INTERNACIONAL Científicos chilenos logran producir vinos con bajo alcohol sin sacrificar la calidad

Bares al aire libre: 10 imperdibles por Tamara Tenenbaum

 Las noches de verano en la ciudad no son las mismas sin estos bares. Tragos frescos, cervezas heladas y comida para picar: todo en patios, jardines y terrazas porteñas. Hoy, en Dixit, los bares que alegran las noches de calor en Buenos Aires. Y todos los datos: cuándo ir, con quién, qué pedir y cuánto pagar. Tus favoritos, ¿cuáles son?
Llegó el calorcito, ya no da fiaca ir a tomar el colectivo de noche (de hecho, empieza a dar más fiaca tomarlo de día) y nuestras mentes tropicales se van poniendo en modo viernes los siete días de la semana. Se puede ser el más foodie de los foodies y estar de vuelta de todo, pero a la hora de la verdad todos queremos lo mismo: pasar tiempo con gente linda, conocida o por conocer. Y en noches como estas, libres de un techo sobre nuestras cabezas.

Por suerte, quien abre un bar en Buenos Aires sabe la ventaja comparativa que representa tener metro cuadrado descubierto (no importa lo vacía que esté la ciudad en enero, las terrazas siempre están repletas: paradojas del verano), de modo que cada año tenemos más opciones para todos los gustos. Bohemio, hipster, chic, caro, barato, de tragos, de tapas, de oficinistas, de levante, de amigos: todos presentes. En esta nota, algunas alternativas bien distintas para un sueño de una noche de verano.


Leitmotiv
Con solo un par de semanas de edad, Leitmotiv se suma a la movida coctelera porteña con una propuesta sutil: hay una onda alemana, una vibra artística, un aire bohemio, pero todo sin estridencias y acoplándose sin pretensiones a la onda palermitana. El local es divino, equipado con mobiliario y cristalería de abuelas (imperdible el mueble detrás de la barra: tremendo hallazgo en el Ejército de Salvación); y si bien todavía es difícil hablar de la clientela, se prevé súper variada: el primer piso tiene una onda más restaurante, el segundo una movida más íntima y el último una terraza con una barra tiki. La comida es buena y cuidadosamente presentada: precioso detalle las flores comestibles que decoran varios de los platos. La coctelería, excelente, también tiene su toque personal: sodas de sifón saborizadas se combinan con ingredientes de primera línea con resultados frescos y novedosos. También hay una completísima carta de vinos. Dato: los cuadros que pueblan el bar son de Ash Galzerano, la bartender. Todavía no están cerradas las cartas pero calculamos $170 para comer con vino o tragos.

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Nuevo: Leitmotiv, 3 pisos, el último con terraza, onda alemana, bohemia y coctelería excelente.



La Esperanza de los Ascurra
Otra apertura reciente es la segunda sucursal de La Esperanza de los Ascurra, el bar que en solo dos años se convirtió en una de las gemas foodies de Villa Crespo. Ascurra, como le dicen los habitués, propone un concepto que homenajea de forma moderna, canchera y sin disfraces algunas de las tradiciones que confluyen en la cultura porteña clásica. No es un lugar italiano, aunque se sirven mezclas de vermouth parecidas a las que podía tomar tu nonno; ni es un lugar español, aunque la propuesta gastronómica consta de una selección de tapas y raciones. El secreto es sencillo: autenticidad y calidez en el ambiente, calidad y sabor en lo que sirven. El local de Palermo conserva la onda del original y suma una terraza que invita a un Garibaldi al caer el sol. Las mollejitas son una locura y no olvides chequear el trago del mes que sale en promo. Ideal ir con amigos, pedir varias raciones y compartir: gastarán, en promedio, $150 por cabeza.

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La esperanza de los Ascurra: el local de Palermo viene con terraza que invita a un Garibaldi al caer el sol.


Soria
Soria no solo ya es un clásico de la escena porteña: es un clásico de las notas sobre bares con patio. Sin embargo, cada tanto se encuentra gente que no lo conoce (o nunca logró la paciencia de hacer la cola para entrar); y si hay alguno entre los lectores, se merece el dato. Con casi todo su espacio destechado, Soria se llena todas las noches a fuerza de combinar un ambiente joven y cool / hipster (mucho estudiante de cine, mucha Masa Crítica) con una coctelería más que correcta a precios razonables (siempre alguna oferta en la pizarra a $40-$45, el resto nunca arriba de $50). El estilo es bien de boliche en boliche: se toma de parado, bien apiñados, esperando una sonrisa que seduzca lo suficiente como para que valga la pena abrirse paso hacia la barra. Se puede comer, pero para eso hay que sentarse y no es la movida. Sale como piña el Aperitivo Soria (cynar, tónica y naranja).

