APRENDER 6 claves para descubrir un vino con tan sólo un vistazo

Abrió Pain et Vin: la primera vinoteca-panadería de Palermo desde Bien Jugoso El Blog de Hidalgo

Un lugar al que ir a comer ricos panes y a beber buenos vinos. Sirven sandwiches, café y bocaditos salidos de un gran horno de leña.

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Pan y vino. Así de simple.

Pan, porque en esta vinoteca de Palermo, inaugurada el 15 de julio pasado, la especialidad de la casa son los panes. Pero no cualquier pan. Digamos, ese tipo de pan con masa ligeramente ácida, que leudó abundante a contar de una masa madre criada desde enero y que, sobre todo, salió crocante de un horno de leña construido por los dueños.
Y vino, porque en esta panadería de Palermo, inaugurada el 15 de julio pasado, la especialidad son los vinos. Pero no cualquier vino. Digamos, esas raras perlitas que todo buen bebedor aprecia porque están hechas con cariño, desde hace algunas cosechas, y sobre todo, porque buscan un estilo y un sabor personal.

Pain et vin. Fui a conocer este típico cruce de sabores, que en términos de creatividad, equivale a reinventar la rueda, pero que, precisamente por ello y en esta ciudad, es una genialidad que estaba vacante: ¿a dónde más irías a comprar buenos vinos y buenos panes? La respuesta nació de las emprendedoras ganas de Eleonora Jezzi, sommelier, y el cocinero israelí Ohad Weiner, su pareja.
El local es amplio y bien iluminado. Con unas ventanas que dan a Gorriti y que lo llenan de luz. Paredes blancas, mesas blancas, piso casi blanco. En ese marco, los panes –de un kilo, color trigo y miel- contrastan y se destacan. Y los vinos, ni hablar, sólo que están en una estantería justo frente a una larga mesa de madera preparada para hacer catas.
¿Qué probé?
Probé un pan de campo de un kilo ($24) y cumple bien en una miga esponjosa, ligeramente ácida, y una cáscara crocante. Lo mismo pasa con el pan de nueces ($35), que trae abundantes nueces troceadas y cuya masa es un poco más pesada y naturalmente oscura.
Pedí un sándwich de jamón y rúcula ($27), con abundante oliva, y vino de la cocina con unas fetas de queso agregadas. No me quejé. El fiambre es bueno y la verdura fresca. Y me ayudé de una copa de Patritti Malbec-Cabernet 2011 que sirven por copa y de una barrica a 26 pesos.
El horno merece mención aparte. Construido a pulmón y siguiendo los planos de un constructor con 50 años en el ruedo, se alimenta a leña –por eso verás cuatro toneladas de troncos apiladas por el local-, por lo que las cocciones se hacen en batch. Se caldea desde el mediodía y se cocina toda la tarde y noche. Como está recién construido –y Ohad está en plena familiarización- aún hay ligeras diferencias entre los panes según el batch de cocción. Nada que no se pueda solucionar en el corto plazo.
En cuanto al café, se hicieron asesorar por baristas y sirven un blend propio que muelen en el local: un 60% de café brasileño y el 40% restante de Nicaragua. El resultado es un esperesso ($13) fragante, de amargor medio y de baja acidez.
Y si bien en breve sumarán el brunch para los fines de semana, por ahora el lugar es un lindo rincón para pasar en la semana, comprar unos panes y llevarse un buen vino bajo el brazo. Eso, cuando no quieras almorzar: por 50 pesos tenés sándwich o ensaladas y una copa de vino. No está mal. Nada mal.
De martes a domingo, de 9 a 21 horas.
Gorriti 5132, Palermo Soho / 48325654

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