenemos ofertado son viñedos de zonas que no son para vinos de alta gama, lo que hace más difícil su venta", indicó Otero.

El empresario razona que "para que una finca trabaje se necesitan insumos, desde mano de obra hasta gasoil y lo que ha sucedido es que todo ha aumentado: las subas de precios se han registrado en todos los rubros y el problema más grave es que el valor de la producción de la finca no ha aumentado al mismo ritmo.

Esto tampoco se puede achacar directamente a las bodegas, porque los clientes que tenemos afuera no aumentan sus precios y tampoco nos van a comprar más, porque la competencia con otros países es muy grande".

Con valores estancados para la materia prima y con pocas perspectivas de que eso mejore en el largo plazo, el segundo problema es que los precios están bajos, pero encontrar un punto medio entre la oferta y la demanda es difícil, lo que genera un mercado que está prácticamente parado.

"En el Este y en Lavalle es en donde hay más oferta de viñedos. En general, podemos hablar de que los valores son bajos. Todo depende mucho de la infraestructura, del acceso al agua y a los caminos que tengan esas superficies. No obstante, nadie malvende una propiedad, por lo que podemos hablar de un mercado donde no hay operaciones y las que se realizan, se llevan a cabo con bajos precios, pero es difícil encontrar un punto medio", indicó Otero.

Para Debé a esta situación se suma también el problema de cómo ponerles precio a las propiedades, teniendo en cuenta la realidad que se enfrenta con el dólar en el país, como valor de referencia para la compra-venta de propiedades.

"Esto es lo que sucede frente a gobiernos interventores, no logramos tener precios de referencia. Es imposible encontrar precios de referencia entre el dólar paralelo y el oficial, por lo tanto, el mercado en general está afectado.

 A esto hay que sumarle que la rentabilidad que otorga el producto final de la vid, que es el vino, es muy baja, lo que hace que este tipo de propiedades, exceptuando casos puntuales en zonas de vinos de alta gama, sea muy poco atractiva para los compradores", señaló Debé.

Recambios y plantines

Si muchos quieren vender, otros tantos están haciendo grandes esfuerzos para conservar las propiedades, recortando todo tipo de inversión. Esto no sólo ya se vio reflejado en los recortes en labores culturales como la poda, sino también en el recambio de plantines en viñedos.

"La cuenta es simple, las plantas necesitan recambio cada 30 años. Según nuestros cálculos, como mínimo, teniendo en cuenta la superficie total de viñedos, se deberían recambiar 10 mil hectáreas por año.

A 3.500 plantas por hectárea, estamos hablando de una demanda sostenida de 35 millones de plantas anuales, pero ese mercado no existe, sólo estamos trabajando en total con 15 millones de plantas", sostuvo Gabriel Allende, gerente de Vivero Las Delicias.

Para Allende, este ha sido un año difícil, principalmente por la cantidad de viveros informales que existen.

"Tuvimos que prácticamente mantener los precios para poder vender lo mismo que el año pasado. Además de eso, la situación de los productores no es buena y el problema financiero aparece. También tenés la competencia con los viveros informales, que no tienen problemas en entrar o salir del mercado y además que no tienen nuestros costos".

El ejecutivo de Las Delicias, estimó "que los productores han replantado lo que tienen viejo, pero la verdad es que la gente ha dejado de fertilizar, de prender los pozos y a la vejez natural de la planta hay que sumarle estos problemas, que harán que nuevamente tengan una cosecha pobre".

En tanto, Cristóbal Sola, presidente de Vivero Mercier, sostuvo que "hay segmentos que se movilizan más que otros. El productor vitícola, con precios de la uva y de los vinos deprimidos, obviamente que ha resentido su trabajo y no tiene posibilidad de reinversión. Se nota una baja en las inversiones. Hay gente que recién está cobrando los primeros valores por la venta de uva o de vino y no puede invertir".

