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Postres helados: el regreso del Capitán Frío ... Por Maximiliano Kupferman Fotos: Santiago Ciuffo

¿Cuándo fue la última vez que pediste una copa Don Pedro? ¿Y una Casatta? Los postres helados parecían haber desaparecido, pero lentamente regresan rejuvenecidos. Otra merecida oportunidad.


Presentes en la mayoría de las heladerías desde que abrieron sus puertas, pero relegados a las fiestas de fin de año o algún que otro cumpleaños de gente mayor, en los últimos años los postres helados no gozaron de una real importancia en las mesas porteñas. Casi sin que nos demos cuenta, fueron desapareciendo del mapa.

Lo cierto es que, sobre todo en la última década, el público se sofisticó y su nivel de exigencia le dijo basta a los defectos de almendrados, bombones suizos y compañía (excesiva esencia de vainilla, cremas desabridas o baños de repostería de pésima calidad, entre otros tantos pecados que los postres industriales nos dejaron como legado). Además, dada la enorme variedad de sabores que el helado artesanal permite ofrecer, muchas heladerías dieron un paso al costado y directamente discontinuaron la elaboración postres.

Eso hasta ahora. Porque algunas de ellas tomaron nota de esta situación y comenzaron a revalorizar los clásicos postres bajo cero con versiones más acordes a los tiempos actuales, rejuveneciéndolos, aggiornándolos e intentando captar el interés de las nuevas generaciones. Bases de marquise, centros de dulce de leche, piononos, coulis, salsas con frutos rojos, merengues y almendras caramelizadas son solo algunos de los ingredientes y sabores que podemos encontrar esta temporada en las neveras de las heladerías, tanto las cadenas como las barriales. Además, ahora vienen en nuevas formas, y diferentes tamaños y presentaciones.

Así, el público está volviendo de a poco a consumirlos. Si bien la proporción de venta respecto del helado tradicional sigue siendo baja (alrededor de un 5% del total, según fuentes del sector) los motivos por los cuales elegir un postre por sobre el tradicional kilo en envase de telgopor son varios: el helado que se utiliza es el mismo que se despacha así que no habrá sorpresas en cuanto a la calidad; como ya vienen armados y decorados pueden ir del freezer a la mesa sin escalas; al venir porcionados se evita el menjunje de sabores en la misma compotera o la cuchara que arrastra de a tres gustos cada vez que sirve; y en muchos casos son más económicos (y ricos) que una torta comprada que ya no sorprende a nadie.

“Hace dos años lanzamos el formato de semiesferas en donde el postre se corta como una torta, y también las monoporciones en donde cada comensal tiene una porción individual”, nos cuentan, por ejemplo, en Chungo, una de las marcas que más fichas le pone a los postres frozen.

Si sos de los que suelen dar segundas oportunidades, o el último postre helado que probaste fue hace más de diez años, estos son algunos de los exponentes de este retorno que te van a sorprender:

Cadore: clásico de clásicos
Está en el mismo local de Avenida Corrientes desde 1957 y es un clásico de toda la vida. No solo los porteños asisten religiosamente a probar los nuevos sabores de helado (naranja con jengibre, dulce de leche negro o crema chai, una deliciosa primicia que pudimos probar a base de crema, té y especias) sino que hordas de turistas se congregan en la puerta para probar su famoso dulce de leche, que aparece en muchas guías de Buenos Aires.
Eso llevó a Gabriel Fama, su dueño, y su equipo a lanzar, hace unos dos años, el “Postre de Dulce de leche”: pionono, helado de dulce de leche, corazón de chocolate amargo y decoración a base de bombones rellenos, chantilly, barritas de chocolate y cerezas al maraschino. Es una bomba de sabor, clásico por donde se lo mire, rinde 12 porciones, cuesta $150 y como hacen poca producción para mantener la frescura de los productos, lo mejor será encargarlo con un día de anticipación pasando por Avenida Corrientes 1695, o llamando al 4374-3688.

