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Las últimas medallas obtenidas por algunos extra vírgenes nacionales se suman a una movida creciente de consumidores que exigen calidad.
En el último año los aceites de oliva locales
consiguieron importantes premios a nivel global. Algo que al consumidor
argentino podría importarle poco o nada, de no ser que también encuentra
y exige calidad creciente en la góndola. Índice inequívoco de que algo
empieza a cambiar en la materia.
Una anécdota para ilustrarlo. La semana pasada estuve cenando en parrilla Don Julio (Guatemala 4691 Palermo). A la hora de las hojas verdes, el mozo se ofreció a condimentar la ensalada y nos preguntó: “¿aceite de oliva intenso o suave?”. Y explicó la diferencia entre un Arauco y un Arbequina. Asombroso, este es un dato de que algo está pasando con el consumidor y con los aceites. Dado que la exigencia de calidad ya no pasa sólo por unos locos entendidos que predican sobre los aromas vegetales y los sabores picantes y amargos que distinguen a un buen aceite. Ahora le llega al consumidor.
Orto índice curioso hay que buscarlo en las mismas mesas de los restaurantes. Es frecuente que se presente la botella con marca y no la alcuza, ya sea para condimentar las ensaladas o como un saborizante a mano listo para ser usado en cualquier cosa. Y si a estas pretensiones le sumamos la de los especialistas, el combo final es una exigencia creciente sobre el productor que ya deja su marca. Tanto, que incluso el principal acopiador de aceites de argentina, Molinos, realizó una cata de sus aceites a comienzos de 2013 para la marca Lira Extra Virgen, hoy elaborada con los más altos estándares. Nada de esto sucedía hace tan sólo cinco años atrás.
Y ahora, además, esa calidad comienza a ser certificada por diversos concursos. En el último año, cuatro que merecen especial atención:
Oliovita Changlot obtuvo el Gran Prestigio Oro en el concurso Terraolivo 2013, que cerró hace dos semanas en Jerusalén. El varietal que ya es insignia de la casa sanjuanina –uno de los principales productores de oliva de Argentina en calidad y volumen-, consigue así estar entre los mejores aceites del mundo al obtener el máximo galardón del concurso. Único en el mercado doméstico elaborado con Changlot –varietal originario de España- es un aceite suave y perfumado, perfecto para ensaladas por su elegancia. ¿El dato? Tiene una impecable relación calidad precio: el medio litro cuesta 47 pesos.
Yancanelo consiguió el premio Prestigio Oro en Olivinus 2012. El galardón fue para su Extra Virgen elaborado por el método Sinolea. El concurso, que tuvo lugar en la ciudad de Mendoza, distinguió a la cosecha 2012 de este aceite elaborado en San Rafael. Suave y balanceado, este clásico renovado cuesta 47 pesos y tiene buena relación calidad precio.
Miditerra. La empresa nació en Mendoza hacia 2010 con la meta declarada de hacer el mejor aceite del país. Y exactamente dos años más tarde se colaron en el top 50 a nivel mundial, ranking organizado por WBOO, una organización no gubernamental que elije los mejores ejemplares de cada año. Pequeñas producciones de olivas a precios premium, Miditerra Gran virgen extra blend, complejo y elegante, cuesta $150 la botella de medio litro.
Zuccardi Arauco, hace exactamente un año, obtuvo el Primer Premio de la categoría “Frutado Intenso”, en el 14º Concurso Internacional de Aceites de Oliva llamado “L’Orciolo D’Oro 2012”. No es raro. Este oliva es uno de los más premiados a nivel nacional. El aceite es intenso, bien picante y de amargor pronunciado. Algo que no siempre es bien recibido por todos los consumidor pero que es el sello estilístico del varietal. Cuesta 36 pesos la botella de cuarto litro.
Una anécdota para ilustrarlo. La semana pasada estuve cenando en parrilla Don Julio (Guatemala 4691 Palermo). A la hora de las hojas verdes, el mozo se ofreció a condimentar la ensalada y nos preguntó: “¿aceite de oliva intenso o suave?”. Y explicó la diferencia entre un Arauco y un Arbequina. Asombroso, este es un dato de que algo está pasando con el consumidor y con los aceites. Dado que la exigencia de calidad ya no pasa sólo por unos locos entendidos que predican sobre los aromas vegetales y los sabores picantes y amargos que distinguen a un buen aceite. Ahora le llega al consumidor.
Orto índice curioso hay que buscarlo en las mismas mesas de los restaurantes. Es frecuente que se presente la botella con marca y no la alcuza, ya sea para condimentar las ensaladas o como un saborizante a mano listo para ser usado en cualquier cosa. Y si a estas pretensiones le sumamos la de los especialistas, el combo final es una exigencia creciente sobre el productor que ya deja su marca. Tanto, que incluso el principal acopiador de aceites de argentina, Molinos, realizó una cata de sus aceites a comienzos de 2013 para la marca Lira Extra Virgen, hoy elaborada con los más altos estándares. Nada de esto sucedía hace tan sólo cinco años atrás.
Y ahora, además, esa calidad comienza a ser certificada por diversos concursos. En el último año, cuatro que merecen especial atención:
Oliovita Changlot obtuvo el Gran Prestigio Oro en el concurso Terraolivo 2013, que cerró hace dos semanas en Jerusalén. El varietal que ya es insignia de la casa sanjuanina –uno de los principales productores de oliva de Argentina en calidad y volumen-, consigue así estar entre los mejores aceites del mundo al obtener el máximo galardón del concurso. Único en el mercado doméstico elaborado con Changlot –varietal originario de España- es un aceite suave y perfumado, perfecto para ensaladas por su elegancia. ¿El dato? Tiene una impecable relación calidad precio: el medio litro cuesta 47 pesos.
Yancanelo consiguió el premio Prestigio Oro en Olivinus 2012. El galardón fue para su Extra Virgen elaborado por el método Sinolea. El concurso, que tuvo lugar en la ciudad de Mendoza, distinguió a la cosecha 2012 de este aceite elaborado en San Rafael. Suave y balanceado, este clásico renovado cuesta 47 pesos y tiene buena relación calidad precio.
Miditerra. La empresa nació en Mendoza hacia 2010 con la meta declarada de hacer el mejor aceite del país. Y exactamente dos años más tarde se colaron en el top 50 a nivel mundial, ranking organizado por WBOO, una organización no gubernamental que elije los mejores ejemplares de cada año. Pequeñas producciones de olivas a precios premium, Miditerra Gran virgen extra blend, complejo y elegante, cuesta $150 la botella de medio litro.
Zuccardi Arauco, hace exactamente un año, obtuvo el Primer Premio de la categoría “Frutado Intenso”, en el 14º Concurso Internacional de Aceites de Oliva llamado “L’Orciolo D’Oro 2012”. No es raro. Este oliva es uno de los más premiados a nivel nacional. El aceite es intenso, bien picante y de amargor pronunciado. Algo que no siempre es bien recibido por todos los consumidor pero que es el sello estilístico del varietal. Cuesta 36 pesos la botella de cuarto litro.
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