Y agregó: "Siempre en alguna medida hay reconversión. Algunos productores cuyos viñedos estaban muy decrépitos han optado por hacer una reconversión a plantas con mayor productividad para poder hacer frente a los gastos corrientes. Igual, en muchas superficies la ecuación no cierra y se abandonan. El error quizás ha estado en tratar de sostener esos viñedos".

De todas formas, Sola sostuvo que hay mucha superficie para segmentos que están pensados para una cierta clase de vino, en los que se invierte ya que el retorno existe.

"La industria sigue plantando. La mayoría son reconversiones. Las empresas que lideran el mercado sin dudas invierten y trabajan en la mejora de sus viñedos. Y también hay un tercer segmento, el que está más vinculado a las inversiones inmobiliarias, en Luján y en Valle de Uco, en donde las inversiones necesarias se mantienen", dijo Sola.





Comportamiento de las vides no podadas

Un documento elaborado en el IN TA por los técnicos Gustavo Aliquo, Aníbal Catania y Germán Aguado sobre la poda en la vid estima que la falta de esta labor cultural atenta contra la producción del viñedo.

En este sentido destacan que "La vid (Vitis vinifera L.) pertenece a la familia de las Vitáceas, es una planta que se caracteriza por ser una liana con aspecto de arbusto sarmentoso y trepador, con tendencia al crecimiento continuo. En su medio natural y en condiciones de libre crecimiento adquiere un excesivo desarrollo vegetativo, alejándose más y más cada año los brazos del tronco".

Según señala el documento, "la planta adquiere dimensiones y formatos grandes, desordenados y enmarañados. En estas condiciones las yemas ubicadas en el extremo de los sarmientos son las que preferentemente se desarrollan por ser las mejores alimentadas y formadas y por la marcada dominancia apical o acrotonía que caracteriza a la especie.

En la base y regiones medias de los sarmientos quedan numerosas yemas latentes sin brotar. Los pámpanos son abundantes pero de poco vigor individual; la expresión vegetativa no guarda relación con su producción en frutos, la cual se torna "vecera" no siendo constante año a año. Los racimos son abundantes y de tamaño reducido, con bayas pequeñas de maduración deficiente, retrasada y de baja calidad".

El reporte concluye sosteniendo que "en estado natural, sin intervenciones culturales, la vid con el tiempo alcanza un equilibrio entre su producción y su vegetación, lo cual en condiciones ambientales favorables le permite una prolongada vida, pero sin posibilidades de rendimientos satisfactorios".

Por estas causas la poda se admite como operación necesaria, ya que sin ella el cultivo de la vid no sería económicamente posible.

Precios bajos

El parate en el mercado inmobiliario de fincas en Mendoza, está directamente relacionado con los precios pagados al productor por sus uvas y el desgaste que la inflación ha cernido sobre ellos.

Según un reciente informe interactivo actualizado por el Observatorio Vitivinícola Argentino sobre el precio promedio pagado por quintal, para la variedad malbec, el cepaje que mayor superficie tiene en la provincia, en cinco años los precios solo aumentaron 25,4%. Así mientras en 2010 se pagó $ 342 el quintal, en 2014 ese precio se ubicó en $ 429.

En tanto, comparado anualmente en 2013 se pagaron por 100 kilos de malbec $ 390 mientras que en 2014, se lograron sólo $ 39 por quintal, lo implica un suba del 10%.

Tomando como referencia otra variedad importante como el bonarda, que en Mendoza tiene 15.880 hectáreas implantadas, los aumentos han sido mucho menores que la inflación registrada. En cinco años, el precio subió 14,9% pasando de $ 174 el quintal en 2010 a $ 200 en 2014. Y comparado con la evolución anual, entre 2013 y 2014 el precio tuvo una suba del 11%.

Si analizamos el caso de las uvas cerezas, que tienen como principal destino la elaboración de vinos genéricos o mostos, el valor entre 2013 y 2014 sólo creció 19,8%, un precio que se ubica por debajo de la inflación. Mientras que en las criollas, su precio  sólo aumentó 17,6%.

Fuente: http://losandes.com.ar/article/aumentan-los-vinedos-en-venta-y-baja-la-inversion-en-los-existentes


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