Chungo: innovación constante
Con más de una docena de opciones, es la que más variedad ofrece. Desde sus comienzos en 1973 elaboran postres helados y todos los años incluyen nuevas propuestas. La particularidad de Chungo es que, además de innovar en formatos (semiesferas y monoporciones) y pensar en el público más joven (como las súper exitosas Toddylatto) agregan, con muy buen gusto, elementos de pastelería. El mejor ejemplo es el increíble “Marquise della Passione”. Una base de marquise de chocolate amargo alta, sabrosa y bien compacta que se complementa a la perfección con el helado de mousse de maracuyá. Luce bien, sabe bien, es un postre muy fresco y para nada empalagoso que rinde unas doce porciones y se consigue a $190 en cualquiera de sus más de veinte sucursales, haciendo el pedido on line desde su web o llamando al 0800-888-2486.

Freddo: el que no falla
Es la cadena con más trayectoria en el mercado argentino y ofrece postres helados desde sus inicios, hace más de 40 años. En Freddo siempre buscaron innovar y sorprender a sus consumidores, como lo hicieron hace unos años con las excelentes tabletas heladas. En la actualidad cuentan con tres opciones. El “tentación” (helado de dulce de leche, chocolate y americana con corazón de merengue) es el que más se vende. El postre suizo (chocolate con almendras, dulce de leche natural y merengue) está muy bien. Pero el postre de mascarpone y frutos rojos resultó nuestro preferido. La cremosidad del mascarpone y la frutilla, un centro de merengue y muchos frutos rojos para cortar tanta dulzura con buena acidez. Viene ya cortado, rinde diez (generosas) porciones y se consigue a $160 en cualquiera de sus sucursales o llamando al 0810 3337 3336.

Scannapieco: arrollado helado
En marzo de este año Juan Andrés, nieto de Don Emilio Scannapieco, logró devolverle al público un clásico que había cerrado sus puertas en 2010 luego de 72 años ininterrumpidos de servicio. Si bien no lo hizo en el mítico local de Avenida Córdoba y Acevedo sino a unas quince cuadras, frente al mercado de pulgas de Dorrego, este nuevo local conserva el ambiente original y clásico de siempre. Clásicos son también los postres helados que, libres de conservantes y con las recetas tradicionales, elaboran a diario sin escatimar en ingredientes (cada postre almendrado tiene unos 200 gramos de almendras). Pero entre las cassatas y las increíbles tortas heladas, acá vas a encontrar un postre bien clásico que vale la pena probar: el arrollado helado. Helado de frutilla, americana, chocolate y vainilla, dulce de leche natural y almendras trituradas en el centro, todo envuelto en pionono casero emborrachado con rhum. Una verdadera joyita que se vende al peso ($100 el kilo) en Álvarez Thomas 10, o llamando al 4777-3528 para que te lo lleven a casa.

Munchi’s: cremosidad Jersey

Es una de las cadenas más jóvenes. Vio la luz en 1997, de la mano de María Carmen S. de Perez Companc, apodada cariñosamente como “Munchi”. Con apenas un puñado de postres que van del clásico y tradicional almendrado al inusual pan dulce helado (helado de crema, frutos secos, higos y pasas, todo bañado en chocolate y decorado con crocante de frutas secas) el fuerte de toda su producción es la cremosidad, resultado de utilizar la leche de vacas Jersey.
Un claro exponente de esto es el Postre Jersey: cuerpo de chocolate semiamargo y corazón de sambayón, recubierto por una fina capa de chocolate amargo. Es suave, muy rico e ideal para los que recién se inician en el mundo del sambayón. Viene ya cortado y separado en diez porciones individuales y lo podés conseguir llamando por teléfono al 0810-555-5050 o en cualquiera de sus sucursales a 130 pesos.

Arkakao: elige tu propia dulzura
Sin conservantes ni colorantes, el helado de Arkakao se elabora con materia prima de primerísima calidad y con frutas (de estación) que estén en su punto justo de sabor. Como la producción se hace en el día, ya que sino el helado se cristaliza y pierde calidad, los postres helados no figuran en ningún lado. Pero basta preguntar para enterarse que, de un día para el otro y en la forma que necesites, se pueden encargar. Al no tener una lista posibles opciones, será tu imaginación la que elija los sabores.
Como eso no es una tarea sencilla, Giovanni Girardini, su dueño, nos sugirió una combinación que dejará feliz hasta al más exigente de los golosos: pionono de chocolate amargo, base de gianduja, praliné de avellanas en el centro y helado de avellanas. ¿El precio? $132 por kilo, apenas $10 más que lo que cuesta el kilo común de su helado en cualquiera de sus dos sucursales: Quintana 188 (Recoleta) y Santa Fe 1257 (Barrio Norte).

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