El podio de la fugazzeta: dónde pedir las 10 más ricas


Invento y pasión nacional, la fugazzeta se reivindica como uno de los platos favoritos del paladar argento. Clásicas, aggiornadas, míticas o modernas, 10 opciones imbatibles para llenarse de olor a cebolla.
 

Vamos y venimos, coqueteamos con las mil y una etnias gastronómicas, pero no podemos resistirnos a nuestras raíces tanas hincándole el diente a una buena pizza. Y si es una fugazzeta, para algunos, mucho mejor. Solo masa, cebolla y queso. ¿Dónde comer las más ricas?


1. LA MEZZETTA: la posta está en Villa Ortúzar
Que no es la de antes, que tiene demasiado aceite. Devotos del “todo tiempo pasado fue mejor”, abstenerse. La fugazzeta rellena de La Mezzeta fue, es y será una obscenidad de 3 centímetros de alto, rebosante de muzzarela, aceitosa, esponjosa y coronada con cebollita en su punto justo de gloria. El local es ínfimo, sin mesas, pero con despachantes atentos, barras de acero inoxidable que se utilizan por turnos y un televisor donde seguramente estén pasando fútbol. Pura testosterona (mejor no pisar el baño). A $14 la porción. También la venden pre-cocida para llevar a casa ($130 la grande).
(Alvarez Thomas 1321, Villa Ortúzar / T. 4554-7585)


2. CAMBALACHE: Belgrano trash

Sí, el local es netamente antiestético y no lo remodelan desde que abrió. Sí, tiene las paredes pintadas mitad azul, mitad blanco, como un colegio primario y entra chiflete por todos lados porque mantienen la costumbre de dejar los ventanales abiertos. ¿Quizás para que los comensales no salgan completamente impregnados de olor a mozzarella? Con todo, tienen una de las mejores fugazzetas rellenas de Belgrano (y las empanadas no se quedan atrás). Un bastión del barrio de Belgrano donde la pizza no falla nunca.
Porción de fugazzeta rellena: $16. Grande: $125
(Amenábar 2204, Belgrano / T. 4788-6043)


3. BANCHERO: la original

Cuenta la leyenda que fue Don Agustín Banchero el que inventó está bomba de tiempo que hace sonrojar a cualquier tano acostumbrado a la vera pizza finita. Diego, cuarta generación de pizzeros en la familia, nos lo confirmó: “Mi bisabuelo vino de Génova y abrió una panadería donde vendían la típica fugaza que hacían en Italia. Un día, aproximadamente en 1925, se le ocurrió ponerle queso”. Una anécdota tan simple resultó en un plato emblema de la mesa nacional. En Banchero, la focaccia al molde rellena de mozzarella sigue siendo la más pedida. No es la mejor de la lista, pero la visita al local de La Boca es un paseo histórico. Allí le hincaban el diente a la fuga Tita Merello y la mismísima Evita. Porción: $18. Grande: $130.
(Suárez 396, esquina Brown, La Boca / T. 4301-1406)


4. LAS PALMAS: el sur también existe

Dicen los que conocer el sur bonaerense que si andás por Lanús y querés comer fugazzetta, hay que ir a Las Palmas. Rellena y al molde, sale gordita y rebosante de mozzarella que en rigor no es de una sola variedad sino un mix de varias marcas que solo el pizzero conoce exactamente ($15 la porción / $110 la grande). Aunque la posta acá es pedirla rellena con jamón ($17 la porción / $118 la grande), acompañada de una buena fainá con verdeo. El salón se quedó en los 80, con un cartel con palmeras afuera, luz amarilla, columnas con helechos, clima familiar y mozos históricos. ¿De postre? Sopa inglesa, para completar la experiencia vintage.
(Hipólito Yrigoyen 4498, Lanús Oeste / T. 4241-9658)


