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En Mendoza seguramente hayas degustado vinos y visto elaborar aceites de oliva. Ahora, el gobierno provincial trazó la ruta de siete circuitos gastronómicos.
Primero fueron las rutas del vino: quienes visitan Mendoza pueden
recorrer sus bodegas y degustar copones de Malbec con vista a la
Cordillera de los Andes. Luego llegó el circuito turístico del aceite de
oliva, con la oportunidad de cosechar aceitunas y ver de cerca el
proceso de elaboración. Ahora la provincia cuyana suma un nuevo
circuito: ya está disponible el mapa gastronómico de Mendoza, una guía
que armó el Ministerio de Turismo de la Provincia junto con los
municipios y que suma una nueva herramienta para acercar la gastronomía
mendocina al turismo.
Siguiendo el ejemplo de países como Italia, Francia o Estados Unidos, cuyas rutas del vino y gastronomía son bien conocidas, el gobierno mendocino se tomó el trabajo de ordenar y clasificar la oferta regional, descubriendo 40 polos gastronómicos en sus 18 departamentos, diferenciando orígenes culturales y productos típicos de las zonas. Para ello, relevaron 600 restaurantes, de los cuales seleccionaron 104 recomendados, que van desde restaurantes de bodega, hasta bolichitos al costado de la ruta. A su vez, generó una guía que se puede consultar por internet (www.rutasgastronomicas.mendoza.gov.ar) de fácil acceso para quienes quieran visitar la provincia y conocer sus sabores en profundidad. Estas son las rutas gastronómicas mendocinas:
LUJÁN DE CUYO Y MAIPÚ, sabores y bodegas
Probablemente la zona que más conozcan quienes alguna vez hayan visitado Mendoza, ya que rodea la capital con una gran cantidad de restaurantes. De hecho, en Luján de Cuyo (a 15 kilómetros de Mendoza) se ubica Chacras de Coria, un polo gastronómico con derecho propio, con algunos de los mejores exponentes de cocina de autor. En Maipú, a solo 20 minutos de la ciudad, está la ruta del olivo y la vid, con lugares ya célebres como Casa del Visitante (situada en los viñedos de Familia Zuccardi). El mapa gastronómico está unido a interesantes exponentes de cocina temática, tradicional y de autor. Verduras de huertas propias y animales de granja, frutos secos y aceite de oliva son el must de la región. ¿Dónde comer? Hay muchísimo para elegir. Entre Cielos (Guardia Vieja 1998, Vistalba) ofrece buen ambiente, cocina fusión y una carta de vinos tremenda, al igual que la de Terruño (en Club Tapiz, Pedro Molina s/n, Maipú). Si buscás algo de autor pero regional elegí el restaurante de la bodega Ruca Malén (Ruta Nacional Nº 7 km. 1059, Agrelo) o La Vid, de Bodegas Norton (Ruta 15 km 23.5, Perdriel).
VALLE DE UCO, chefs de renombre y vinos de lujo
Trucha y carne de jabalí, frutos secos y pan casero comparten la mesa con tintos concentrados. El valle tiene una fisonomía culinaria definida por productos típicos y una movida de cocineros de renombre, entre los que se cuenta nada menos que Francis Mallmann (su restaurante Siete Fuegos está en The Vines of Mendoza, Vista Flores). Atraídos por proyectos de lujo ligados al vino, chefs de experiencia internacional lideran los restaurantes en esta zona. Gran parte de la apuesta gastronómica se concentra en bodegas, estancias y posadas de Tunuyán y Tupungato, unos 100 kilómetros al sur de la ciudad, y algunos pocos en La Consulta y San Carlos. Entre las propuestas más interesantes se pueden citar el restaurante de Postales Hoteles Boutique (Calle Tabanera Colonia Las Rosas, Tunuyán), donde Carlos Morsucci ofrece una atención personalizada y un menú de cuatro pasos: aperitivo, entrada, principal -normalmente carne y vegetariano- y postre. Otra buena opción es el pequeño La Tupiña Bistró (LaVencedora S/N, Gualtallary, Tupungato), con capacidad para solo diez personas que se ubican alrededor de una cálida chimenea. Allí cocina Lucas Bustos, uno de los cocineros mendocinos más reconocidos, que asesoró a restaurantes de muchas bodegas, inclusive en otros países, como Chile, Inglaterra, Francia, España, Italia, Estados Unidos y China. ¿Un consejo para quienes busquen algo informal y al mismo tiempo muy típico? Ir a La Juntada (intersección de la Ruta 92 con la 94 en Tunuyán), una pulpería que, además de tener historia, prepara un inolvidable escabeche de gallina.
