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Mientras en 2002 comprabas vinos de bodegas boutique y en 2005 probabas sólo Malbec, en 2011 incursionabas en los single vineyards ¿Qué y cómo beberás de aquí en adelante?
Conocer de vinos es mucho más que recitar descriptores y mencionar dos o tres variedades. Conocer es saber lo que está pasando, anticiparse a lo que sucederá. Y para eso, un consumidor curioso debe estar al tanto de las últimas novedades en la góndola en materia de etiquetas y de tendencias. ¿En qué gama de precios conviene comprar vinos hoy? ¿Qué hay que saber sobre terruños? ¿Cuáles son las nuevas zonas en las que el vino crece? ¿Por qué el boom de consumo en China va a cambiar el modo de beber vinos en nuestro país? ¿Qué fue de la vida de Parker Jr. y su reinado en el mundo de los puntajes? Veamos…
CRECEN LOS BLANCOS Y ROSADOS
Es un fenómeno periférico que todavía no llegó al gran consumo, pero la tendencia, si se observa el comportamiento de los profesionales de la industria local, es que tanto blancos como rosados ocupan un lugar cada vez más destacado en la oferta de vinos. Por un lado, aportan a la apertura estilística que muchas veces demandan consumidores y profesionales, cansados de un estándar de tintos.
Por otro, también hay mejores vinos, especialmente Sauvignon Blanc y Chardonnay, donde la tendencia gustativa es ir hacia la frescura dejando atrás aspiraciones de complejidad típicas de hace unos años. Entre los primeros, por ejemplo, Zuccardi Q Chardonnay 2010, que supo ser maderoso, y hoy es pura ligereza y complejidad; ídem con Angélica Zapata 2010; y más accesible en precio, Uma Chardonnay 2012. En materia de rosados hay productos más ligeros que buscan, de paso, el color salmón como trazo. Amalaya 2012 y Jean Rivier 2012, por ejemplo.
SE CONSOLIDA UNA ALTA GAMA ACCESIBLE…
A partir de 2009 cuando llegó al mercado Luigi Bosca Ícono, que desembarcó con la intención de ser el vino más caro de la Argentina, se dio un fenómeno de precios ascendentes que posicionaron a un puñado de tintos en valores insospechados tiempo atrás: mil pesos o más, como cuestan Última Hoja 2007, Cobos Nico Malbec 2009 y Nicolás Catena Zapata 2007. Como contrapartida a esa escalada de precios, también se configuró en el mercado una suerte de alta gama accesible que, a título de calidad percibida, no dista mucho de los íconos y sin embargo cuesta una décima parte. Vinos como Selección del Enólogo barrica 200% 2010 (blend, $150), por ejemplo; los tintos Puro 2010 (blend, $100), Gran Terroir Malbec 2010 ($115) de Finca El Zorzal. Cada uno a su manera, ofrecen un tinto high end a un precio módico.
… Y UNA GAMA MEDIA CON UN PLUS
Un escenario que se desprende de la escalada inflacionaria es conseguir que las marcas reconocidas por el consumidor en los segmentos bajos de precio no pierdan terreno, o se queden fuera de la góndola por el congelamiento. Así, las bodegas reaccionaron lanzando una serie de nuevos vinos en la gama de precios inmediata superior, y en la que, además, el consumidor exige encontrar algo más que fruta fresca. De esa combinación de necesidad y exigencia nacen hoy líneas como Finca La Escondida Roble 2012 ($36), relanzada a comienzos de este año; Bodega Privada Colección ($38), el upgrade de precios de la línea homónima; Novecento Raíces Malbec 2011 ($40); y los nuevos vinos que llegarán a la góndola como el flamante Callia Esperado del que ha trascendido su inminente lanzamiento.
SE VIENEN LAS COPAS SIN TALLO
Antes la moda estética pasaba por los copones anchos y esbeltos que se lucían en una mesa con su sola erguida presencia. Pronto, tanto los consumidores como los fabricantes, se dieron cuenta de que se rompían fácilmente entre el tallo y el cáliz, y que la altura las transformaba en víctimas de movimientos mal calculados. Por eso ahora cunden las copas sin tallo. Inspiradas en unas copas de cata llamadas Impitoyables, llegaron en los últimos años y ahora coparon el mercado. Bien miradas, son como vasos, ya que sólo tienen el cáliz, por lo que son involcables. Las ofrecen R Cristal y San Carlos a 35 pesos la unidad, como precio base.
