Dos
de los tres mejores restaurantes de “vera cucina italiana” en Buenos
Aires, según Couto. Il Fiume, un clásico de Puerto Madero, y lo nuevo de
Mariano Akman: Chiuso, un viaje perfecto a lo más sabroso de Italia.
No podés dejar de probar la deliciosa deliciosa selección de bruschettas de Il Fiume
Un clásico de Puerto Madero totalmente vidriado, ubicado en
una esquina con una inmejorable vista a los diques y el río, rodeado por
una enorme vereda con mesas y sombrillas. Il Fiume resulta ideal para un almuerzo de día soleado o una cena romántica.
Este “ristorantino” nada tiene que envidiar a un buen restó del Little-Italy de NY o de Piazza Nabona en Roma. Está bien puesto, solícitamente atendido y el nivel de su cocina es internacional de excelencia.
Con una propuesta básicamente italiana,
su menú es más que completo sin pecar de abrumador: antipasti fríos y
calientes, platos del día y especialidad en pastas caseras y risottos.
Las sugerencias del día suelen verse exhibidas en pizarras tanto en el salón como la vereda.
Imperdibles los raviolini de solomillo y calabaza, y la melanzane alla parmigiana de Il Fiume
Con muchos años en su haber, Il Fiume cuenta
con una trayectoria avalada por la inalterable calidad de los platos
que ofrece, contando con un público fiel habitué y vecinos de la zona
que cuentan con una reserva permanente de su mesa.
Se come realmente bien allí, los platos siguen siendo de una muy cuidada elaboración y generosas las porciones.
Dos entradas sugeridas para compartir: la degustación de
bruschette y la Melanzane alla Parmigiana con abundante queso parmesano,
tomate, muzzarella y berenjenas ahumadas. ($77).
Entre los principales, degusté unos insuperables Raviolini Fati in Casa, rellenos de solomillo y calabaza, con una salsa pomodoro en reducción de vino tinto y verdeo fresco. Otra pasta para tener en cuenta son los Ravioli al Nero di Seppia, rellenos de abadejo con salsa crema de pesca y almendras ($120).
El lugar cuenta con una bien surtida vinoteca, buenos vinos por copa y los postres son de puro corte italiano.
Il Fiume
se mantiene inalterable en calidad y resulta un lugar agradable,
distendido y enclavado en un lugar seguro donde pasar una velada por
demás agradable.
Cuando Doppio Zero comenzaba a ser tenido en cuenta como uno
de los mejores lugares de la ciudad donde comer excelente cocina
italiana, para asombro de sus seguidores de un día para otro cerró sus
puertas dejando un tendal de asiduos comensales lamentándose por su
desaparición.
Por suerte pasó muy poco tiempo hasta que se supiese el motivo de su
cierre: su dueño Mariano Akman decidió mudar su propuesta a un local más
amplio y confortable de la zona céntrica; de este modo nacería Chiuso.
Con una vista privilegiada a una de las laderas de Plaza San Martín, Chiuso
es lindo por donde se lo mire. Sobrio y discreto, remeda a un restó de
Wall Street de los años ‘30, escenario ideal donde en una película,
pasta de por medio, miembros de la mafia italiana podrían tranquilamente
cerrar negocios.
Chiuso: el ya famoso paté de Campaña y capelettis perfectos para los paladares más exigentes.
Los cocineros Andrés Bottini y Miriam De la Fuente son los responsables de que nadie extrañe la comida de Doppio Zero
y la calidad de los platos. La cuidada elección de los mejores insumos
para su elaboración y los puntos de cocción y sazones de los mismos se
mantienen en un nivel inalterable.
Se come tan bien allí que la atracción de saborear verdadera cocina italiana convoca de manera indeclinable a frecuentarlo.
El menú ofrece dos opciones de platos por ración y porción y, si bien es acotado, es de un balance perfecto para satisfacer los paladares más exigentes.
Como entrada, el afamado Paté de Campaña tan pedido en Doppio se mantiene intacto y resulta increíble.
Un muy buen antipasti caliente es la Polenta Grillada con queso Taleggio fundido, ragut de hongos y salsa de higos al vino tinto. (Ración: $50 / Porción: $90).
Las pastas son las estrellas en el firmamento del menú de Chiuso; uno prueba un plato y ya piensa en la vuelta para poder probar otro añorado.
Como ejemplo de lo dicho, les recomiendo prueben los Panzotti de Queso de Cabra y puré ahumado de berenjenas. Tan bueno resulta que es imposible dejar algún requecho en el plato.
Los amantes del Risotto podrán adentrarse sin remordimientos en los
cautivantes atributos de esta preparación. Dos acabadas muestras
resultan el Risotto Milanés con langostinos y el de queso de cabra con cebollas caramelizadas.
Quienes gusten de las carnes de caza, les sugiero prueben el conejo con polenta y mascarpone ($135).
La carta de vinos de Chiuso es perfecta.
Están los vinos que merecen estar y gracias al conocimiento de Mariano
siempre se podrá encontrar alguno con el cual sorprenderse gratamente.
Lo agradable del lugar, la dedicada atención de sus camareras y el
respeto casi eucarístico que ponen en la elaboración de sus platos hacen
que probar Chiuso pueda generar dependencia.
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