INTERNACIONAL Científicos chilenos logran producir vinos con bajo alcohol sin sacrificar la calidad

La bonarda y el zinfandel estadounidense, similitudes de dos variedades "descuidadas"


Según el enólogo Ricardo Santos, la cepa argentina necesita de un fuerte posicionamiento de marketing para lograr ser reconocida y tenida en cuenta. Es por esto, que menciona que la bonarda debería mirar al zinfanel que logró ubicarse como un vino de excelente calidad.

Ha comenzado una campaña para posicionar los vinos Bonarda argentinos como una opción más dentro de la oferta vínica en el mundo. Hay hasta críticos extranjeros que cuestionan la decisión, considerando que nunca la variedad fue vista como un exponente de calidad/precio aún con los vinos provenientes de Italia.

El mejoramiento de la condiciones de la uva en el viñedo como del vino en la bodega corre por cuenta de los responsables de Argentina. No es aumentando el precio de la uva que se va a lograr esa mejora. Recordemos que cuando salimos al mundo con el Malbec costó un tiempo para que se le reconocieran sus grandes virtudes.

Hace unos años se hizo una campaña publicitaria en los Estados Unidos que debería tomarse en cuenta hoy en la Argentina. La uva Zinfandel fue por muchos años la base de los vinos en Estados Unidos aunque se producía como vino blanco escurrido. La cultura vínica no había aún tomado las características increíbles que el mercado norteamericano muestra hoy.

La campaña tenía como slogan, "The Zins from Lodi", entendiendo que "zin" es una abreviatura de Zinfandel y Lodi es una zona del estado de California. También encerraba un juego de palabras; "sin" en inglés quiere decir pecado por lo que la frase podría leerse como "Los pecados de Lodi". Se hacía ya con el varietal presentado como el vino tinto que hoy se conoce y se hizo a través de páginas enteras en las revistas especializadas con las etiquetas de todos los vinos Zinfandel de Lodi, elaborados por las bodegas que allí están. Aquí viene lo insólito: ninguna de esas bodegas puso un dólar para la campaña, que fue costeada íntegramente por los productores de la uva de la región. La explicación fue que con esa campaña se hacía un reconocimiento público a quienes habían mejorado la imagen -y el precio- de las uvas que producían.

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