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Experiencia francesa en Buenos Aires: 10 lugares para comer como un buen parisino


Bistrós, boulangeries, patîsseries. En nuestra ciudad existe un gran abanico de opciones que permiten viajar a Francia a través del paladar. 
 

Francia tiene encanto: por sus paisajes, por su arquitectura, por su historia, su romanticismo y su revolución. Y también por su gastronomía, que se destaca por su sofisticación y por lo noble de su materia prima. Aunque estemos lejos de Europa y sea difícil hallar vinos o quesos de ese país, hay muchos rincones en Buenos Aires que pueden trasladarnos a París por un rato. De la mano de franceses repatriados, descendientes o fanáticos, hay boulangeries con panificados de ensueño, coquetas pâtisseries, bistrós y brasseries de autor que recrean los platos tradicionales con toques contemporáneos. JOY salió a recorrer las calles porteñas para elegir los spots imperdibles, de San Telmo a Villa Ortúzar. Seguí este camino:

1. L’ATELIER DE CÉLINE
Rica comida francesa en un ambiente desacartonado. L’Atelier de Céline es un restaurante que sale del cliché elegante: su dueña explica que basa su cocina en recetas sencillas y en buenos ingredientes, como se acostumbra en cualquier casa de Francia o como cuando se cocina para los amigos. Con la salvedad de que aquello que para Céline es una simple comida casera, para nosotros es un manjar de sabores intensos y novedosos. Basta pedir el magret de pato ahumado y feteado con chutney de ciruelas y nueces ($88) para comprobarlo. Un dato útil para los fines de semana: este “atelier” francés es uno de los únicos (y mejores) lugares de la ciudad que preparan típicos crêpes dulces o salados. Podés degustarlos en el brunch de cada domingo, junto a croissants, ensalada de frutas, panes típicos, café y jugo ($190). La casona de 1800 completa la experiencia con su impronta romántica y melancólica.
Carlos Calvo 242, San Telmo / T. 4361-1269

2. BRASSERIE PETANQUE
Originalmente, las brasseries eran locales cercanos a las estaciones de trenes, donde los viajeros podían comer algo de forma veloz mientras esperaban la hora de su partida. A fin de que nadie perdiera su viaje, todas tenían un gran reloj colgado en una de sus paredes. Brasserie Petanque conserva la estética clásica de estos establecimientos, pero con una clara diferencia: nadie quiere irse rápido. El piso en mosaico, la barra del bar en estaño, el menú escrito sobre antiguos espejos y el infaltable reloj son una zambullida en un rincón verdaderamente parisino. Los platos son los tradicionales de la cocina francesa. Para los que se animen a la carne cruda, el steak tartare de lomo ($120) que aquí sirven es uno de los mejor logrados de Buenos Aires. También destacan en materia de postres: proponen una degustación del postre francés más clásico, la crème brûlée, en versión convencional, de pistacho y de naranja, todas exquisitas. Antes de irte, pedí una copita de pastis, el aperitivo más popular en Francia.
Defensa 595, San Telmo / T. 4342-7930



3. LE BISTROT
Dentro de la sede de la Alianza Francesa en Avenida Córdoba se esconde un correcto bistró que ofrece croques (esos sándwiches de pan de molde con jamón y queso, generalmente gratinados o con un huevo frito encima), omelettes, sopas y platos del día como coq au vin (pollo al vino). Pero lo más interesante tiene lugar los jueves por la noche, cuando el restaurante se muda del jardín de invierno al salón principal y la chef Patricia Courtois prepara un menú especial con delicias difíciles de encontrar en estos lares. La idea de estas veladas es brindar comida confortante –lo que en Francia llaman de “les mères” (las madres)–, regional, simple y abundante. Entre las entradas, los patés son protagonistas: tenés que probar sin falta el de mollejas y pistacho o el de conejo ($95 la degustación). De los principales, la cazuela de cordero con croûte de hojaldre ($110) cumple con creces las expectativas de cualquier comensal exigente. Todo esto enmarcado en una casona de 1930, con boiserie de época y vitrales que engalanan la cena.
Avenida Córdoba 946, Centro / T. 4322-0068