HAY MÁS VARIEDADES DE UVA
Ya nadie te mira raro si hablás de Cabernet Franc o Petit Verdot. Son dos variedades de las que ganaron terreno en los últimos años y a las que bodegas y consumidores le prestan cada vez más atención. Pero no son las únicas. Con un parque varietal amplio, en la Argentina también ganan terreno otras uvas, como una forma de abrir el abanico estilístico. A las mencionadas, se suman en menor medida, Riesling –Humberto Canale lo sumó en la línea Old Vineyard–, Corvina –Massi Tupungato la emplea en su tinto Corbec–, Carménère en tintas, de la mano de Viniterra. Y si bien está claro que la incidencia en el mercado es menor medida en volumen, lo concreto es que poco tiempo atrás no existían en la góndola y que forman un petit pelotón de nuevas uvas.
LA JERGA QUE SE HABLA
Las tendencias en vino traen aparejadas un lenguaje para marcar la diferencia entre lo viejo y lo nuevo. De los conceptos que ganaron la escena en los últimos años, tres son los más destacables. Uno es “tiza”, tal y como la que usabas en el colegio, y viene a describir la textura polvorienta que se percibe en ciertos Pinot Noir –y a veces otras cepas– del Alto Valle de Uco. Otra es “acidez volátil”, que se aplica a los ácidos que se pueden oler en un vino, como el acético entre otros, que describe cierta agradable acritud en un vino; está bien visto en tintos de alta gama. Tercero, “Brett”, el defecto virtuoso (si se permite el oxímoron), que produce aromas de riñón y témpera en un vino pero que, en su justa medida, pueden considerarse trazos de complejidad y calidad.
SE AFIANZA LA ERA DEL TERRUÑO
En materia de vinos es mucho lo que se habla del terruño y pocos los conocimientos que se manejan. Así, uno de los movimientos más interesantes que tiene lugar en nuestro país es el nuevo interés por diferenciar los vinos desde el suelo en que fueron plantadas sus uvas, movida que se inició con la llegada de terroirista chileno Pedro Parra a nuestro país en 2011. Punta de lanza para este nuevo auge es comprender la incidencia del suelo en los vinos, que Parra conoce bien. Y como un nuevo alimento para la lengua de los especialistas, ahora se habla de suelos calcáreos, arenosos y limosos, de rocas y granitos, tosca y esquistos, y de su influencia en los vinos a la hora de explicar cada terruño. En el extremo de esta tendencia hay sommeliers pergeñando cartas de vino en restaurante por tipo de suelo. Una al menos ya es realidad: Siete Cocinas, en Mendoza, que de las 180 etiquetas que ofrece, al menos 45 está clasificadas según este criterio.
NUEVAS ZONAS, NUEVAS BODEGAS
La década pasada, en que se exportó vino con una rentabilidad muy superior a la media, tentó a nuevos inversores para entrar al negocio. Y así como hubo un pelotón de nuevas bodegas en zonas tradicionales como Mendoza, otras regiones que no tenían vides pero sí climas propicios vieron una oportunidad. Hoy, un puñado de nuevas provincias ingresan al mapa del vino. Son Tucumán, Córdoba y San Luis, que ofrecen cada una un puñado de bodegas consolidadas. La primera, en la zona Calchaquí de la provincia, Tafí abajo, con bodegas como El Nogal y Arcas del Tolombón. En Córdoba, en cambio, emergieron en la sierra bodegas como Las Cañitas y en el norte de la provincia, en la localidad de Ischilín, elabora Jairala Oller. En San Luis, por su parte, hoy produce vinos la bodega Viñas Puntanas en el Valle de Conlara, Merlo.
SE VENDEN MÁS VINOS POR INTERNET
Cuando arrancó en 2000 el primer proyecto de venta de vinos por internet de nuestro país la visión era clara: tenían entre manos el futuro ya que, sin un showroom, podían ofrecer mejores precios y costear el envío. La realidad demoró casi diez años en venir, pero finalmente es un hecho. El canal virtual –entre Mercado Libre y vinotecas digitales como Ozono Drink, Siete Spirits y Espacio Vino– ganó fuerza con mejores precios al tiempo que los consumidores también aprendían a confiar en la modalidad. Hoy en Capital Federal, es perfectamente posible comprar en una vinoteca virtual y pagar hasta un 40% menos que en una vinoteca física. Y si damos crédito a los números de Mercado Libre, a partir de 2008 sus ventas de vinos crecieron más del 800 porciento.
