INTERNACIONAL Científicos chilenos logran producir vinos con bajo alcohol sin sacrificar la calidad

Los vinos, reyes de la mesa por Ceci de Palermo

Esta vez, la usuaria con más comentarios en Oleo, eligió 3 mesas donde el vino es el protagonista. Un paseo delicioso entre copas y platos gourmet, donde el paladar se hunde en una fiesta de sabores. Aldo’s, Casa Coupage y Palacio Duhau: 3 escenarios gastronómicos perfectos.

Esta vez me propuse una terna donde el vino no es el acompañamiento sino el centro de la mesa y les sugiero tres lugares donde cuidan todos los detalles para que puedas disfrutar de una bacanal (sin excesos) de buenos maridajes.




1. ALDO’S: vinería + excelente gastronomía + jazz

Aldo Graziani, un reconocido sommelier salido de las aulas de CAVE, volcó toda su experiencia en el mundillo de la gastronomía porteña en su casa, Aldo’s, que abrió sus puertas hace 3 años en San Telmo, alrededor del concepto de una vinería donde se puede comer bien y pasar un rato más que ameno.

La carta de vinos, que fue elegida como la mejor en la edición 2013 de los Premios Guía Oleo, tiene unas 40 páginas, se renueva cada 6 meses y los vinos son elegidos por Aldo y los sommeliers de la casa por medio de una cata a ciegas.

Todos los días se organizan eventos varios para ir a degustar vinos de diferentes bodegas: los lunes hay happy hour de espumantes; los martes, sommeliers invitados; los viernes, 15% de descuento en vinos de alta gama, y los domingos hay brunch, además de las propuestas jazzeras del club Bebop, adonde te podés llevar la copa para cerrar la velada con el broche final musical.

La premisa es que es un restó donde el precioso ambiente te invita a quedarte a comer y pagar lo mismo por el vino en la mesa que en la vinoteca.

Con tantas buenas opciones de donde elegir, por suerte contamos con la guía de Alessandro, el gerente del salón que nos sugirió una degustación de los mejores platos del chef Rodrigo Sieiro, cuya propuesta se basa en productos con denominación de origen como cordero patagónico, langostinos de Puerto Madryn, salmón chileno, pastas de sémola italiana, tomates de granja y quesos de Tandil, maridados con copas de diferentes vinos de la cava que cuenta con más de 500 etiquetas, donde el malbec, la cepa emblemática argentina, tiene una presencia del 30%, y hay alrededor de un 5% de prestigiosas marcas extranjeras, además de unos de 30 espumantes.

Arrancamos con una copa de espumante Tinto Negro, un brut nature elaborado por Alejandro Sejanovich, que resultó excelente para iniciar la velada con una sopa de puerros y echalote como entrada. Seguimos con una copa de Catalpa Chardonnay de la bodega Atamisque del Valle de Uco, con un plato llamado “carta de música” que consiste en una torre de pan, palta, langostinos y cebolla.

Después llegó un muy especial Pinot Noir neuquino de Manos Negras que daba el marco justo a un plato delicioso de pulpo grillado con salmorejo. Como cuarto plato nos agasajaron con un original Desierto Pampa Syrah de gran concentración de frutos rojos con unos spaghetti en salsa marinera de langostinos.

Cerramos la cena con un broche de oro: una copa del maravilloso Selección Grand Reserve Blend 2010 (93% malbec) de Marcelo Pelleriti, uno de los enólogos más destacados de este momento, como marco ideal para la carrillera braseada con risotto, una delicia.

Por supuesto, no podía faltar el toque dulce, una degustación de mini versiones de los postres del pastelero español: volcán de chocolate, flan de dulce de leche, strudel y una original deconstrucción del postre vigilante que consiste en helado de queso y compota de membrillo al malbec con una copita de Viognier Tardío de Desierto Pampa.