4. LE SUD
El imponente hotel Sofitel Buenos Aires Arroyo, a pasos de la Embajada de Francia y en el corazón de la zona más exclusiva de Retiro, merece ser incluido en este tour por su perla gastronómica: Le Sud. Más allá de su ambiente refinado –lujo francés puro, con sillones de estilo, mobiliario de lustre oscuro y arañas de techo–, el restaurante llama la atención por la inventiva de su carta y, claro, por la destreza de su chef, el galo Olivier Falchi. Oriundo de Gers (sur de Francia), Falchi recrea recetas tradicionales de su patria combinadas con productos argentinos, reuniendo lo mejor de ambas culinarias. Para empezar, inevitable la clásica sopa de cebolla ($95). Para después, su côte de veau ($235): costilla de ternera grillada con papas Bouchon (cilíndricas), vegetales de estación y salsa Béarnaise, el aderezo francés a base de yema de huevo, manteca, vinagre, estragón y echalotes que en Buenos Aires popularizó Pablo Massey (el cocinero la incluye en su línea de productos de marca propia). Ideal para darse un gusto.
Arroyo 841, Retiro / T. 4131-0130

5. SMETERLING
Tras decidir dejar atrás su vida de oficina y volcarse de lleno a su pasión por la pastelería, Isabel Vermal estudió y recorrió Europa para incorporar sabores, ideas y el concepto de lo que se transformaría en Smeterling, una boutique de “repostería de autor” con aires franceses. En el pequeño local de Recoleta podés encontrar piezas dulces, delicadas y originales y quizás los mejores macarons de la ciudad: de chocolate, frambuesa, limón, café, pistacho o vainilla, alcanzan el punto justo de la perfección. Quienes todavía no entiendan el éxito de estos alfajorcitos de harina de almendra y rellenos diversos, tienen que darle una oportunidad a los que prepara Vermal: no tienen nada que envidiarle a los de Ladurée (los más famosos del mundo). Se pueden comprar para llevar o comer in situ.
Uruguay 1308, Recoleta / T. 5294-6070

6. CROQUE MADAME
Desde 2005, sus locales son destino fijo de señoras paquetas y grupos de amigas que buscan almuerzos y meriendas de orientación francesa. Existen seis sucursales –tres de ellas dentro de museos–, siendo el más emblemático el que está en el ingreso del Museo Nacional de Arte Decorativo: en medio del verde que rodea a una de las joyas arquitectónicas de Buenos Aires, lo mejor es pedir la especialidad de la casa que, como no podía ser de otra manera, son los croques. Las alternativas exceden a los típicos Madame y Monsieur y se pueden encontrar versiones con espinacas a la crema, salmón ahumado, langostinos o vegetariano (de $74 a $92). Para la hora del té también ofrecen pastelería casera, y para cenar el plato estrella es el salmón en croûte de hierbas con flan de echalotes, salsa de naranja y miel ($112). Para quedar bien con tu suegra, un almuerzo ejecutivo rápido y delicioso o una linda tarde de otoño disfrutando la vista a un jardín de ensueño. Después, recorrida obligada por los salones del museo.
Avenida Del Libertador 1902, Recoleta / T. 4806-8639



7. COCU
El lugar más nuevo de la lista sorprende por lo sólido de su propuesta. Abierto hace poco más de un año por dos jóvenes franceses, ya es el hot spot palermitano para quien quiera degustar sabores tradicionales y un recomendado boca a boca entre los turistas que visitan la ciudad. Su fuerte son los panificados, realizados con masa madre de más de 30 años que trajeron de Francia, entre los que el pan de nuez ($62 la pieza grande) y las fresquísimas baguettes ($11 la unidad, también en sándwiches) son los más solicitados. Además hay éclaires, esponjosas croissants y platos emblemáticos para almorzar como quiche de salmón ($56) y sopa de cebolla con queso gruyère fundido ($52). El salón es amplio y luminoso y se puede comer en el lugar o pedir en el mostrador to go. Si pasás a la mañana, vas a ver largas filas de vecinos que buscan su pan para el desayuno.
Malabia 1510, Palermo / T. 4831-4675