EL NUEVO ROL DEL SOMMELIER
Las motivaciones para estudiar sommelerie, algún tiempo atrás, tenían que ver con ingresar al mundo del vino, llevar el servicio de un restaurante y armar cavas suntuosas para darse sus gustos y ganar prestigio. Pero si esos lugares fueron ocupados por los primeros graduados en 2002 y 2003, pronto se hizo evidente que un sommelier debía tener otras salidas laborales. Así, muchos descubrieron que la vocación verdadera de la sommelerie es la comunicación y se volcaron al periodismo. Tanto, que hoy incluso hay cursos de periodismo en las escuelas de vino -como el de CAVE, por ejemplo-. Pero no sólo eso.
También desarrollaron habilidades de marketing y distribución y entraron en distintos puntos de la cadena comercial: desde bodegas a emprendimientos propios de venta de vino. Todo, en el contexto general de internacionalización de la profesión, con sommeliers locales, como Paz Levinson o Agustina de Alba, compitiendo en certámenes a nivel mundial. Así se oficializó, si se quiere, la última variante del rubro: la carrera de candidato a mejor sommelier y el escalafón que eso conlleva.
CHINA WINE
A lo largo de las últimas décadas el crecimiento en el consumo de vino ha sufrido un lento y constante desplazamiento desde los países tradicionales a los no tradicionales. Es decir, de Europa hacia América y Asia. Según datos del Wine Institute, mientras que en 1980 el 51% de los franceses tomaba vino a diario, a la fecha sólo el 16% lo hace frecuentemente. En tanto, desde hace tres años es Estados Unidos el principal mercado mundial de consumo, con al menos una caja de vino por persona al año. Ese dato bastaría para consolidar la tendencia, pero hay más: China se perfila como el futuro referente en materia de consumo de vino en el mediano plazo, tanto para los productos europeos, como para los de Oceanía y Latinoamérica.
Un dato muy gráfico es la aceleración del consumo de vino en el país de Oriente: según un informe de Vinexpo, se espera que en 2015 China gaste más dinero en vinos tranquilos que el Reino Unido. ¿En qué debiera importarte eso a vos, que estás comprando en algún súper de por acá? En que los estilos de vinos se modificarán hacia paladares nuevos y con otras modalidades de consumo. Y entonces tu vino de siempre también cambiará.
PARKER PIERDE SU REINADO
El hombre que supo ser el rey de los consumidores de vino, el pope que subía o bajaba las ventas de una botella en Estados Unidos –y el mundo– con ponerle un puntaje, atraviesa una zona de fuertes turbulencias de credibilidad. Acicateado por las sospechas de coimas que habrían cobrado sus alfiles –como Jay Miller, quien cataba los vinos argentinos–, a fines de 2012 vendió su influyente The Wine Advocate a un grupo editorial de Singapur, del que ahora es empleado y catador oficial para los vinos de Borgoña y el Ródano. Su nueva editora general es Lisa Perrotti-Brown. Y ahora se abre una nueva pregunta sobre la crítica de vinos en el mundo: ¿habrá un sucesor hegemónico o se abrirá un abanico de medios menos influyentes? Aún es temprano para afirmarlo aunque este año debiera quedar perfilada la cancha.
TWITTER GANA LA ESCENA
En las redes sociales, donde a las bodegas les viene costando bastante desarrollar acciones eficientes de comunicación, Twitter empieza a sobresalir en nuestro país como la herramienta preferida para los consumidores de vino. Enólogos top como Alejandro Vigil de Catena (@AleVigilMalbec) o Marcelo Pelleriti de Monteviejo (@MarcePelleriti) mantienen una presencia activa desde sus cuentas.
Y lo mismo algunas de nuestras bodegas. Según la consultora española Servilia, que elaboró un ranking de las 50 bodegas más tuiteras del mundo, en el puesto 10 está Norton, en el 25 Zuccardi, Catena en el 41, Las Moras 42 y Familia Schroeder en el 46. Para el Día Mundial del Malbec (17 de abril) Wines of Argentina organizó tanto en Twitter como en Instagram una serie de actividades que, desde el punto de vista estadístico, dan una escala del fenómeno: el hashtag #MalbecWorldDay llegó a 3,3 millones de cuentas.