No me pude resistir y para no irme con las manos vacías aproveché el descuento por ser viernes y me traje a casa una botella del espumante que degustamos porque nunca puede faltan un buen espumante en tu heladera.




2. CASA COUPAGE: un juego delicioso a puertas cerradas

Casa Coupage me conquistó desde el “hola”: fue el primer restó a puertas cerradas que visité y me cautivó. La casa palermitana tiene un patio interno con algunas plantas y un bello sillón tapizado de pana color verde petróleo que invita a sacarse una foto como las de los abuelos.

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A puertas cerradas, Casa Coupage abre un juego infinito entre platos y vinos

El ambiente del comedor sobrio y elegante, de manteles y paredes blancas impecables, coloreadas solo en parte por los suaves colores pastel de un improvisado empapelado de estampillas del mundo, está decorado con un bargueño antiguo donde guardan la bella colección de copas, una mesita con una lámpara que da una luz tenue y cálida, y un estante donde reposan botellas especiales que han degustado a lo largo de los años, como la última, un Riesling de Nueva Zelanda.

Desde sus inicios, Santiago Mymicopulo, y su socia, Inés Mendieta (ahora a cargo de la recientemente inaugurada Casa Coupage Mendoza) tuvieron el generoso espíritu de invitarnos a una experiencia gastronómica diferente alrededor del vino.

Santiago es sommelier egresado de EAG y se le ocurrió abrir las puertas de su casa para compartir parte de sus conocimientos con sus amigos e invitados desde una propuesta con un componente lúdico y desde el placer de ir develando secretos del mundo sibarita.

Para eso ideó un combo donde se lucen las creaciones del chef Pablo Bolzán en una carta corta pero sólida de cuatro entradas, cuatro principales y cuatro postres que sirven de desafío para que Alma, una de las sommeliers, juegue a combinar platos y copas.

Como se trataba de divertirse catando y armando maridajes, fui con un amigo sommelier y degustamos un menú de 8 pasos, acompañados de sendos vinos (hacia el final de la cena parecía que estábamos jugando a las escondidas tras una bella muralla de copas), en el que estuvieron presentes todos los ingredientes para un festín de primer nivel internacional (Trip Advisor les acaba de otorgar el certificado de excelencia), amenizado además por un juego de adivinanzas sensorial con el kit de frasquitos de aromas para entrenar el olfato en el arte de descubrir moléculas aromáticas en el vino.

Arrancamos el banquete con una sopa fría de remolachas tipo borsch con brotes de soja y chipá + copa de Durigutti Moscatel 2013 de la región de Agrelo, Mendoza. Seguimos con una trucha en croute de aceitunas negras con un falso risotto de hinojos y crema de choclo + un fresco Chardonnay/ Viognier de Finca Agostino que aportaba la acidez justa para el plato.

El paso tres, para mí la estrella de la noche, fue el imperdible ceviche criollo, una genial y audaz creación de tartar de bife de chorizo, curado con limón y aceto italiano rosado de frambuesas, y crocantes chips de papa + Pinot Noir Old Vineyard 2011 de Finca La Isabel de Humberto Canale.

Después llegó un salmón blanco y langostinos con guarnición de papines andinos al pesto + Montesco Verdes Cobardes 2013, un blend interesantísimo de cuatro uvas blancas (Sauvignon Blanc, Semillón, Viognier y Chardonnay), que el enólogo elige cosechar un poco antes que la mayoría para lograr un efecto de intensa frescura y juventud casi irreverente.

El pre postre, bien a la francesa, es una degustación de quesos: sardo, de cabra y azul + Tukma Torrontés Tardío 2012 de Cafayate, una combinación perfecta. Y, por último, nos limpiamos el paladar con un sorbete de limón para dar paso a una bandeja de mini postres como homenaje al malbec.

No tengo mucho que agregar, solo les recomiendo que se regalen una visita cuando tengan ganas de pasar una velada divertida en la aventura del descubrimiento del mundo del vino.