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Soria, un clásico de la escena porteña. Sale como piña el Aperitivo Soria (cynar, tónica y naranja).


Lupita
Los tres locales de Lupita tienen una opción open air, pero elegimos el de Puerto Madero para esta nota, porque en la ciudad que le da la espalda al río, sentarse en un deck junto al dique es sentirse por un rato la crema de la crema. La comida es de inspiración mexicana (versión libre y porteña), la coctelería frutal, con base en la tradición tiki, una bocanada de aire en una Buenos Aires conquistada por el Manhattan.  Destaca la sección de Margaritas, y en particular la De Todos los Santos (tequila infusionado con pimienta, mandarina y maracuyá).  El ambiente es bastante chic, con algunos oficinistas de Puerto Madero mezclados con los grupos de chicas que acuden a ver y ser vistas (dato: Lupita siempre está lleno de chicas, y ni hablar los jueves con 40% off en mesas de mujeres). Por $250-$300 comés con un par de tragos. En verano los encontrás también en La Barra en Punta del Este.


Basta Pablo!
Si Soria es el bar de los hipsters, Basta Pablo! es el hogar de los hippies: un oasis en Palermo donde los estudiantes de Sociales pueden sentirse como en casa. En septiembre celebraron su primer aniversario con dos promos bastante divertidas: 2×1 para todos los Pablos (presentando DNI) y “entran plantas salen tragos” (si llevabas una planta, te la cambiaban por un trago). Tanto la comida como los tragos son sencillos, baratos y efectivos: minutas, nachos, tacos, picadas, tragos bien pileteros estilo Mojitos y Caipis (y algunas delicias de la casa, como el Lorenzo: cachaça, kiwi, naranja, lima y azúcar negra), jarras de clericó o de cerveza. La terraza está siempre llena hasta tarde y suele haber música en vivo. El público es joven (mucho sub30 e incluso sub20) pero el lugar es tan buena onda que la verdad pueden ir hasta tus viejos y la van a pasar bárbaro. Perfecto tanto para ir con amigos en plan tranqui como de levante. Los tragos salen entre $35 y $40 y hay jarras de birra por $80: picando con amigos, con $100 por cabeza comés.

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Basta Pablo!: el hogar de los hippies en Palermo. Comida y tragos sencillos, baratos y efectivos.

Korova
Aunque cueste creerlo existe un mundo más allá de Palermo y no solo eso: aparentemente no te caés del país al cruzar la General Paz. A dos cuadras de la quinta de Olivos encontrás este auténtico speakeasy (solo una copa de cocktail pintada en la puerta puede darte la pista) con un patio divino, dos terrazas, coctelería de primera y música canchera: indieglam, rock y pop de todas las épocas, cuidadosamente curada por el también dueño y bartender Popi. Los precios son excelentes ($42 en promedio los tragos clásicos, $35 los aperitivos) y la onda relajada: grupos de amigos de veinte a treinticortos en jeans y zapatillas. Popi y su staff saludan cálidamente a muchos de ellos: vas un par de veces y ya sos amigo de la casa. Se pone todos los días (cierra lunes), más bien tarde, post cena: la gente empieza a caer a eso de las 10 y a las 12 está en su punto máximo. Recomendadísimos el Old Fashioned y el BAS: pineral, naranja, pomelo, lima, menta, pepino y angostura. Escribí a korova.cinebar@gmail.com o llamá al 4790-6191 para conseguir la dirección.


Negroni
En la esquina de Fitz Roy y El Salvador se encuentra este bar abierto a la calle: no tiene ni paredes, lo que le da una cosa invitante para sentarse una noche de verano sin sentir que estás “encerrándote” en un bar. También está la terraza que los findes suele tener DJ y ponerse bastante. La onda es elegante sport, estilo after office de Palermo: periodistas, creativos y demás profesiones glamorosas; fines de semana hay más habitantes de Palermo, gente de veintipico que llegó quizás de casualidad por lo estratégico de la locación. La comida es para tapear, muy rica, y la coctelería, el fuerte de la propuesta, toma como eje el gran trago italiano que un conde excéntrico supo inventar hace cerca de 100 años. El juego es inventar tu propio Negroni con ayuda de las cuatro columnas de la carta: elegís la base, el bitter, el vermouth y el garnish. También valen la pena los tragos de la carta, como el Apple Lorenzoni de la autoría de Mona Gallosi: vodka Zubrowka, lima, jugo de manzana, sirope y jengibre. Importantísima ventaja: Negroni abre bastante temprano, uno de los pocos lugares donde se puede tomar fuerte desde la tarde. Los domingos sirven el brunch con mayor variedad de bebidas alcohólicas de la ciudad (muy completo y muy rico, además). Un trago ronda los $70, el brunch entre $90 y $140 por persona.