LLEGAN LAS WINE APPS
Los smartphones pasaron de ser una tendencia a una realidad en muy poco tiempo. Y a eso se le suman las tablets. Así, los consumidores de vino no tardaron en buscar chiches en Appstore o Google Play. La realidad es que hay una serie de aplicaciones, como HelloVino o Vivino, que tienen buena penetración en el público entendido y de las que usualmente se habla hoy en una mesa de bebedores. Especialmente Vivino, que trabaja con un soft de reconocimiento de etiquetas empleando la cámara de fotos del celular y ubica toda la info dentro de la red Vivino sobre ese producto. El problema es que la base de datos de vinos locales suele ser más bien escasa y la decepción llega cuando, con la foto en la pantalla, no hay nada que el soft pueda aportar. Paciencia. Es un problema de escala de mercado y tiempo. Llegarán.
¿IMPORTADOS? SÍ, HAY
Si bien la política actual de restricción a las importaciones complicó el panorama a la hora de comprar una botella “made in”, no es menos cierto que bodegas exportadoras de capitales extranjeros pudieron hacer el trueque e importar vinos de sus casas matrices o de otras marcas que poseen off shore. El caso de Colomé es interesante. Desde el año pasado ofrece los productos californianos del grupo a precios muy competitivos, si se mira lo que cuestan algunas botellas locales (se puede beber, por ejemplo, un Artezin Zinfandel 2009 –un tinto rarísimo y delicioso– por lo mismo que pagarías por un Mendel Unus o un Trapiche Medalla).
Hay más ejemplos: Bodega Renacer trae su Sauvignon Blanc de Casablanca, Cepas de Argentina, Prosseco; Séptima, cavas y tintos tranquilos, y el distribuidor de los vinos del Clos de los Siete, Gustavo Paolucci, importa los vinos franceses que elaboran sus propietarios. Así, los consumidores de etiquetas extranjeras, cuya cava habían quedado despobladas, comienzan a asistir a un repunte de la oferta.
LOS SINGLE VINEYARD, SIEMPRE EN ALZA
Al principio, cuando se lanzaron al mercado los primeros vinos declaradamente Single Vineyard –es decir, elaborados todos los años a partir de un mismo y único viñedo– la cosa parecía más bien un intento de bodega AltaVista por prestigiar sus vinos que un anticipo real a una tendencia que llegaría con fuerza. Casi diez años más tarde, no hay bodega que se precie que no tenga uno en sus filas.
Desde los flamantes Finca Notables de bodega El Esteco a los nuevos varietales Single Vineyard de Salentein, el concepto parece no tocar techo en nuestro país. En los próximos meses, sin ir más lejos, Norton presentará Lote, un concepto similar de partidas limitadas de Malbec –son tres vinos de viñedos diferentes– que se comercializarán juntos para poder hacer el juego de comprender cada terruño. La buena noticia es esa. La mala es que los single Vineyard, al menos por ahora, están reservados sólo a la alta gama de precios; cuestan unos 200 pesos en promedio, aunque pueden trepar a los 350.
LA MODA DE LA CHAMPAGNERA PROPIA
Después de un constante crecimiento de marcas en el mundo de las burbujas –en góndola ya hay más de un centenar de etiquetas– para muchas bodegas llegó la hora de avanzar seriamente sobre este segmento de mercado. Como la ley argentina obliga a separar las bodegas de vinos de las champagneras, hasta hoy la mayoría de las bodegas tercerizan su producción de espumantes. El nuevo dato es que muchas están empezando a construir sus propias plantas de elaboración: Nieto Senetiner y Salentein ya inauguraron las suyas, en breve se les sumará Norton y hay al menos otros tres proyectos en marcha. Así, integran verticalmente el negocio. Esto redundará en mejores precios para el consumidor.
UN MUNDO DE COLORES
No está claro quién fue el primero en desarrollar una nueva gama de vinos frizantes con color, pero lo cierto es que al menos Casa Bianchi y Frizzé lanzaron al mercado este año una gama de productos que, a la vista, son bebidas propias de mixeo. Las hay de color blue curaçao, de naranja flúo y de un rojo Campari notable: tres tonos que alarmarían a un buen bebedor de vinos tintos pero que, en un vaso, a las tres de la mañana, en una discoteca, funcionan como un anzuelo bajo las luces estroboscópicas. En Casa Bianchi aseguran que esta tendencia de colorear los frizantes llega de la mano del mercado norteamericano, donde estos vinos están en franca explosión de consumo. Por lo pronto, podés probar ahora New Age Pink o Frizzé Evolution Blue en la barra de tu boliche favorito.
Fotos: Sol Abadi
Modelo: Eva Bargiela
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