3. DUHAU RESTAURANTE & VINOTECA: alta gama, lujo y perfección

Este restaurante estuvo nominado por su carta de vinos y ganó el premio al Mejor Restaurante en la entrega de budas de Guia Oleo, edición 2013, por lo que me pareció que había razón suficiente para incluirlo en mi terna de restaurantes donde el vino ocupa el centro de la escena.

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500 etiquetas con gusto a Argentina en una mansión de lujo y placer

El hotel es uno de los más lindos de Buenos Aires, con todo el lujo de una mansión como el Palacio Duhau del lado de la calle Alvear y una torre moderna del lado de Posadas, unidas por unas escalinatas, unas terrazas con sombrillas y unos jardines soñados.

El restaurante, como es de esperar para un hotel de esta categoría, también es muy bello: en el hall de entrada, al lado de la puerta te da la bienvenida una escultura en bronce de una de las meninas y al entrar hay un living con sillones, una mesa alta para catas con taburetes bajo una imponente lámpara, una cava refrigerada para mantener las botellas abiertas a la temperatura justa cuando se trata de servir vinos por copa, copas de cristal, impecables, suspendidas boca abajo en prolijas hileras, y las dos imponentes torres transparentes de vidrio ahumado que dejan ver parte de la colección única de 1500 botellas representando 500 etiquetas, en su mayoría de bodegas argentinas, que son el pilar central del restaurante.

En este ambiente, con vista a los jardines que recuerdan un palazzo italiano, se hacen eventos de diferentes bodegas los días miércoles, y degustaciones de quesos y vinos a cargo de la sommelier Natalia Escudero, que armó una carta en la que se maridan 40 variedades de quesos argentinos con vinos de las diferentes regiones de nuestro país.

Almorcé con Pilar Pose, la joven y encantadora gerente de Marketing y Comunicaciones del hotel, que me contó sobre la filosofía con la que Máximo López May armó la carta en su paso como chef ejecutivo de los restaurantes del hotel (puesto en el que estuvo hasta mayo de este año).

El concepto es ofrecer cocina argentina sofisticada con productos de estación, y se refleja en la carta que cambia en cada temporada y consta de siete entradas y siete principales, con diferentes alternativas de carnes y pescados (además de opciones de la parrilla a la leña de quebracho y eucalipto), donde se pone el acento en los productos de proveedores locales.

Esa es la premisa en la que se apoya la cocina a cargo del chef Federico Ferrari, egresado del IAG que hace 2 años está al frente de una brigada de 12 personas que aportan su toque de esmero personal y énfasis en el servicio al comensal.

En esta ocasión Federico me agasajó con una mini sopa de un zanahoria y jengibre como amuse bouche, seguido de una entrada minimalista de langostinos y vieiras con cremoso de paltas y crocante de aceitunas negras, que acompañamos con una copa de Colomé Torrontés 2013, una de las mejores bodegas de Cafayate, la cuna de esta cepa emblemática del NOA.

A la hora de elegir el principal, no tenía dudas porque ya había probado un plato que fue uno de mis favoritos en Masticar 2013 y quería volver a saborear sí o sí: la excepcional y deliciosa merluza negra de Ushuaia, sellada a la perfección y acompañada de una crema de zapallo, puré de remolachas, vegetales braseados e hinojos caramelizados con reducción de lima y jengibre.

De postre compartimos una excelente versión gourmet de la chocotorta creada por el pastelero que también está a cargo del maravilloso servicio de té en el salón Piano Nobile.

Una opción de alta gama con un costo acorde a un servicio de excelencia que bien vale lo que cuesta para agasajarse con una experiencia inolvidable.





Cecilia Della Croce
Ceci de Palermo se declara amante de la vida, la música, abanderada del sibaritismo, fan del malbec y del chocolate, intérprete de English, tía de 4, viajera, poeta, pacifista.
Mezcla de Mafalda, Bridget Jones y Tony Bourdain.
Twitter: @cecidepalermo

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