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Negroni: bar a la calle y terraza con DJ. Uno de los pocos donde se puede tomar fuerte desde la tarde.


Milion
En Milion podrían servir coca-cola caliente en una botella cortada que estaría lleno igual: cuentan con una de las locaciones más hermosas de la ciudad, una mansión restaurada que te hace sentir en El Gran Gatsby (o enGossip Girl). El espacio permite sectores bien diferenciados: algunos más para cenar, otros para tapear, otros para tomar parado al ritmo del DJ de turno. Un favorito: las escaleras, ideales para sentarse con un par de tragos o una botella de vino. Hay un amplio menú de tapas si querés picar sin gastar mucho y una sofisticada carta para una cena gourmet.  La barra también es un centro de atención: el talentoso Sebastián Atienza ofrece una selección de tragos frescos y amables al paladar. Una piletera delicia de su autoría: el Carnivale, a base de Ron Bacardi, Gancia Spritz, almíbar, pepino y espumante. De comer, las mollejitas dulces son un hallazgo y el atún rojo sale al punto perfecto (bien crudo; si te impresiona no lo pidas). ¿El ambiente? Depende del día. Fines de semana, definitivamente bolichero: gente de todas las edades, muchos extranjeros, buscando amor furtivo o una noche de fiesta con amigos. Domingos o días de semana es más tranqui, e ideal para ir con una pareja o incluso de primera cita. Cenás por $300, tapeás por $150.

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Milion: una mansión para sentirte como en "El Gran Gatsby". Un favorito: las escaleras con un trago


HG Restaurant (Hotel Fierro)
Si buscás un jardín con pasto fresco, inmejorable gastronomía y tragos de autor, no hay otro lugar que el Fierro. En este hotel boutique se encuentra el HG Restaurante (por Hernán Gipponi), uno de los argentinos incluidos en 2013 entre los mejores 50 restós de Latinoamérica en el ranking de The World’s 50 best. En el jardín no hay mesas pero sí barra y DJ, para unos tragos antes o después de las comida. Claves los eventos que organizan en la semana: los lunes de One Table el lugar se convierte en una gran mesa para que 14 personas, previa reserva, compartan la cena. También está el TFIF (Thank Fierro It’s Friday), ideal para disfrutar del Fierro por un precio mucho menor que el de una cena convencional (alrededor de $300): salen tapas a $15 y tragos a 2 por $55. Además de la ganga, el clima vale la pena: huéspedes del hotel, expatriados de todas las edades, argentinos foodies o curiosos, con ganas de charlar y hacer amigos, para ir solo y sentirse súper cómodo. Riquísimas las hamburguesas de conejo y cualquiera de los tragos a cargo de Fede Cuco (el Poolside Salteño, por ejemplo: Hesperidina, Torrontés, Menta y Pomelo). También tienen una excelente selección de vinos del sommelier Andrés Rosberg.

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El Fierro, jardín con pasto fresco, inmejorable gastronomía y tragos de autor


Verneclub
Una de las aperturas más comentadas de 2013, Verneclub cuenta con un precioso patio de invierno que, prometen los dueños, será la estrella absoluta del verano: va a tener su propia barra y un jardín vertical en la pared. Este bar, además de servir algunos de los cócteles más deliciosos de la ciudad (de la mano de Fede Cuco, el mismo que encontrás en el Fierro, aquí jugando de local), propone un viaje espirituoso alrededor del mundo: la parte central de la carta está organizada en torno a las 8 ciudades que visita Phileas Fogg en su famoso periplo en “La vuelta al mundo en 80 días”. Otra sección de la carta, que probablemente sea protagonista en días calurosos, es “El Faro del fin del mundo”: qué mejor excusa para servir tragos con bebidas tradicionales argentinas que el libro de Julio Verne que tiene lugar en nuestro país. Recomendadísimo el Verano Porteño: Hesperidina, albahaca, lima, soda y el spirit que te guste (con gin y con ron funciona muy bien). Para comer, picaditas y panchos (también de soja). Una de las opciones más económicas de Palermo: tragos a $50-$65, y por menos de $100 comés. Es un favorito de los bebedores eximios: muchos solitarios, incluso chicas que gracias a la calidez del servicio se animan a mandarse solas.

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