MONTAÑAS DEL NOROESTE, carne y fuegos
Este circuito empieza por Cacheuta, 30 kilómetros al noroeste de Mendoza, sigue por Potrerillos y continúa hasta la frontera con Chile, cruzando Uspallata y Puente del Inca. Al costado del camino pueden verse muchos “chiringuitos” con mesas al aire libre, construcciones en piedra y madera, nada lujosas, pero bien acogedoras. Buena oportunidad para pedir carne, chivo y trucha en lugares como La Escondida, un restaurante familiar que permite sentir la montaña en todo su esplendor. Mesas rústicas y un ambiente sencillo y cordial. Los platos principales se pavonean desde el ingreso a la explanada donde los fuegos mantienen el costillar y en el disco de arado se cocina el pollo. También se pueden encontrar unos pocos exponentes de colectividades como la suiza, con su clásica raclette y fondue de queso.
LAVALLE, a la caza de la cocina rural
Con una historia marcada por el desierto y la presencia indígena, Lavalle (a 34 kilómetros de la capital) conserva técnicas nativas de cocción como la carne a la masa, o el chivo a la llama. Tiene “puestos” - se llama así a los establecimientos de cría de chivos y cabras-, como el de Díaz, donde se sirve el mejor cerdo cocido al horno de barro de la región; en las fechas patrias no faltan allí los pastelitos fritos en grasa para acompañar el mate. Hay que estar atento: desde la ruta asfaltada, uno debe adentrarse cinco kilómetros por camino de tierra para llegar.
ZONA SUR, tierra de chivitos
Si alguna vez viste fotos de chivo o cordero a la llama y no querés pasar de esta vida sin probarlos, debés acercarte a Malargüe, a 500 kilómetros al sur de la ciudad de Mendoza, sede de la fiesta del Chivo y del Cordero que se celebra en enero de cada año. La cocina de la zona está marcada con tintes andinos, que permiten jugar con los sabores y textura de los infinitos tipos de papas y papines, el cultivo más extendido de la región. Un recomendado de la guía es La Valtellina, ubicado en la ruta 222 (a 17 kilómetros de Las Leñas, en Los Molles), abierto por “un italiano que encontró un paraje parecido al del Norte de Italia y se enamoró”, según explica. Atendido por su familia, se sirven guisos de montaña, y platos con truchas y chivos de la zona. 200 kilómetros al norte, se llega a la ciudad de San Rafael, que concentra la más amplia variedad de establecimientos gastronómicos y hoteles. En la zona del Cañón de Atuel, Valle Grande y El Nihuil se pueden encontrar muchas fondas, restaurantes y locales de cocina criolla, carnes asadas, quesos, jamones y embutidos.
ZONA ESTE, casonas con aromas a campo
Es tendencia en la región productiva de la vid ver algunas viejas casonas convertidas en posadas. Un ejemplo es Molino La Tebaida, alojamiento y restaurante ubicado en calle Soldado de la Independencia
650 de San Martín (a media hora de la capital), donde rescatan productos de la zona para darles una vuelta propia. ¿Un ejemplo? Lomo en croute de morcillas con cuñas de papas. Atenti con el aceite de oliva, que elaboran in situ.
ZONA METROPOLITANA, gastronomía multifacética
Siendo una ciudad con más de un millón de habitantes, Gran Mendoza (es decir, la ciudad y alrededores) ofrece una enorme variedad de opciones gastronómicas. La guía seleccionó 19 de ellas, algo así como una pequeña muestra de lo temático, lo internacional, la cocina de autor y lo moderno. Algunos de los recomendados, además de lo clásico como La Marchiggiana, Don Mario y Montecatini, son dos bistrós de estilo francés. Uno de ello es Anna Bistró (Juan B. Justo y Rodríguez de Ciudad); la zona no es la más atractiva, pero el lugar tiene buen ambiente, jardines y algunos de los mejores postres con chocolate y trufas. El otro es María Antonieta, de la chef Vanina Chimeno, ubicado en Belgrano y Sarmiento de Ciudad, muy chic y de vanguardia.