8. À NOS AMOURS
Un fotógrafo francés que se mudó a Buenos Aires y por amor decidió poner un bistró con nombre de película, perdido en una esquina en el circuito off de Palermo Soho. Nada malo puede salir de esta sinopsis. Ambiente de sobria elegancia –delicado pero austero–, una pizarra con opciones que varían de acuerdo a la oferta del mercado, pan casero y pocas mesas con libros de Kafka, Sartre o Kerouac. No se pone más romántico que eso si de una salida gourmet y bohemia se trata. Constant, el dueño, elige personalmente los productos de estación en distintos mercaditos y se toma su tiempo porque en À Nos Amours “todo tiene el gusto que debe tener”. No hay alimentos de supermercado ni químicos y eso se nota en los platos. La carta tiene siempre tres entradas, cuatro principales y tres postres que van rotando. Si la encontrás, la ensalada de rúcula, morcilla, maní caramelizado y peras ($75) es sublime, así como también el paté de campo con manzanas y pan tostado ($75). La carne braseada en reducción de vino tinto ($130) se deshace con solo apoyar el tenedor. ¿El cierre perfecto? La crème brûlée: amor a primer bocado.
Gorriti 4488, Palermo / T. 4897-2072

9. LA PANADERÍA DE FRANCK DAUFFOUIS
Otro que ancló en Buenos Aires por amor y ahora tiene a todos enamorados de su pan. La boulangerie tiene nombre propio y no por un capricho ególatra: a Franck se lo ve siempre comandando las preparaciones, amasando y atendiendo a los clientes detrás del mostrador. Son muchos los que atraviesan la ciudad –está en Parque Centenario– solo para probar las delicias que amasa este francés de Bretaña, en un local de perfil bajísimo y alejado de los polos gastronómicos. Allí utiliza masa madre de fermentación natural en vez de levadura comercial y es muy difícil elegir un solo producto: todo es muy bueno. De los panes, los que más se venden son el rústico ($20 la pieza grande), la baguette ($10) y el brioche ($30). Si estás en busca de algo saborizado, la opción ganadora es la focaccia de cebollas caramelizadas, perfecta para un sándwich con jamón crudo y brie. Las facturas son otro fuerte del lugar: imperdible, sobre todo, el pain au chocolat ($10).
Ambrosetti 901, Caballito / T. 4982-1967

10. L’ÉPI
¿Qué decir que no se haya dicho ya de esta panadería que usa un horno a leña de 1911? Oliver Hanocq llegó al país a mediados de los noventa, luego de recorrer América con la mochila al hombro. Una vez asentado en Buenos Aires fundó, junto a su socio Bruno Gillot, esta preciadísima pieza de la cultura francesa en pleno Villa Ortúzar, con la idea de ofrecer pan de calidad que pudiera acompañar la ya buena oferta local de quesos y vinos. Tan bien les resultó, que nunca tuvieron que diversificar su propuesta añadiendo café ni menú de platos. Hoy tienen un segundo local en Recoleta y rankean, sin duda, entre las mejores panaderías de la ciudad. Aunque costó convencer al paladar argento de aceptar el pan oscuro y de corteza dura, su variedad de campo es la más vendida ($40 el kilo). Entre lo dulce, las croissants de almendras son una maravilla: húmedas por dentro, rellenas de pasta de almendras y crocantes por fuera, espolvoreadas con almendras fileteadas y azúcar impalpable, son un poema ($10 cada una).
Roseti 1769, Villa Ortúzar / T. 4552-6402 y sucursal

UNA SEMANA PARA VIVIR FRANCIA EN BUENOS AIRES
Del 14 al 21 de septiembre, llegá Viví Francia: la semana temática dedicada a la cultura francesa (organizada por la Cámara de Comercio e Industria Franco-Argentina) que comprende una gran variedad de atracciones gastronómicas en su cronograma. ¿Cuáles? Le Marché à la Française, un mercado de inspiración parisina atendido por chefs franceses con delicias típicas del país galo, que tendrá lugar el sábado 20 en Plaza Catalunya (Arroyo, esquina Cerrito), de 10 a 17 horas; degustación de vinos franceses (martes 16); clases de cocina (miércoles 17); visita a la panadería L’Épi de Bruno y Olivier (miércoles 17 y sábado 20) y un brunch de cierre el día 21, también en el Hipódromo, de 12 a 16:30 horas, con la participación de renombrados cocineros como Jean-Paul Bondoux, Beatriz Chomnalez y Olivier Falchi, además de cócteles a cargo de Inés de los Santos. Este último evento tendrá un costo por comensal de 720 pesos. Más información en este link


Por Natalie Dzigciot

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