5. SAN ANTONIO: la imbatible de Boedo
Los habitués de este clásico con millones de fanáticos a varios kilómetros a la redonda de su local de Garay dirán que este ranking no tiene sentido. El mozo cuenta que la fuga rellena sale de entrada y que después, si te animás, hay que probar la especialidad de la casa que viene con longaniza, huevo, jamón y no sé que más... No nos convence. La de cebolla sale rectangular, altísima, con mozzarela que no chorrea porque tiene una consistencia que le deja tomar altura sin ser gomosa. Está coronada por mucha cebollita crocante. Es amor, es perfecta. No van a querer probar nada más, solo otra porción ($14).
(Av. Garay 3602, Boedo / T. 4921-4118)

6. LA MÁS QUERIDA: un secreto a voces
Abriendo el podio a las pizzas alternativas con cebolla, en una calle sin salida del Barrio Chino queda este localcito regenteado por Buby, ex hippie devenido gastronómico, con público fiel y una pizza extraordinaria: a la parrilla, fina y crujiente. Yendo a lo que nos compete, la de cebolla viene con panceta y gruyere, y es intensa y sabrosa. ¿Otro detalle a favor? La que pidas llegará acompañada de diferentes platitos con ingredientes para agregar: tomatitos con ajo, salsa de chiles o aceite de oliva y albahaca, entre otros. Un mundo aparte, para acompañar con una cerveza fría.
(Echeverria 1618, Belgrano / T. 4788-1455)


7. EL CUARTITO: moscato obligado
Menos grosera que la de La Mezzeta, pero igualmente gloriosa, la fugazzeta rellena es la especialidad de la casa y pelea el podio porque se la ve salir y salir de la cocina acompañada de vasos de moscato. Lo cierto es que también gana puntos por el enorme salón, ruidoso pero mítico que, ubicado en un punto neurálgico de la ciudad, hace más de 70 años alimenta a un crisol de paladares: universitarios hambrientos, tacheros, señoras paquetas de Recoleta y celebridades de distinta índole. Porción al paso: $16. Fugazetta entera para comer en el salón: $150.
(Talcahuano 937, Centro / T. 4816-1758/4331)


8. LA FIDANZATA: variedad de fugazzettas con un toque de provolone

El eslogan de este lugar reza: “pizza gigante y sí que lo es”. La extra large de este localcito de Las Cañitas rinde como grande y media de cualquier otra pizzería, y se puede pedir de cuatro gustos. ¿Por qué sale tanto la opción fugazzeta? Porque todas sus variedades vienen con dados de provolone que le dan un toque picantito que queda muy bien. Media masa clásica: $110 la XL. Con panceta: $110 la XL. O al verdeo: $115 la XL. Si sos de la zona, comés como una bestia y no querés moverte de tu casa, es un delivery que no defrauda.
(Av. Huergo 306, Las Cañitas / T. 0800-555-4675/4778-3558)


9. PIOLA: finita pero cumplidora

Con esta seguro que se arma la polémica. Piola es la primera pizzería gourmet del país y su pizza es netamente tana. Finísima, al horno de leña y quebracho, más de un panzón se sentirá estafado porque no rebosa de queso ni chorrea grasa. Lo cierto es que Piola tiene sus fanáticos y lo bueno de sus pizzas radica en la calidad y lo sabroso de los ingredientes. ¿Cómo se llama la fugazzeta acá? Buenos Aires. Y está en su listado de pizzas biancas, sin salsa de tomate. Simple, mozzarela y cebolla. Livianita. Para pedir de entrada y seguir la noche bien arriba. La onda bolichera del lugar predispone. Chica: $76. Grande: $106
(Gorriti 5751, Palermo / T. 4777-3298 y sucursales)


10. MORELIA:
fugazzetta con champignones

Desde que abrió, Morelia se mantiene estoica como una de las mejores opciones si la idea es comer pizza finita. A la parrilla o a la piedra, sale crocante y sabrosa. Y, como punto a destacar, con los años no afloja la calidad ni la cantidad de ingredientes. Hablando de su fugazetta, aparte de la clásica rellena tienen una versión original e imbatible, combinada con champignones. La grande ($136) llena a dos personas de buen comer. Además, el local tiene onda. Si tenés una cita y son de paladar clásico, vas a quedar muy bien. Eso sí, lleva chicles de menta y chequeá el orégano en el diente.
(Báez 260, Las Cañitas / T. 4772-0329)


Por Natalie Dzigciot

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