Siguiendo el ejemplo de países como Italia, Francia o Estados Unidos, cuyas rutas del vino y gastronomía son bien conocidas, el gobierno mendocino se tomó el trabajo de ordenar y clasificar la oferta regional, descubriendo 40 polos gastronómicos en sus 18 departamentos, diferenciando orígenes culturales y productos típicos de las zonas. Para ello, relevaron 600 restaurantes, de los cuales seleccionaron 104 recomendados, que van desde restaurantes de bodega, hasta bolichitos al costado de la ruta. A su vez, generó una guía que se puede consultar por internet (www.rutasgastronomicas.mendoza.gov.ar) de fácil acceso para quienes quieran visitar la provincia y conocer sus sabores en profundidad. Estas son las rutas gastronómicas mendocinas:
LUJÁN DE CUYO Y MAIPÚ, sabores y bodegas
Probablemente la zona que más conozcan quienes alguna vez hayan visitado Mendoza, ya que rodea la capital con una gran cantidad de restaurantes. De hecho, en Luján de Cuyo (a 15 kilómetros de Mendoza) se ubica Chacras de Coria, un polo gastronómico con derecho propio, con algunos de los mejores exponentes de cocina de autor. En Maipú, a solo 20 minutos de la ciudad, está la ruta del olivo y la vid, con lugares ya célebres como Casa del Visitante (situada en los viñedos de Familia Zuccardi). El mapa gastronómico está unido a interesantes exponentes de cocina temática, tradicional y de autor. Verduras de huertas propias y animales de granja, frutos secos y aceite de oliva son el must de la región. ¿Dónde comer? Hay muchísimo para elegir. Entre Cielos (Guardia Vieja 1998, Vistalba) ofrece buen ambiente, cocina fusión y una carta de vinos tremenda, al igual que la de Terruño (en Club Tapiz, Pedro Molina s/n, Maipú). Si buscás algo de autor pero regional elegí el restaurante de la bodega Ruca Malén (Ruta Nacional Nº 7 km. 1059, Agrelo) o La Vid, de Bodegas Norton (Ruta 15 km 23.5, Perdriel).
VALLE DE UCO, chefs de renombre y vinos de lujo
Trucha y carne de jabalí, frutos secos y pan casero comparten la mesa con tintos concentrados. El valle tiene una fisonomía culinaria definida por productos típicos y una movida de cocineros de renombre, entre los que se cuenta nada menos que Francis Mallmann (su restaurante Siete Fuegos está en The Vines of Mendoza, Vista Flores). Atraídos por proyectos de lujo ligados al vino, chefs de experiencia internacional lideran los restaurantes en esta zona. Gran parte de la apuesta gastronómica se concentra en bodegas, estancias y posadas de Tunuyán y Tupungato, unos 100 kilómetros al sur de la ciudad, y algunos pocos en La Consulta y San Carlos. Entre las propuestas más interesantes se pueden citar el restaurante de Postales Hoteles Boutique (Calle Tabanera Colonia Las Rosas, Tunuyán), donde Carlos Morsucci ofrece una atención personalizada y un menú de cuatro pasos: aperitivo, entrada, principal -normalmente carne y vegetariano- y postre. Otra buena opción es el pequeño La Tupiña Bistró (LaVencedora S/N, Gualtallary, Tupungato), con capacidad para solo diez personas que se ubican alrededor de una cálida chimenea. Allí cocina Lucas Bustos, uno de los cocineros mendocinos más reconocidos, que asesoró a restaurantes de muchas bodegas, inclusive en otros países, como Chile, Inglaterra, Francia, España, Italia, Estados Unidos y China. ¿Un consejo para quienes busquen algo informal y al mismo tiempo muy típico? Ir a La Juntada (intersección de la Ruta 92 con la 94 en Tunuyán), una pulpería que, además de tener historia, prepara un inolvidable escabeche de gallina.
MONTAÑAS DEL NOROESTE, carne y fuegos
Este circuito empieza por Cacheuta, 30 kilómetros al noroeste de Mendoza, sigue por Potrerillos y continúa hasta la frontera con Chile, cruzando Uspallata y Puente del Inca. Al costado del camino pueden verse muchos “chiringuitos” con mesas al aire libre, construcciones en piedra y madera, nada lujosas, pero bien acogedoras. Buena oportunidad para pedir carne, chivo y trucha en lugares como La Escondida, un restaurante familiar que permite sentir la montaña en todo su esplendor. Mesas rústicas y un ambiente sencillo y cordial. Los platos principales se pavonean desde el ingreso a la explanada donde los fuegos mantienen el costillar y en el disco de arado se cocina el pollo. También se pueden encontrar unos pocos exponentes de colectividades como la suiza, con su clásica raclette y fondue de queso.
LAVALLE, a la caza de la cocina rural
Con una historia marcada por el desierto y la presencia indígena, Lavalle (a 34 kilómetros de la capital) conserva técnicas nativas de cocción como la carne a la masa, o el chivo a la llama. Tiene “puestos” - se llama así a los establecimientos de cría de chivos y cabras-, como el de Díaz, donde se sirve el mejor cerdo cocido al horno de barro de la región; en las fechas patrias no faltan allí los pastelitos fritos en grasa para acompañar el mate. Hay que estar atento: desde la ruta asfaltada, uno debe adentrarse cinco kilómetros por camino de tierra para llegar.
ZONA SUR, tierra de chivitos
Si alguna vez viste fotos de chivo o cordero a la llama y no querés pasar de esta vida sin probarlos, debés acercarte a Malargüe, a 500 kilómetros al sur de la ciudad de Mendoza, sede de la fiesta del Chivo y del Cordero que se celebra en enero de cada año. La cocina de la zona está marcada con tintes andinos, que permiten jugar con los sabores y textura de los infinitos tipos de papas y papines, el cultivo más extendido de la región. Un recomendado de la guía es La Valtellina, ubicado en la ruta 222 (a 17 kilómetros de Las Leñas, en Los Molles), abierto por “un italiano que encontró un paraje parecido al del Norte de Italia y se enamoró”, según explica. Atendido por su familia, se sirven guisos de montaña, y platos con truchas y chivos de la zona. 200 kilómetros al norte, se llega a la ciudad de San Rafael, que concentra la más amplia variedad de establecimientos gastronómicos y hoteles. En la zona del Cañón de Atuel, Valle Grande y El Nihuil se pueden encontrar muchas fondas, restaurantes y locales de cocina criolla, carnes asadas, quesos, jamones y embutidos.
ZONA ESTE, casonas con aromas a campo
Es tendencia en la región productiva de la vid ver algunas viejas casonas convertidas en posadas. Un ejemplo es Molino La Tebaida, alojamiento y restaurante ubicado en calle Soldado de la Independencia
650 de San Martín (a media hora de la capital), donde rescatan productos de la zona para darles una vuelta propia. ¿Un ejemplo? Lomo en croute de morcillas con cuñas de papas. Atenti con el aceite de oliva, que elaboran in situ.
ZONA METROPOLITANA, gastronomía multifacética
Siendo una ciudad con más de un millón de habitantes, Gran Mendoza (es decir, la ciudad y alrededores) ofrece una enorme variedad de opciones gastronómicas. La guía seleccionó 19 de ellas, algo así como una pequeña muestra de lo temático, lo internacional, la cocina de autor y lo moderno. Algunos de los recomendados, además de lo clásico como La Marchiggiana, Don Mario y Montecatini, son dos bistrós de estilo francés. Uno de ello es Anna Bistró (Juan B. Justo y Rodríguez de Ciudad); la zona no es la más atractiva, pero el lugar tiene buen ambiente, jardines y algunos de los mejores postres con chocolate y trufas. El otro es María Antonieta, de la chef Vanina Chimeno, ubicado en Belgrano y Sarmiento de Ciudad, muy chic y de vanguardia.
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